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"Caminar: el ejercicio más antiguo y el mejor ejercicio moderno". Anónimo

18 Julio de 2025 13.24

Hay dos actividades físicas propias del ser humano, ambas vinculadas a su condición bípeda: caminar y correr, actividades que siempre le acompañaron desde los primeros tiempos-cuando al fin pudo erguirse- hasta la actualidad en que curiosamente se han convertido en recomendaciones médicas contra la obesidad y el sedentarismo.

  Civilizaciones enteras en tiempos de paz o de guerra, caminaron o corrieron, usaron sus pies como recurso para desplazarse, huir, conquistar o simplemente pasear, fueron los pies y las piernas los principales medios de locomoción que el homo sapiens utilizó para cubrir valles, montañas y llanos en su afán de supervivencia y expansión. Su autonomía de movimiento-propia de su condición fisiológica e intelectual- fue clave en la historia del mundo. 

 Con el devenir de los años y los sorprendentes inventos y evolución de los denominados "medios de transporte" desde la creación de la rueda, el uso de la tracción animal hasta el prodigio tecnológico del "tren bala", pasando por toda clase de vehículos como bicicletas, automóviles, barcos, trenes, aviones con todas sus variantes o aplicaciones, caminar y correr siguieron como atributos humanos, pero si bien mantuvieron su esencia fueron modificando su sentido.

 De los grandes caminadores o exploradores de antaño, nos quedan únicamente sus memorias, sus rutas o sus descubrimientos. "Caminante no hay camino, se hace camino al andar..." nos decía filosóficamente el poeta español Antonio Machado, mientras casi todos los puntos del planeta eran hollados por los pies del ser humano que el pasado siglo incluso los puso en la luna..." un gran paso para la humanidad y un pequeño para el hombre" (Neil Armstrong).

Corredores impresionantes, seres humanos dotados de una diferencial constitución- como los legendarios tarahumaras mexicanos o los keniatas kalejin-   que impulsados por la necesidad y el aislamiento se prodigaron en cubrir distancias inimaginables, distancias que fueron vencidas con una rara mixtura de fuerza, coraje y fe. Figuras venerables, míticos corredores cuyas hazañas son continuamente repetidas tanto como celebradas.

Gatear, caminar y correr

Moverse, agitar brazos y piernas como preludio de un continuo desplazarse hasta comenzar a caminar constituyen todo un aplaudido proceso, de allí que los primeros pasos, en todas las épocas y en todas las culturas, tuvieron gran importancia, siempre fueron y serán el orgullo de los mayores; el tambaleante inicio de una vida distinta hasta ese momento, un pie delante del otro y con un incipiente equilibrio empezar a caminar por la casa, por las calles, por el parque y luego- quien sabe- por el mundo.

Perseguir la pelota, hacer volar una cometa, tratar de capturar una mariposa o una libélula fue descubrir la carrera, correr y saltar eran la clave para jugar, para crecer, para explorar y todo gracias a los pies y a las piernas. Culturas como la griega reconocieron la habilidad del hombre para correr, la velocidad y resistencia fueron no solo premiadas y admiradas, también fueron valoradas como aptitudes excepcionales para el combate, de allí que sus huestes dejaron páginas de gloria en un pasado siempre evocado, como del soldado heleno Filípides, que el año 490 a.C. se dice que corrió los 42 kilómetros que separan Maratón de Atenas para anunciar la victoria griega sobre los persas.

En sucesivos descubrimientos y conquistas, como en el despertar a épocas pasadas y a otros "momentos estelares de la humanidad ", el caminar y el correr tuvieron su protagonismo y presencia. Caminando y corriendo fue como se formó el mundo que hoy conocemos y que paradójicamente ha ido mermando su natural práctica, a tal extremo que desconocemos o valoramos muy poco las posibilidades de disfrutar de nuestros pasos.

Pantallas poco inocentes

La modernidad trajo consigo muchas cosas buenas y positivas, las creaciones para mejorar o "simplificar" la vida de los habitantes del planeta han sido infinitos y sus aportes incuantificables, pero también han determinado un radical cambio en el comportamiento de las personas, se transformaron, se volvieron más dependientes y en ocasiones totalmente cómodas e indiferentes, lo que se evidencia en la conducta de los citadinos del orbe y sus hábitos cada vez menos saludables. La vida moderna trastocó  principios y valores hasta que paulatinamente se hizo distinta:  el consumo calórico aumentó radicalmente con la generalización de la comida chatarra, costumbres y horarios permutaron , proliferaron todo tipo de pantallas en el hogar , la oficina y la escuela;  el celular y el internet se hicieron indispensables, mientras la TV por cable- que ata y esclaviza- fue invadiendo todo,  así, sin que se dieran cuenta, la inactividad física hizo de las suyas, engrosando estadísticas de sobrepeso, diabetes,  problemas cardiovasculares, insomnios y otras patologías muy propias de estos dos últimos siglos.

La escritora norteamericana Annabel Streets, experta conocedora del tema y practicante del senderismo , en uno de sus populares libros manifiesta: "Hemos desterrado de nuestras vidas el acto de caminar y sin embargo, nacimos para caminar" afirmación contundente dirigida al residente urbano de nuestros días y que cobra vigencia cuando miramos su cotidianidad y la manera como disfruta de su ocio, haciendo gala de una pegajosa inmovilidad que redunda en su deterioro físico y mental, mientras parques, senderos y montañas permanecen incólumes esperando inútilmente su presencia. (O)

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