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"La lectura requiere casi el mismo talento que el canto o la pintura ". Juan José Saer

12 Septiembre de 2025 16.27

"El club de lectura del final de tu vida" es el largo título de la novela escrita por un norteamericano llamado Will Schwalbe originalmente publicada en inglés (The End of Your Life Bookclub) el año 2012, como homenaje a su madre, pero muy especialmente a la pasión y al amor que ella supo inculcar en su hijo hacia la lectura.  Un libro en el que aparecen infinidad de autores y argumentos, comentarios, opiniones, apuntes sobre una larga lista de escritores desde Kent Follet, Roberto Bolaño, Alice Munro a J.R, Tolkien, por citar algunos. "Mis soles espléndidos", "Vientos de guerra", "La muerte de un viajante", "Carol "y otras obras reconocidas en la narrativa mundial, se suceden a lo largo de este bien logrado texto. 

Una publicación sobre libros, novelistas y lectores donde la devoción por la palabra impresa acompaña a cada trama. Novela en la que los principales protagonistas son el propio autor y su enferma madre.  Curiosamente madre e hijo, hijo y madre integran un auténtico club de lectura- sin nombre ni reglamentos- que funciona como "reloj suizo" es decir dos personas que desde siempre gozaron con la lectura y que aprovechan al máximo sus esporádicos encuentros para dar rienda suelta a su pasión:  temas, personajes, descripciones, vivencias, emociones o visiones de épocas distintas y desconocidas que solo la magia de la literatura les concede explorar. 

Historia auténtica y real de este singular club de lectura, permite ubicar a Mary Ann- que así se llamaba la madre de Will- en un centro hospitalario donde le diagnosticaron un cáncer al páncreas en estado avanzado, pero mientras los dos están en una de las salas de espera, la persistente pregunta aparece: ¿qué estás leyendo?  y las respuestas relativizan el tiempo aflorando destellos de gozo, de emoción y de una alegría que solo otros entusiastas lectores del mundo entero reconocen.

Los lectores ecuatorianos

Hace pocos días en un periódico ambateño, aparecieron unas importantes revelaciones de la vicepresidenta de la Cámara Ecuatoriana del Libro-  organización fundada en 1978- Milagros Aguirre, conocida periodista e intelectual que también se desempeña como editora general de la editorial Abya -Yala, ella que ha vivido entre libros y lecturas sostiene que "...en el Ecuador el libro sigue vivo y que aquello de afirmar que en el Ecuador se lee un libro y medio por año es un mito...el año 2020 se imprimieron 2 millones de ejemplares, mientras el 2024 de alcanzaron los 19 millones de ejemplares...destinados a un cada vez creciente número de lectores..."  

Las ciudades más pobladas de Ecuador como son Quito, Guayaquil y Cuenca exhiben enormes y bien dotadas librerías que tienen un paulatino número de asiduos clientes y como en cualquier lugar del mundo, hacen reservas y separan las últimas novedades impresas. Sus vitrinas y escaparates están llenos de libros de todo tipo: ensayos, narrativa, poesía, textos, investigaciones técnicas y científicas, destacándose las publicaciones académicas, así como las obras premiadas en los concursos internacionales desde el Nobel de Literatura hasta las patrocinadas por reconocidas casas editoriales: Planeta, Alfaguara, etc.

Los noveles escritores ecuatorianos siguen apostando a tirajes relativamente pequeños "y si bien es toda una odisea publicar en el país" las oportunidades o alternativas existen y están lejos de terminar, de allí que la Cámara Ecuatoriana del Libro reconoce que al constante crecimiento editorial hay que sumar el sostenido desarrollo del formato digital, para ello parte de datos relevantes que explican la situación reinante: ..." en 2024 por primera vez, el formato digital en Ecuador superó al impreso en registros 54,8 % frente a un 45 %..." contó Milagros Aguirre.

La pregunta de siempre

El aparecimiento del Kindle, la proliferación de audiolibros y podcasts en el internet o quizás la cantidad de plataformas digitales dedicadas a la literatura hizo que el lector moderno tenga más y mejores opciones para cumplir con esa tarea, de la que el escritor y docente francés Daniel Pennac dijo..." leer es una compañía que no ocupa el lugar de ninguna otra y a la que ninguna compañía podría remplazar..." 

Si bien el acto de leer es personal e individual, los comentarios, opiniones y puntos de vista que resultan de esa lectura, al ser compartidos dejan su individualidad para transformarse en un verdadero y enriquecedor acto social, grupal y gregario, situación disfrutada plenamente por quienes forman los clubes de lectura. 

Estas agrupaciones culturales tienen en común su gusto por la literatura y afanosamente buscan sacar el mejor provecho de ella, para lo cual estos criteriosos leyentes, charlan, conversan y exponen sus ideas, sus gustos y emociones que tal o cual lectura, libro o autor les provoca, atentos escuchan otras voces, evalúan, discuten, pero fundamentalmente piensan y ponen su inteligencia e imaginación para beneficio de los miembros de su grupo.

El libro, en cualquiera de sus formas- impreso o digital- es la fuente de la que se nutren estos ateneos; escritores y autores de todas las latitudes son leídos con avidez y su rol se ve totalmente recompensado a través de los razonamientos, discusiones y conclusiones que inspiran sus textos. Autores clásicos y modernos, temáticas distintas, obras renombradas o nuevas van dejando su impronta en  cada uno de esos lectores que periódicamente reciben la recompensa de sus afanes culturales y que se saben privilegiados por haber encontrado otros seres que comparten sus gustos literarios y que ven en la crítica de los libros una magnífica oportunidad para razonar, sentir, crear y comunicar... por eso recordando a Will Schwalbe y Mary Ann queda flotando la pregunta de siempre... ¿qué estás leyendo? (O)

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