Forbes Ecuador
Juan Ignacio Serrano
Negocios
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Juan Ignacio Serrano vive en Canadá desde hace siete años. Allá trabaja para una empresa de tecnología y es responsable de abrir mercado en todo el continente; además creó la marca Qara Leather Ecuador, con la que está rescatando el oficio de tratar el cuero. Del canal online, el próximo paso es tener puntos de venta en EE.UU. y Canadá en los próximos seis meses.

03 Abril de 2023 13.41

Juan Ignacio Serrano es un ecuatoriano inquieto que se abre camino en Canadá, sin olvidar sus raíces. Las ventas y el emprendimiento se mezclan en el ADN de este quiteño que migró al país de la miel de maple y el hockey, que trabaja en la firma tecnológica Fatigue Science y que fundó Qara Leather Ecuador, con la que rescata el oficio de la talabartería.

Este joven se mudó a Canadá en 2016. En Ecuador estudiaba en una universidad privada, “pero la verdad es que no me pude adaptar a su sistema”, recuerda. Empezó a buscar opciones en EE.UU. y se topó con que la educación universitaria era muy costosa. Entonces miró un poco más arriba en el mapa y apuntó a Canadá por sus programas migratorios. Pudo estudiar en Thompsons River Univeristy, en la provincia de la Columbia Británica, donde se graduó en Marketing y Comunicación. Una vez graduado se trasladó a Toronto. En esta fría ciudad empezó a trabajar en una empresa de tecnología, entre agosto de 2019 y julio de 2020. Mientras ganaba experiencia en el mundo de las ventas, Serrano iba desarrollando una idea que tuvo en 2014, cuando en un viaje académico se aficionó de una mochila de cuero en Nueva York, que no pudo pagar porque costaba US$ 1.000, pero que despertó su lado emprendedor.

Serrano cuenta que tras el viaje a la Gran Manzana decidió diseñar maletas de cuero por su cuenta y las ofreció a amigos en Estados Unidos y Europa. “A ellos les vendí en una cifra determinada y ellos las vendieron todas por más. Fue un ”sold out”. Era una buena señal.

Para 2015, Qara Leather Ecuador ya tenía una página web y redes sociales. Fue por esos canales que recibió un pedido de 300 bolsos desde California. Serrano supo que ese emprendimiento podía evolucionar. Los primeros diseños los trabajó con un talabartero del valle de Los Chillos, en Quito, pero luego se quedó con un taller de Conocoto, al este de la Capital, con el que trabaja hasta la fecha.

Pero el enfoque profesional de este ecuatoriano estaba en Canadá y se mudó a Vancouver, “ciudad a la que amo por sus montañas y por ser las más 'cálida' en comparación con otras”. Allí empezó a buscar trabajo y fue contratado en la firma de tecnología Letus, antes llamada RetMoola; eso reactivó su gusto por las ventas. La experiencia fue útil para su siguiente trabajo en Fatigue Science, otra empresa 'tech' que desarrolló un software que predice la fatiga en operadores de las industrias de la minería y el transporte. “Podemos predecir hasta 18 horas antes qué tan cansada puede estar una persona en esos cargos”. En Fatigue Science, Serrano trabaja como desarrollador de negocios en la empresa para Norteamérica, Centroamérica y Latinoamérica. “Manejo las ventas desde Canadá hasta Argentina”.

Serrano hace una pausa en la entrevista y habla de su vida en el país norteamericano. “Tengo amigos ecuatorianos y latinos, con los que nos vemos con frecuencia y hacemos snowboard. Me gusta la vida en este país, ya tengo la residencia canadiense y en un año puedo aplicar a la ciudadanía. No es para todos, es difícil asentarse, es caro, frío y la vida pueda ser solitaria en ocasiones. Ser un migrante  me ayudó a crecer como persona, lo he hecho en lo profesional, en lo personal, en lo emocional”. 

Esa experiencia de vida le animó a mantener Qara Leather Ecuador. Hoy este emprendimiento tiene 14 productos como delantales, carteras, porta laptops, porta pasaportes, pads de oficina, chimbuzos, etc. “Durante la pandemia el más pedido fue el pad para laptops  y hoy en día son la billetera y el neceser. Hoy Qara es una fuente de ingresos y le pongo mucho cariño. Estamos rescatando la talabartería y la idea es que prosperen los artesanos”. Este emprendimiento tuvo ingresos por US$ 60.000 el año pasado. Serrano explica  que el artesano fija un precio y aporta con sus conocimientos en este oficio;  él se asegura de cubrir los costos que sean necesarios. “Además los artesanos hacen sus propios diseños, aunque no usan mis moldes, ni la misma materia prima”. ¿Es un buen negocio? Ríe y responde: “me pagué mi master en dirección comercial y me hice un tratamiento dental”.

Ahora la meta de Serrano es llevar estos productos a EE.UU., en los próximos seis meses, y a Canadá tal vez en 2024. Para esto cuenta con una agencia que está desarrollando un modelo para abaratar los costos de los envíos. “Pensamos tener stock en algún punto de EE.UU., tal vez en Texas, para desde allí enviar al resto del país”. (I)

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