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El negocio detrás de las sonrisas más famosas del país

Daniela García Noblecilla Editora digital

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Detrás de las sonrisas de figuras como Moisés Caicedo, William Pacho y Piero Hincapié, está Diego Carrera, CEO de Gredy Dental Center. Esta clínica cuenta hoy con cinco locales y tiene una historia de herencia que nació del consultorio tradicional de su padre.

Diego Carrera tiene 36 años y una historia que nos dice lo que significa creer en la familia. Estudió Derecho en la Universidad de las Américas y trabajó en la unción Judicial, donde empezó como asistente en la Unidad Judicial Primera de Trabajo. Sin embargo, su verdadera vocación siempre estuvo en otro lugar: en los negocios.

Desde niño descubrió que tenía un instinto comercial que lo diferenciaba. En el colegio, mientras sus compañeros pensaban en deportes o exámenes, él encontraba oportunidades en los detalles más simples, como organizar ventas de uniformes en las mañanas deportivas. Una chispa que transformó sus proyectos con el paso del tiempo. Será que se transformó en uno de sus proyectos.

En su camino hubo aciertos, tropiezos y aprendizajes. "Hay negocios que funcionan y otros que no, pero lo importante es ser perseverante", dice. Desde muy joven se atrevió a probar distintos caminos. Compró y vendió vehículos, trabajó como cajero temporal en un supermercado durante navidad y emprendió en varios proyectos que le enseñaron el valor del esfuerzo. Desde que salió del colegio, su vida gira en torno a una misma idea: trabajar, buscar oportunidades y mantenerse cerca del mundo del comercio.

Hace una década decidió dejar la Función Judicial y construir algo propio. "Realmente me di cuenta que no era lo mío (...) Necesito ponerme un negocio para mí", se dijo. Entonces miró hacia su entorno más cercano y encontró inspiración en su padre, odontólogo con más de tres décadas de experiencia en el Valle de los Chillos. Creció entre el sonido de las piezas dentales y las historias de pacientes que viajaban desde Quito para atenderse con "las manos mágicas" de su progenitor. Aquellos años entre el colegio y las tardes en el consultorio le dieron el impulso para emprender en el mundo de la salud.

Diego siempre admiró el compromiso y la serenidad con la que su padre trabajaba en su consultorio. A pesar de tener una reputación que atraía pacientes desde Quito, su padre nunca quiso mudarse a la capital. "Aquí estoy tranquilo, aquí tengo mis pacientes", solía decirle.  Pero, él comenzó a imaginar cómo escalar ese legado. Pensó: "Si la gente viaja hasta el Valle de los Chillos para atenderse con mi papá, ¿por qué no abrir una clínica en Quito con su nombre?" Fue así como Gredy Dental Center llegó a Quito.

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Este empresario decidió seguir su intuición y se lanzó solo. Hace diez años abrió su primer consultorio en la Torre Médica del Hospital de la Clínica Pichincha. El nombre Gredy es un homenaje familiar. Ese nombre, que representaba unión familiar, se convertiría en una marca.

Con experiencia en medios y publicidad, este emprendedor aprovechó su red de contactos para promocionar el nuevo consultorio. Invitó a empresarios, conocidos y amigos a conocerlo y mostró los tratamientos y experiencias de los pacientes en redes sociales. En un tiempo en que pocos usaban estas plataformas para impulsar servicios médicos, él fue un pionero, dice. Con una inversión inicial de US$ 15.000 —dinero de la venta de su auto— empezó con una odontóloga general y él mismo asumió todos los demás roles: administrador, recepcionista e incluso asistente dental.

El crecimiento de la firma fue casi inmediato. "Gracias a Dios, la gente empezó a venir cada vez más". En seis meses, el pequeño consultorio en la Torre Médica del Hospital de Clínicas Pichincha se quedó corto. La demanda crecía, y con ella, la necesidad de un espacio más grande y mejor ubicado. Así llegó al sector de las Naciones Unidas, al Edificio Metropolitan, donde encontró el espacio ideal en un centro corporativo que acababa de inaugurarse. "Apenas lo vimos, dijimos: este es el lugar". 

