Pacífico le apuesta a los créditos productivos
Mónica Mendoza Saltos Editora General
Mónica Mendoza Saltos Editora General
Iván Andrade Apunte, presidente del Banco del Pacífico, comparte los avances de su gestión, los retos del sistema financiero ecuatoriano y la visión estratégica de la entidad: consolidar su eficiencia, ampliar el financiamiento al sector productivo y fortalecer la credibilidad institucional. Los indicadores muestran una transformación profunda basada en disciplina, inclusión y resultados, que venía mostrando el banco luego de una profunda reestructuración.
El Pacífico busca aumentar la colocación de créditos productivos y alcanzar la meta de un 12 % sobre activos en tres años. Hasta septiembre de 2025 tiene una utilidad neta de US$ 145 millones, y proyecta cerrar 2025 con $185 millones; tiene una morosidad controlada y una cobertura de cartera que supera el 240%.
Además, Andrade considera que las tasas de interés deben liberarse. "Las tasas de interés deberían ser liberadas en función de la calidad del riesgo, no del tipo de segmento. El principal enemigo de la bancarización es el chulco. Si una persona está pagando intereses exorbitantes, hay que permitirle entrar al sistema formal, pero también hay que balancear los diferentes segmentos de riesgos".
En octubre, el Pacífico relanzó su servicio de red de corresponsales no bancarios con el nuevo Mi Banco. Es una evolución de Tu Banco Aquí que, a octubre de 2025, alcanzó un total de 9.616 puntos de atención distribuidos, en tiendas de barrio, mercados, peluquerías, panaderías, ferreterías, farmacias, cybers. La red realiza 9.500 transacciones diarias.
¿Cómo están los indicadores en estos primeros seis meses de su gestión?
Si comparamos con años anteriores, la morosidad en 2022 era del 3,41%. En 2024 cerramos con 2,55%, y a septiembre de 2025 estamos en 2,82%, este es un índice importante desde el punto de vista de la efectividad del origen del crédito y cobranza. La cobertura de cartera (provisiones sobre cartera morosa) pasó de 187% en 2022 a 243% en 2025. En cuanto a utilidad neta: en 2021 el banco cerró con US $5 millones de utilidad, en 2022 alcanzamos US $108 millones, en 2024 fueron US $158 millones de utilidad neta, y a septiembre de 2025 ya vamos con US $145 millones. Nuestra proyección es cerrar con al menos US $185 millones de utilidad neta, después de pagar impuesto a la renta, no estamos exentos de este pago.
¿Qué factores explican estos resultados?
La eficiencia operativa. El gasto sobre activos bajó de 3,32% a 2,81%, a septiembre 2025, gastamos menos. Y en eficiencia, el gasto operativo sobre margen bruto pasó de 54% a 44%. La organización está enfocada en incluir el financiamiento al sector productivo, lo que implica un mayor uso de los recursos de los clientes para prestar a ese sector. Esto también incrementa el monto de la cartera. Si está bien manejado, la utilidad mejora.
Sobre el crédito de consumo, ¿cómo está el banco frente al sobreendeudamiento ecuatoriano?
Nuestra cartera más importante en porcentaje es la de consumo, que representa aproximadamente el 60% del total de préstamos. A pesar de eso, nuestro índice de morosidad ha seguido bajando. Eso indica que hemos tenido un buen desempeño en el cuidado de la salud de esa cartera. Cuando se habla de sobreendeudamiento, hay que considerar los sectores y segmentos de la población. Hay instituciones legales como bancos y cooperativas, pero también hay personas que acceden al crédito informal, al chulco.
¿Cómo se cambia eso?
Es importante que se promueva una práctica financiera más inclusiva, legal, bancaria y cooperativa. Hay mucho por mejorar. La nueva Junta de Política y Regulación Financiera y Monetaria tiene áreas en las que trabajar.
¿Cómo afecta eso al sobreendeudamiento?
