Forbes Ecuador
estimulos tributarios
Columnistas
Share

Si el Estado decide aliviar a los morosos, debe también crear mecanismos de estímulo para los cumplidores: devoluciones ágiles, créditos tributarios, beneficios preferenciales

11 Julio de 2025 11.06

Una vez más, el Ecuador recurre a la remisión de intereses, multas y recargos tributarios. Esta vez, amparado en la Disposición Transitoria Décima Tercera de la Ley Orgánica de Integridad Pública, se perdonan al 100% estos valores a quienes paguen el capital de sus obligaciones hasta el 31 de diciembre de 2025. Y no es la primera vez ni la segunda. Esta práctica, cada vez más habitual, genera una sensación de hartazgo y frustración entre los contribuyentes responsables, quienes observan cómo el Estado, en su afán de recaudar con rapidez, premia sistemáticamente al que no cumple.


¿A dónde nos está llevando esta política reiterada de condonaciones? En lugar de fortalecer la cultura tributaria, parece incentivarse lo contrario: la conveniencia de no pagar, de esperar una nueva remisión y de confiar en que la falta de cumplimiento tendrá más beneficios que consecuencias. Esta práctica desequilibra el sistema y plantea una pregunta incómoda: ¿vale más ser moroso que responsable?


Los ciudadanos que cumplen con sus deberes tributarios, que declaran y pagan puntualmente, son sistemáticamente ignorados. No existe para ellos ninguna medida de alivio, incentivo o reconocimiento. Mientras tanto, el que incumple recibe exoneraciones completas. Esta lógica perversa, lejos de fomentar la equidad tributaria, genera desconfianza y erosiona el sentido de justicia que debería sostener toda política fiscal.


La remisión no es, en sí, una herramienta ilegítima. Puede ser útil en contextos excepcionales, aplicándose con criterios técnicos y con objetivos bien definidos. Pero cuando se convierte en un recurso repetitivo, casi un patrón cada vez que el Estado enfrenta urgencias de liquidez, deja de ser una medida fiscal y se transforma en un síntoma de improvisación. No se puede seguir recurriendo a soluciones facilistas que comprometen la credibilidad institucional y castigan la responsabilidad ciudadana.
 

Es hora de repensar esta política. Si el Estado decide aliviar a los morosos, debe también crear mecanismos de estímulo para los cumplidores: devoluciones ágiles, créditos tributarios, beneficios preferenciales. Lo contrario es sembrar descontento, desincentivar el cumplimiento y debilitar peligrosamente la moral tributaria. Un país donde no se premia al que cumple, sino al que espera la condonación, está condenado a vivir en un ciclo de informalidad, injusticia y desequilibrio. (O)

10