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Como decía Einstein frente a su escritorio abarrotado: "Si un escritorio desordenado es señal de una mente desordenada, ¿qué debemos pensar de un escritorio vacío?"

17 Septiembre de 2025 15.34

Durante nuestras recientes vacaciones me propuse una tarea sencilla, pero desafiante como padre: ayudar a mi hija Amelié a entender la importancia del orden. No se trataba solo de que su maleta o sus juguetes estuvieran en su lugar, sino de mostrarle que el orden también es una habilidad que se aprende y que nos ayuda a organizar nuestras ideas y nuestra vida.

Mientras tratábamos de mantener su habitación de vacaciones "más o menos presentable", recordé una imagen que siempre me ha fascinado: el escritorio desordenado de Albert Einstein. Esa misma foto inspiró el nombre de mi startup educativa vocacional: Escritorio de Einstein. Además, me produce fascinación porque nos invita a pensar: ¿realmente el desorden está relacionado con la inteligencia?

La ciencia nos da pistas interesantes. La psicóloga Kathleen Vohs y su equipo en la Universidad de Minnesota mostraron que las personas que trabajan en entornos desordenados tienden a generar ideas más creativas y originales que quienes están en ambientes impecablemente ordenados (Vohs et al., 2013). Por otro lado, Chen-Bo Zhong y colegas de la Universidad de Toronto encontraron que los entornos ordenados fomentan la responsabilidad, el autocontrol y la toma de decisiones éticas (Zhong et al., 2010).

Lo que estos estudios nos muestran es que ni el orden ni el desorden son "mejores" en sí mismos. Cada estilo tiene sus fortalezas: el orden ayuda a la disciplina y la claridad, mientras que el desorden puede abrir la puerta a la creatividad y nuevas ideas.

Con Amelié aprendí además algo importante: no se trata de tener todo bajo control, sino de encontrar un equilibrio. Aprender a organizarse, sí, pero también aceptar que un poco de desorden, de improvisación o incluso de frustración, forma parte del aprendizaje y de la vida. Muchas veces, de ese caos nacen ideas sorprendentes y momentos de descubrimiento.

Como decía Einstein frente a su escritorio abarrotado: "Si un escritorio desordenado es señal de una mente desordenada, ¿qué debemos pensar de un escritorio vacío?"

Como padre y profesional de la guía de carrera en jóvenes, he aprendido que más allá del orden o del desorden, lo valioso es acompañar a nuestros hijos a explorar, crear y aprender, evitando juzgarlos, al final un ligero desorden podría en el fondo esconder el inicio de grandes descubrimientos. (O)

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