Cuando se habla de sobreendeudamiento, hay que ver dónde se debe. Tal vez en casas comerciales por alguna compra, pero el verdadero agobio lo sufre la población no bancarizada, que paga intereses exorbitantes: 10% por día, 5% por día. Es una barbaridad. Y por eso está expuesta la gente.
¿Cómo está distribuido el portafolio de créditos del banco?
Del total de nuestra cartera, de US$ 5.700 millones por vencer, tenemos US$ 3.300 millones cartera de consumo; aproximadamente US$ 1.700 millones en financiamiento al sector productivo; US$ 450 millones en crédito para vivienda, y una diferencia restante en lo que fue crédito educativo. La cartera de consumo se ha mantenido al nivel que teníamos en marzo.
¿Cómo está el crédito en el sector productivo frente al sistema financiero?
Somos el segundo banco más grande en activos, muy rentables y eficientes. Pero en financiamiento al sector productivo estamos en el quinto o sexto lugar. Nos falta recuperar la posición. Si se piensa en el total de la cartera del sistema bancario, US$ 46.000 millones, en cifras cerradas, se clasifica en US$ 20.000 millones en consumo, US$ 22.000 millones en comercial y US$ 3,500 millones en microempresa. Esos son números totales del sistema. Si sumamos comercial y productivo, da US$ 26.000 millones. Nosotros tenemos US$ 1.600 millones, lo que representa menos del 12% de participación. En activos, el sistema tiene US$ 73.000 millones, y nosotros cerramos septiembre con US$ 9.300 millones, es decir, el 12% de los activos. Pero en cartera productiva estamos por debajo de ese porcentaje.
¿Cuál es la participación actual del banco en ese segmento?
En el sector productivo tenemos aproximadamente el 9%, siendo generosos. Nuestra meta es llegar al menos al 12% del total de activos en unos tres años. Para lograrlo, necesitamos incrementar nuestra cartera en unos US$ 560 millones por año. Cada punto porcentual representa ese monto, considerando el total de cartera.
¿Cómo se consiguen esos recursos?
El país necesita credibilidad para atraer financiamiento internacional. A partir de las acciones del presidente Daniel Noboa, en mayo de 2024 se cerró un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que trajo no solo créditos de ese organismo, sino también del Banco Mundial, BID y CAF. Eso fue un primer impacto positivo para el sistema bancario. Sin credibilidad, no entra ni un centavo. Y el crédito externo se encarece. Pero si se toma una decisión y se mantiene, eso genera confianza. Bajo ese paraguas, el sistema bancario debe lograr que entren más recursos, especialmente de bancos internacionales y multilaterales, para financiar al sector productivo a largo plazo.
¿El banco también gestiona directamente estos créditos internacionales?
Sí. Desde el inicio nos trazamos el objetivo de establecer alianzas estratégicas internacionales. Estamos trabajando en una facilidad que esperamos anunciar entre finales de diciembre y la primera quincena de enero.
¿Cuál es el abanico para el crédito productivo?
Lo dividimos en tres segmentos:
Las pymes son las que más empleo generan y están presentes en todo el país. Entre marzo y septiembre llegamos a 1.630 pymes, con US$ 132 millones colocados. En el segmento corporativo, en ese mismo periodo colocamos US$ 549 millones, distribuidos entre unas 100 a 120 empresas. Los montos son mayores, pero el número de beneficiarios es menor.

¿Cómo se aplicó el programa Levántate?
El objetivo era entregar US$ 40 millones en el año. Ya lo cumplimos: llegamos a 680 unidades de negocio pequeñas. Y vamos a agregar US$ 10 millones más hasta diciembre. Lo hicimos porque había una necesidad urgente: las inundaciones. Tenemos 2,7 millones de clientes, de los cuales 1,5 millones son de crédito. En esa base encontramos quienes necesitaban apoyo. Además, el programa se apalancó con garantías parciales del Gobierno, que cubren hasta el 75% del riesgo. No se trata de dar crédito a cualquiera, sino de administrar el riesgo con respaldo. En este caso, las garantías vinieron a través de la Corporación Financiera Nacional (CFN).
