Las finanzas de FEMSA Salud Ecuador con el toque de Diana Álvarez
El recorrido de Diana Álvarez, CFO de Femsa Salud Ecuador, es una historia de visión disciplina y resultados. Lo que empezó como una curiosidad por entender cómo funcionan las empresas se transformó en una carrera que hoy sostiene una operación de US$ 550 millones en ventas anuales.

Cuando Diana Álvarez cursaba quinto curso, decidió estudiar contabilidad los fines de semana, porque quería entender cómo funcionan las empresas. Años después, esa curiosidad se transformó en la brújula que la guió hasta la dirección financiera de una de las corporaciones más grandes del país. A sus 43 años es la CFO de Femsa Salud Ecuador, un grupo con más de 1.000 farmacias, 4.000 colaboradores y una facturación anual proyectada de US$ 550 millones en 2025.

Álvarez creció en el sur de Quito, en la ciudadela Atahualpa. Estudió en el colegio La Providencia y luego Administración de Empresas en la Universidad Central. Desde temprano mostró una inclinación por la organización y la gestión. Fue tercera abanderada en el colegio y participó en voluntariados para niños. "Muchos niños no eran huérfanos, sino que sus padres estaban presos. Aprendí a valorar el núcleo familiar y a trabajar con empatía". Experiencias como esta marcaron su forma de liderar años después.

Su primer empleo fue en Envirolent, una consultora ambiental donde manejaba la contabilidad a tiempo parcial. En 2009, ingresó como trainee de auditoría en PwC. En esta firma verificó empresas como Banco Rumiñahui, Tanasa e Itabsa, y llegó a ocupar el cargo de auditor senior. Las jornadas podían extenderse hasta las tres o cuatro de la madrugada.  Trabajar hasta 16 horas diarias la llevaron a un punto de quiebre. "Era un ritmo intenso, estaba recién casada y tomé la decisión de priorizar a mi familia".

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Poco tiempo después entró a Yanbal al área de auditoría interna. Ocho meses después Fybeca la buscó para crear y dirigir esa misma área en el grupo. Recuerda que participó en la compra de dos cadenas de farmacias en Guayaquil. "La transacción fue de US$ 13 millones e implicó un proceso de due diligence, es decir una evaluación exhaustiva para asegurarnos que todo estaba en orden".

También impulsó la creación del departamento de riesgos empresariales con el objetivo de que cada área tenga un responsable y un plan de acción. Hace memoria y comenta que los cambios normativos de esos años (2015) ampliaron su campo de trabajo hacia la parte legal. "Todos teníamos que hablar el mismo idioma. Mi rol era traducir el lenguaje financiero para los abogados y el jurídico para los financieros. Aprendí muchísimo, porque en mi radar no existe la palaba 'no puedo'".  En ese entonces la compañía atravesó un desajuste interno y crisis de liquidez por un cambio global de funcionamiento. "Para sostener la operación gestionamos un crédito de US$ 30 millones. Este desbalance ocasionó su venta".

En 2017, Álvarez formó parte del equipo que acompañó la venta de Fybeca a FEMSA, un grupo mexicano con presencia regional. Era subgerente de auditoría y su responsabilidad fue explicar el funcionamiento financiero de la compañía durante el proceso de negociación. Su talento para conectar lo técnico con lo jurídico se hizo visible en el proceso. "Las conversaciones tomaron dos años. Nuestro objetivo fue obtener un precio justo para un negocio que entonces tenía 5.000 colaboradores, 90 Fybecas, más de 400 Sana Sanas y una facturación de US$ 400 millones". 

Fue gerente de contraloría y en 2021 se integró al equipo de finanzas y en enero de este año asumió como CFO de FEMSA Salud Ecuador. "Mi responsabilidad es asegurar tres cosas: liquidez para la operación diaria, rentabilidad y capital para inversión. Si falla uno de esos elementos, el negocio se detiene". 

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Le preguntamos ¿Qué es lo más difícil que ha enfrentado? "La desvinculación de personal, porque cada salida implica una historia. Emocionalmente es muy duro, no se trata solo de reducir costos, por eso trabajo con un terapeuta que me ayuda a procesarlo y mantener el equilibrio". Describe su estilo de liderazgo como participativo. "No ordeno y me retiro, me involucro, porque no manejamos solo números sino bienestar y salud para miles de familias". 

Su jornada empieza a las 05:45 con ejercicio. Tras desayunar con su esposo y sus tres hijas. Empieza su día laboral revisando mails y reportes. 

EEMSA anualmente invierte entre US$ 12 y US$ 15 millones en tecnología, innovación y expansión, con esto el grupo proyecta cerrar 2025 con US$ 550 millones en facturación, y una rentabilidad estimada de US$ 26 millones, por encima de los US$ 23 millones propuestos por la casa matriz. Conocer el negocio en profundidad marca la diferencia, según esta ejecutiva. La relación con sus jefes se basa en transparencia y confianza. "Hay momento en que debo decir no, incluso al CEO". Y aunque ella lo hace ver sencillo, el camino no ha sido fácil.

Con una calidez y amabilidad que envuelve y con la mirada puesta en 2026 asegura que será un año de crecimiento. El plan es superar los US$ 600 millones en ingresos y una rentabilidad de US$ 30 millones. Su objetivo lograr que la rentabilidad y el bienestar caminen de la mano. (I)