Mientras el negocio crecía, su padre seguía dudando. "Tú estudiaste otra cosa, no sabes de odontología", le repetía. Pero Diego entendía más de ese mundo de lo que su padre imaginaba. "A mí no me mata ser odontólogo —dice—, lo que me apasiona es el mundo de la odontología, cómo ha evolucionado, cómo ahora es digital, cómo podemos innovar". Su enfoque siempre estuvo en la gestión, la estrategia y la expansión. Con el tiempo, su padre  empezó a reconocer el potencial del proyecto y a ver los frutos de aquel riesgo que, al inicio, parecía una locura.

Fue entonces cuando decidieron dar el siguiente paso, formalizaron la empresa y lo invitaron a ser su socio. "Pensé: ¿quién mejor que él?". Cerraron el consultorio original y abrieron una clínica más grande en San Rafael, cerca del San Luis Shopping. Desde entonces, Gredy Dental comenzó a operar con dos sedes. "Él ahora es el director clínico. Se encarga de supervisar que en todas las áreas de la clínica se cumplan los procesos, que los tratamientos sean exitosos y que se mantengan los estándares de calidad. Siempre recorre las diferentes sedes. Mi papá ya tiene 67 años". 

El éxito no se detuvo. Dos años de operación después decidieron abrir una nueva sede en Cumbayá (hace ocho años). Aquella clínica representó una inversión de US$ 100.000. Cada expansión implicaba más riesgo, pero también más confianza. El negocio crecía. Fue entonces cuando miraron hacia Guayaquil. Eligió Los Arcos Plaza, en pleno Samborondón, para abrir una clínica moderna y ambiciosa. 

Pero tres meses después de su inauguración, llegó la pandemia. "Teníamos dos opciones: cerrar o reinventarnos", cuenta Carrera. En lugar de detenerse, lanzaron promociones digitales y adaptaron los servicios a la nueva realidad. Implementaron videoconsultas, planificaron tratamientos de forma virtual y reactivaron la atención médica bajo estrictas normas de bioseguridad.. "La pandemia, lejos de ser una amenaza, se convirtió en una oportunidad", dice. El impulso continuó y, poco después, vino Manta. Hoy tienen cinco sedes en el país. Entre todas, Gredy Dental Center, en 2024, facturó US$ 2,1 millones, según la Superintendencia de Compañías. 

Carrera define a la empresa como una clínica odontológica 360 grados. Son conocidos por la estética dental y el diseño de sonrisa digital que cuestan alrededor de US$ 4.000. Los servicios van desde limpiezas dentales básicas, que rondan los US$ 40, hasta tratamientos como las prótesis totales fijas tipo all-on-four, que pueden superar los US$ 10.000. 

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Hace cuatro años, implementaron su propio laboratorio dental para uso interno, un paso que marcó el inicio de una nueva etapa para su crecimiento. Sin embargo, fue a inicios de 2024 cuando decidieron reinventarlo por completo y realizaron una reinversión de aproximadamente US$ 250.000. Equipado con tecnología de última generación proveniente de Alemania y Japón, explica Carrera, el laboratorio cuenta con fresadoras y escáneres de alta precisión que permiten fabricar carillas y coronas con un acabado "impecable". 

Actualmente, toda su producción está destinada a abastecer las propias clínicas del grupo. "El objetivo de esta reinversión —explica Diego— fue ofrecer un producto propio, de mejor calidad y que brinde mayor confort al paciente."

Con el paso del tiempo, Gredy Dental Center se convirtió en la clínica de los futbolistas y figuras públicas del país. Entre sus pacientes están Antonio Valencia, Moisés Caicedo, Piero Hincapié, Kendry Páez, William Pacho, Ángel López, Jhegson Méndez, Alan Franco, Beto Alfaro Moreno, Javier Burrai, Alexander Domínguez, Alexander Alvarado, Pastrán y Alex Arce. Carrera asegura que entre el 70 % y el 75 % de los seleccionados ecuatorianos son sus clientes. 

Este Under 40 concluyó esta entrevista con un mensaje cargado de gratitud hacia sus padres y su familia, a quienes reconoce como la base de todo lo que alcanzaron. Asegura que su confianza y apoyo incondicional le dieron la fuerza para construir lo que hoy es la Clínica. "Nunca dudaron, siempre estuvieron ahí. Ellos, así como toda mi familia, incluido mis sobrinos, son mi motor". (I)

 

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