¿Qué pasa con quienes no tienen garantías?
Muchos no acceden al crédito porque no tienen qué poner como garantía. Pero si uno conoce al cliente, sabe que es trabajador, que tenía una cafetería con tres empleados y tuvo que cerrar, entonces se le puede decir: "Abra de nuevo, siga trabajando, le damos el soporte con una garantía parcial.
Los sectores productivos y emprendedores señalan que las tasas de interés son un obstáculo para los créditos bancarios, ¿las tasas deben ser liberadas?
Las tasas de interés deberían ser liberadas, porque deberían estar en función de la calidad del riesgo, no del tipo de segmento. El principal enemigo de la bancarización es el chulco. Si una persona está pagando intereses exorbitantes, hay que permitirle entrar al sistema formal, pero también hay que balancear los diferentes segmentos de riesgos. Con programas de soporte como las garantías, se puede ofrecer una tasa más baja. En Levántate, por ejemplo, colocamos créditos al 7,5% para pymes. El sector pyme suele pagar del 15 % al 16 %, pero nosotros fuimos los primeros en entrar al programa con esa tasa. Otros bancos también lo hicieron con esas garantías, aunque no lo dicen abiertamente.
¿Esto es común en otros países?
Sí. En toda la región, y también en Alemania o Estados Unidos, existen programas de garantías. Si la calidad de riesgo mejora gracias a una garantía, se puede cobrar menos tasa de interés. No porque nos obliguen, sino porque es la forma correcta de manejar riesgo y crédito. También sacamos un crédito hipotecario al 6,5%, a 25 años, y tres meses de gracia, para quienes tienen un score crediticio mayor a 900 puntos. También tenemos otro hipotecario con tasa del 7,5%, en el que ya hemos desembolsado US$ 41 millones a 410 personas.
¿Hay un programa para afectados por el paro?
Lo vamos a lanzar para las provincias que están afectadas, un programa en el cual demos unos tres meses de gracia y que no se afecte su récord crediticio. En el caso de pymes, vamos a sacar lo más pronto posible un programa que tenga soporte de garantía crediticia, no al mismo nivel del 75 %.
¿Cuántos programas del Gobierno maneja el Banco del Pacífico?
Ninguno. El programa Levántate es del banco, no del Gobierno. Lo que hicimos fue utilizar el respaldo del Fondo Nacional de Garantías, que ya existía y daba garantías a otros bancos, aunque no se decía públicamente. Cuando lanzamos Levántate, otros dos bancos también accedieron a ese respaldo. Hay bancos con líneas de garantía de US$ 60 millones o US$ 80 millones. Lo sé porque estuve en la CFN, ya existía, pero el Pacífico no había entrado. En el programa Miti - Miti se logra dar un crédito con una tasa de 4,87 % al 4,99 % porque el Gobierno está participando a través de su programa de financiamiento de vivienda que cubre 5 % adicional. Pero no es del Banco del Pacífico, hay dos bancos que han trabajado en el programa.
¿El programa Levántate no es del Gobierno?
El programa Levántate es nuestro y lo promocionamos. En la primera fase cumplimos la meta y lo volvimos a sacar para que la gente conozca, creo que hay que rendir cuentas. Tenemos 2,7 millones de depositantes. No manejamos dinero estatal, es privado. Aunque el dueño es la CFN, que es un ente público, el banco opera como privado. La plata es de los depositantes.
¿Pero las utilidades sí van a la CFN o qué hace?
No siempre. Este año repartimos US$ 50 millones en dividendos de los US$ 158 millones de utilidad. El resto lo mantuvimos en el banco para fortalecerlo. En los estados financieros de la CFN aparece como "inversiones en subsidiarias", y si hay utilidades, ese valor sube. Ese es el impacto para la CFN.
