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Lo que debemos tener claro es que, releer apoya un proceso inicial, pero no es el único y tampoco es suficiente, para generar un cambio conceptual y adquirir un nuevo conocimiento, se requiere esfuerzo y trabajo constante mientras estudiamos.

25 Agosto de 2023 11.34

Las vacaciones están llegando a su fin para varios de nuestros niños, niñas y adolescentes y nos acercamos al inicio de un nuevo año escolar.

Esta columna está enfocada en informar sobre ciertas estrategias y técnicas de estudio que podrían ser más eficaces que solo releer un texto. No con ello invalido a la relectura como una estrategia, lo que quiero decir, es que no es la única y que quizá es la herramienta inicial del estudio, pero que luego se requieren de más actividades para generar un cambio conceptual. 

Porque en el sentido más amplio se puede decir que el aprendizaje es un proceso mediante el cual la experiencia genera un cambio relativamente permanente en los conocimientos o las conductas de un individuo (Woolfolk, 2006) y que esto no se consigue únicamente releyendo un texto varias veces. 

Nuestro cerebro selecciona que información debe permanecer en la memoria, pero esto no lo hacemos de manera esporádica y rápida, esto sucede durante mucho tiempo, mientras más utilizamos los recuerdos más se consolida (Antonio Gil-Nagel).

Muchos de nosotros hemos releído un texto y nos hemos sentido satisfechos y pensamos que con esta estrategia ya hemos aprendido.  Añado a esto a que, posiblemente nos ha funcionado y nos ha permitido rendir una evaluación y tener éxito. La dificultad en todo esto radica en que, la información solo sirvió con un único objetivo, que es rendir un examen, pero no generar un aprendizaje profundo y significativo. Esto se comprueba cuando al querer recordar lo que leímos y expusimos en una evaluación, ya no nos es posible recordar y mucho menos evocar, es decir, perdimos la información y no permaneció en nuestra memoria para poderla utilizar una vez más o varias veces más.

Para recordar y entender conceptos se pueden emplear los siguientes recursos:

  1. Metáforas y analogías de conceptos
  2. Realizar resúmenes de lo leído
  3. Generar autopreguntas y autoexplicaciones del contenido que estamos estudiando 
  4. Dormir lo suficiente

Las metáforas y los modelos ayudan a tener una comprensión física detrás de un concepto que estamos tratando de entender. Pensar en Italia y relacionarla con una bota ayuda a recordar a este país.  También, nos ayudan a desbloquearnos y buscar diversas soluciones y alternativas. Ayudan a fijar las ideas porque generan conexiones con el conocimiento previo existente. Podemos crear analogías y metáforas con ese conocimiento nuevo (Teresa Martín-Retortillo).

Para generar un resumen o autopreguntarnos si lo que leímos lo hemos comprendido o por el contrario requiere de mayor revisión, o al darnos una autoexplicación sobre lo que quiere decir un texto notamos que lo tenemos claro, se requiere estar en un modo focalizado, en el cual nuestra mente está concentrada en aprender y adquirir de manera consciente nuevos conceptos. No estamos enfocándonos en el producto, sino en el proceso, esto en otras palabras indica, que más allá de rendir un examen y obtener una nota, nos debe importa aprender. 

Finalmente, el sueño es un aliado del aprendizaje, por tanto, es necesario volver a la rutina y adecuar las horas de sueño acorde a la edad de cada niño, niña o adolescente. 

Estas son solo unas de las tantas técnicas que nos pueden apoyar mientras estudiamos.

Lo que debemos tener claro es que, releer apoya un proceso inicial, pero no es el único y tampoco es suficiente, para generar un cambio conceptual y adquirir un nuevo conocimiento, se requiere esfuerzo y trabajo constante mientras estudiamos. 

Ahora sabes la razón por la que olvidaste aquello que leíste, ni bien terminaste de rendir tu examen. (O)

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