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Cuatro trucos para gestionar deudas sin desesperación y con inteligencia

Michael Cannivet

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Algunas deudas son realmente buenas, útiles y vale la pena tenerlas en la hoja de balance. Solo depende de qué tipo de deuda sea y cómo la estés usando.

21 Octubre de 2022 14.26

La narrativa de la deuda es rotundamente negativa. Casi toda la literatura sobre planificación financiera insta a los lectores a deshacerse de ella. Incluso la sola palabra... “deuda”... genera una especie de revoltijo estomacal, ¿no es así?

Pero no debería ser así, porque la deuda no es universalmente mala. De hecho, algunas deudas son realmente buenas, útiles y vale la pena tenerlas en la hoja de balance. Solo depende de qué tipo de deuda sea y cómo la estés usando.

Una de las mejores descripciones que he visto sobre la deuda es que es un arma de doble filo. Pedí prestado sabiamente y pagá estratégicamente, y podés usar la deuda para generar retornos positivos y flujo de efectivo. Pedí demasiado prestado, imprudentemente, y podés meterte en graves problemas financieros con un largo camino hacia la recuperación.

A continuación, cuatro trucos para mantener tu deuda en el lado inteligente y estratégico de las cosas.

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Es importante aprender a gestionar la deuda para que no afecte a nuestras finanzas personales.

1. Diferenciar entre "deuda buena" y "deuda mala"

Una buena deuda pone dinero en tu bolsillo. Las deudas incobrables sacan dinero de tu bolsillo. La deuda es racional cuando cuesta menos que el rendimiento generado con los fondos prestados. Un buen primer paso es mirar todos los saldos de tus deudas y etiquetarlos como buenos o malos.

Un atajo en este proceso es identificar tu deuda a plazos frente a tu deuda renovable. La deuda a plazos es el tipo de deuda que paga durante un período de tiempo determinado, como un préstamo estudiantil o una hipoteca. La deuda renovable a menudo no tiene una fecha de finalización: el saldo de una tarjeta de crédito, por ejemplo, técnicamente puede continuar (y pagar intereses) a perpetuidad. Consejo: la deuda renovable casi siempre debe ir directamente a la columna de las malas.

Otra forma de determinar si tu deuda es buena o mala es hacerte esta pregunta: si me ofrecieran la tasa de interés de esta deuda como un rendimiento de inversión garantizado, ¿la encontraría lo suficientemente atractiva como para renunciar a otras oportunidades?

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Controlar las deudas detalladamente es esencial.

2. Hacer una lista de tus deudas incobrables y clasificarlas

Los préstamos con intereses altos y las deudas de las tarjetas de crédito casi siempre son malos. Lo mismo ocurre con los préstamos para automóviles, en los que pagás intereses sobre un activo que se deprecia.

Si tenés que cargar con préstamos para automóviles, deudas de tarjetas de crédito y otros tipos de deudas con intereses altos, clasificalos por su tasa de interés respectiva, no por su saldo total.

3. Crear un plan y ser agresivo con el pago de la deuda de alto interés primero

Una vez que hayas clasificado tu deuda, creá un plan de juego reglamentado sobre cómo vas a llevar la peor deuda a un saldo de cero, antes de comenzar a abordar todo lo demás.

No tiene sentido repartir tus pagos por igual entre todas tus cuentas de deuda. Realizá los pagos mínimos de tu deuda “menos incobrable” para que puedas destinar los máximos recursos a pagar rápidamente la peor deuda.

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Hay varios trucos para dominar las deudas con éxito.

Repetí este ejercicio tantas veces como sea necesario hasta que te deshagas de todas tus deudas incobrables.

4. Creer que tu buena deuda es realmente buena

Tengo una cliente jubilado que recientemente quería comprar una casa nueva y se le presentaron dos opciones para hacerlo:

  • A: sacar un préstamo puente o una hipoteca para comprar la nueva casa, sabiendo que su antigua casa, una vez vendida, generaría suficientes ingresos para pagar el nuevo préstamo en su totalidad.
  • B: vender inversiones para pagar la nueva casa. Luego, una vez que vendió su antigua casa, volver a colocar las ganancias en su cartera de inversiones.
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Controlar la deuda permitirá proteger el capital a largo plazo.

Ella eligió tomar la opción A porque la economía era mejor. El préstamo le permitió reducir los costos de transacción, los impuestos y el costo de oportunidad de estar fuera del mercado. Y dado que la tasa de interés era baja, estos beneficios combinados dieron como resultado que le quedara más dinero en el bolsillo.

No permitas que el estigma de asumir nuevas deudas más adelante en la vida te impida tomar la mejor decisión para tu balance final.

El punto es: para administrar la deuda sabiamente, tenés que ejecutar continuamente los números según correspondan a tu situación y mantenerte dinámico en tu enfoque. Lo que antes era una buena deuda puede volverse mala, y viceversa.

*Nota publicada en Forbes US

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