Hace dos semanas escribí un artículo llamado “La maldición ecuatoriana”, pero un colega del trabajo me dijo que era muy deprimente y en verdad lo era, quizás estaba en 'mood twitter' cuando lo pensé, que solo veía problemas y nada de soluciones. Es así que ahora les traigo un artículo un poco más esperanzador, algo que quizás necesitamos durante estos duros momentos en los que solo se habla de inseguridad, crisis política y falta de oportunidades. Una mirada de cerca al que debería ser nuestro principal rival, el país más feliz del mundo: Finlandia. 

¿Y por qué ese país que se encuentra a 10.905 km de distancia? Pues, porque hace pocos días se liberó el World Happiness Report 2023, el reporte que mide la felicidad en 137 países. Y sin mucha sorpresa, Ecuador no ocupaba ni su top 10, ni su top 20, ni siquiera su top 50, aunque en el top 80 la rompimos, fuimos los cuartos si empezáramos a contar desde el puesto 70. Y tampoco hubo muchas novedades en los primeros puestos, Finlandia lideraba este podio (#1), seguido por Dinamarca (#2) e Islandia (#3). Esto me llevó a pensar, ¿Por qué en lugar de inventarnos el agua tibia no les copiamos la idea de cómo gobernar un país? O a modo coloquial, les pirateamos el plan para sacar adelante al Ecuador. 

Últimamente, con la llegada de la Inteligencia Artificial (IA) avanzada he sentido que se abren un montón de oportunidades en todos los campos. Y creo que uno en el que también se podría aplicar sería la política. Ya intentamos con humanos y evidentemente no fue la mejor solución de gobernabilidad. Si por mi fuera, dejaría que el área ejecutora del Estado, el Ejecutivo, fuera dictaminada por un robot que aplicara a raja tabla el programa de desarrollo nórdico, sin intereses, sin negligencia, sin error humano. ¿Y cómo se vería ese país? ¿Qué tendríamos que hacer para llegar a ese punto? El estudio contemplaba seis factores: apoyo social, ingreso, salud, libertad, generosidad y ausencia de corrupción.

Considero que el primer y más importante punto está atado a replantearnos la idea del Estado de Bienestar. En Finlandia, por ejemplo, la carga impositiva, o sea los impuestos que deben pagar sus ciudadanos, bordea el 40 %, según cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD). Esto quiere decir que duplica el porcentaje ecuatoriano. Si duplicáramos estos ingresos en el país, significaría que pasaríamos de US$ 17.100 millones (cifras del SRI en 2022) a US$ 34.200 millones. Miles de millones más para fortalecer nuestro sistema de salud y educación pública. 

En cuanto al PIB per cápita, que básicamente es cuánto produce cada país, dividido por el número de habitantes. De acuerdo a cifras del Banco Mundial, Finlandia proyecta US$ 53.654 por cabeza, mientras que Ecuador está en los US$ 5.965. Esto quiere decir que Finlandia tiene una economía tres veces mayor a la nuestra, pero nos supera en 10 veces la distribución de esas ganancias por ciudadano. La autonomía financiera es un componente muy fuerte de la felicidad, pero no porque el dinero genere felicidad, sino que la falta de estabilidad económica influye en el estado de ánimo, no es un debate de si es más fácil llorar en un Ferrari vs un Twingo, es un planteamiento de cómo integrar a más personas en la cadena productiva nacional. 

Otro componente importante es la percepción de corrupción. Y creo que este es el mejor argumento para dejarle el volante a un sistema avanzado de Inteligencia Artificial. No es noticia que la opinión pública, con base en nuestras instituciones, está por los suelos. Si logramos destinar los recursos de manera eficiente y sin chanchullos, la creación de un Estado de Bienestar completo no es una idea descabellada. Los humanos son corruptibles e indisciplinados, los avances tecnológicos nos permitirían institucionalizar la quimioterapia a este cáncer que infecta todas las áreas del gobierno. Según el Índice de Percepción de Corrupción, desarrollado por 'Transparency International', Finlandia ocupa el puesto #1, nuevamente, de los países más transparentes, mientras que Ecuador se encuentra en el #105. 

En fin, hay varios factores, tanto sociológicos como filosóficos, que determinan la felicidad de los humanos. En países como Japón, cuyo estilo de vida es muy tranquilo, en comparación con nuestro país, también existen altos índices de suicidios. Así que enfrascar esta noción tan compleja en algunos indicadores, tal vez no contempla la verdadera realidad. Sin embargo, esto nos da una idea de cómo nos percibimos. Este llamado de atención es una alerta de que el plan debe cambiar, hay países felices y países tristes, pero si queremos llegar a ser los primeros del mundo, debemos seguir los modelos aplicados por los mejores. Así como en el deporte, cada día nos acercaremos más a nuestra meta, si tenemos un plan claro en el horizonte. (O)