¿Se ha pensado en vender el banco, en el gobierno del presidente Lasso se hizo un proceso?
De hecho, era uno de los objetivos. En esa época, yo estaba en la CFN y se hizo un proceso muy ordenado de venta a nivel mundial. Pero terminó con elementos clave. Primero, hay una prohibición constitucional: si un grupo económico quiere comprar un banco, no puede hacerlo. Solo puede ser banco.
¿Hay prohibiciones?
Dos bancos internacionales muy concretos mostraron interés, hicieron un trabajo de debida diligencia, revisaron el banco, consultaron con bufetes de abogados de prestigio en Guayaquil y Quito. Pero concluyeron que no podían avanzar porque tenían otros negocios en Ecuador. Y en el mundo no existe un banco que sea únicamente banco: todos están en seguros, inversiones, etc. Los bancos que sí estuvieron interesados, al menos dos, llegaron a la conclusión y dijeron: "Mire, nosotros tenemos otros negocios en el Ecuador. No vamos a poder".
¿No eran solo bancos?
No eran solo banco. Entonces, si uno quiere hacer eso, hay que cambiar. Pero no es solamente para el Banco del Pacífico, los bancos a nivel mundial necesitan tener acceso al mercado de capitales, para capitalizarse en tanto y en cuanto sean los requerimientos por diferentes circunstancias, y lo hemos visto desde la crisis del 2008 a nivel mundial. Se hace a los bancos en Europa, en Estados Unidos los stress test que define, si dios no quiera, pero hay la tormenta perfecta, tiene que aumentar su capital. Pero el sistema empresarial también necesita acceder al mercado de capitales a nivel internacional
¿Se debería reformar la Constitución para vender el banco?
No lo sé, y no es una decisión que me corresponda. Pero desde la perspectiva de la fortaleza del sistema bancario, no se trata solo del Banco del Pacífico, es que los bancos puedan invertir, que haya más capital y conocimiento, le hace bien al país.
¿Hay reformas al Código Monetario que excluyen al banco de auditorías de la Contraloría?
En la práctica eso es lo que dice la reforma, no es la única. El Banco del Pacifico cuando le hicieron sujeto de esto y, está en los antecedentes, es porque la Contraloría había dejado de tener ingresos por diversas razones, "pónganle a que el Pacífico pague". ¿Sabe cuánto? US$ 7 millones al año.
¿Por cada auditoría?
No, por tener a la Contraloría encima. Esa es plata de los depositantes. Además, está sujeta a las auditorías propias de un banco privado: auditorías internas, externas y a la supervisión de la Superintendencia de Bancos, como cualquier otro banco. También tenemos calificación de riesgo externa.
¿Qué pasa con la deuda de Emelec con el banco?
No hay acuerdo. La deuda, entre capital e intereses, asciende US$ 10 millones. Es un tema delicado, porque como todo cliente que tenga una deuda que se complica para pagar, la resolución como tal parte de que el deudor quiere pagar. Y que, además, demuestre de dónde van a salir los recursos para pagar. Si es que eso no existe, ¿de qué se habla? no es solamente poner en papel, suena bonito porque el papel aguanta todo. Pero en la práctica uno esté consciente de que no va a existir. Entonces, cualquier deudor que quiere salir adelante y uno se sienta y dice: "Mire, usted, ¿cuánto va a pagar? ¿De dónde va a pagar?" Y que sea realista.
¿Qué pasó con la orden de embargo?
Los procesos legales tienen su devenir, no somos los únicos acreedores del club. Creo que la manera como se lo hizo también fue muy particular, porque nosotros tenemos la hipoteca de la cancha. ¿Qué hace con la cancha? Poner un cerramiento y decir "aquí no se puede jugar". (I)