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Me pregunto después de hacer una revisión histórica de los planes de Quito ¿Por qué el mall no es mencionado como un factor fundamental para la toma de decisiones en los planes de ordenamiento, desarrollo y gestión territorial? ¿Hay algo que nos están escondiendo?

14 Octubre de 2022 16.03

Durante décadas, hemos venido satanizando al mall. Lo hemos conocido como una amenaza materializada de un pensamiento neoliberal en el que los grandes operadores privados eran los únicos “responsables” de la construcción de las ciudades. Ha sido considerado como un espacio/monumento de la sociedad del consumo, como un gran artefacto globalizado y globalizante, que puede ser reproducido de la misma manera en cualquier lugar del mundo. 

Un espacio enfocado al consumo de masas, en lugares genéricos, amurallados, uniformizados y estandarizados sin importar su entorno. Cajas “ciegas” que niegan la ciudad, que “dan la espalda” al espacio público, que succionan cualquier posibilidad de vida en la calle y que reemplaza todas las dinámicas que ocurrían antes en las plazas y parques y las ha trasladado al interior de una caja cerrada. Espacios que nos “mienten” y recrean dichas calles y plazas en un ambiente absolutamente controlado, sobre todo en términos del grado de libertad, de manifestación y del comportamiento de la gente. Una micro ciudad dentro de una burbuja perfectamente planificada para generar la necesidad de comprar. Un edificio privado en su totalidad que ha sustituido a la ciudad y que ha construido una falsa idea de democracia social. 

Hemos venido manejando este discurso desde el ámbito académico, en las discusiones del rescate del espacio público y hasta en las conversaciones cotidianas de los ciudadanos. 

Por otro lado, para acercarnos a nuestro contexto, en el Distrito Metropolitano de Quito hay actualmente once malls suprarregionales (de más de cuarenta y cinco mil metros cuadrados de área destinada a ventas, sin contar con el área de circulación o encuentro) y algunos de ellos superan los cuarenta mil visitantes al día. Adicionalmente, si recorremos la ciudad de sur a norte, podemos notar que las “bocas” del Metro de Quito, se abren en su gran mayoría en los malls: Quicentro Sur, El Recreo, Mall el Jardín, CCi y Quicentro Shopping Center. La lógica de apertura de dichas bocas en el mundo tiene una estrecha relación con las zonas de mayor intensidad y concentración de gente, actividades, dinámicas, situaciones e intercambios. Esto nos da una pista de cómo han se han abierto también en Quito. 

Ahora, para amarrar todas estas reflexiones aparentemente desconectadas, me permito preguntar lo siguiente: ¿Es una coincidencia que los malls se encuentren en las zonas de mayor grado de centralidad de la ciudad de Quito? ¿Es coincidencia que las bocas del metro se abran justamente ahí? Los datos y las estadísticas nos están indicando que la localización de estas “arquitecturas” están directamente relacionadas con el grado de centralidad o manchas de calor de nuestra ciudad. ¿Puede ser que los malls estén detonando focos de vitalidad en nuestras ciudades? ¿Puede ser que estos edificios que han sido satanizados por tanto tiempo estén directamente relacionados con un mayor grado de apropiación de la ciudad? ¿Serán un germen de nuevas formas de sociabilidad, de encuentro colectivo y de nuevas identidades?

Aparentemente hay una comprensión implícita de la administración local sobre el importante rol que juegan estos artefactos en la vida urbana y de su magna dialéctica con la ciudad. Decisiones como la localización del Metro de Quito y sus aperturas a la superficie, la compra de edificabilidad, el valor del suelo,  la densidad de población y tantas otras vértebras de las disertaciones medulares de la planificación, están girando alrededor de estos elementos “apocalípticos” de nuestros discursos. 

Es evidente que todas las decisiones estructurantes que son el “esqueleto” de la planificación giran alrededor de ellos. Sin embargo, me pregunto después de hacer una revisión histórica de los planes de Quito ¿Por qué el mall no es mencionado como un factor fundamental para la toma de decisiones en los planes de ordenamiento, desarrollo y gestión territorial? ¿Hay algo que nos están escondiendo?

Lo cierto es que, como dice Fito Páez,  en “en estos tiempos donde nadie escucha a nadie, en estos tiempos donde todos contra todos, estos tiempos egoístas y mezquinos” es necesario  e imprescindible dudar del “BIEN” que aparentemente, queda a sólo cinco minutos del MALL.  (O)

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