Forbes Ecuador
9 Julio de 2025 12.13

Daniela García Noblecilla

La jefa del casco y los tacones: esta mujer construyó su lugar sin pedir permiso

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Alexandra Hidalgo levantó una carrera sin etiquetas ni límites. Hoy lidera la operación de G Mining Services en Ecuador, una firma canadiense que facturó en Ecuador cerca de US$ 4,3 millones en 2024 y dirige proyectos mineros en cuatro países. Su historia nos dice que la determinación, el talento y una red de apoyo pueden abrir camino incluso en las industrias más exigentes.

Cuando Alexandra Hidalgo habla de minería, lo hace con la misma seguridad con la que antes hablaba de moda, marketing, salud o seguridad. Su nombre resuena hoy en las principales mesas de decisión de la industria extractiva en Ecuador y el mundo, pero su historia no comenzó en una mina. Pasó por sectores tan diversos y en cada uno dejó una marca que la empujó un paso más cerca del cargo que hoy ocupa: Country manager de G Mining Services, una multinacional de consultoría y de construcción especializada en minería, con sede en Canadá.

Esta mujer creció rodeada de palabras en todos los idiomas. Estudió en La Condamine. En su casa, las reuniones familiares podían pasar del ruso al alemán o del francés al rumano. Era normal. Su madre estudió medicina con latín, su padre y ella hablaban ruso como idioma secreto, y sus tíos —dispersos por Europa del este— le enseñaron que los idiomas sirven para comprender el mundo. Cursó idiomas en la Universidad Católica del Ecuador y también estuvo un semestre en la École Supérieure de Commerce de Toulouse. Hoy habla cinco lenguas: francés, inglés, alemán, portugués y español. 

Su primer empleo formal fue en Proesa, una empresa del grupo Philip Morris, donde trabajó como asistente de Recursos Humanos. Llegó ahí por un compañero de su maestría que le abrió la puerta al mundo corporativo. Tenía 22 años, una carrera universitaria poco convencional y una vocación por los idiomas que no tenía conexión con su nuevo rol. Pero, entendió que su verdadera habilidad era adaptarse, aprender y liderar. Estuvo dos años en esa posición mientras completaba su MBA .

La oportunidad siguiente llegó en medio de la incertidumbre económica que trajo la dolarización en Ecuador. Con los cambios del mercado, los puestos en marketing comenzaron a desaparecer dentro de la comercializadora en donde estaba y Alexandra decidió reinventarse. En contra de todas las advertencias —la crisis bancaria aún resonaba en el país— ingresó al Banco General Rumiñahui como subgerente de marketing. Tuvo un equipo de cuatro personas y se convirtió en una pieza importante en el proceso de transformación tecnológica de la entidad. "Fue un salto acelerado", recuerda. Se ganó un espacio en las reuniones gerenciales a sus 24 años. Hidalgo lanzó BGRnet, la plataforma de banca en línea y diseñó un catálogo de productos que posicionó al banco en el 2000. 

Después de su paso por la banca, esta ejecutiva se sumó a la industria farmacéutica. Entró a Schering AG como gerente junior de productos para la menopausia, sin experiencia en el sector, pero con una sonrisa que, según el gerente general de esa época, le abrió las puertas. Fue ascendida a gerente senior y luego a gerente de unidad de negocio en tratamientos hormonales y productos de control de fertilidad. Fueron dos años y medio intensos, donde se adaptó, aprendió rápido y lideró en terrenos nuevos.

Luego, recibió la oferta de liderar el área comercial de Armor Group, una empresa británica de seguridad física que prestaba servicios a grandes petroleras en el país. A los 28 años, sin experiencia militar y como civil en un entorno en donde habían más de 900 hombres, asumió la gerencia general tras una emergencia médica del entonces líder. "Fue un shock cultural enorme", dice. Pero también fue una oportunidad para transformar una estructura rígida en una organización más humana.

Estuvo seis años en esta firma, hasta que la empresa fue adquirida por G4S. Rechazó una oferta para trasladarse a Estados Unidos con dos hijos pequeños y optó por algo más valioso en ese momento, quedarse cerca de su familia y ver crecer a sus hijos con raíces firmes. "Porque mis hijos crecieron al lado de mis papás. Porque mis hijos tienen el concepto de familia que yo sé que se habría perdido si nos íbamos". 

También estuvo en el sector público. En 2008, participó en la creación de la Empresa Pública Nacional de Fármacos (Enfarma EP), una iniciativa para centralizar la compra y distribución de medicinas en el sistema de salud pública."El ministro me dijo: 'Haz lo mejor que puedas'... y el 12 de diciembre la empresa ya estaba constituida", enfatiza. Aunque solo estuvo un año como asesora del gerente general, su motivación era crear un sistema más eficiente y humano. "Me encantaba saber que estábamos evitando el desabastecimiento", dice. Según registros de 2016, Enfarma proyectó vender US$ 45 millones en medicamentos a la Red Pública de Salud. Vendió apenas US$ 12,2 millones. Fue liquidada en ese año a través de un decreto. 

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Más experiencias se sumaron a la hoja de vida de esta profesional multifacética. Llegó a una empresa de telecomunicaciones, atraída por una oportunidad que, además de ajustarse a su perfil, le permitía estar cerca de sus hijos. Durante cuatro años fue gerente administrativa-financiera, hasta que el mundo comercial volvió a tocar su puerta, esta vez desde la moda. En 2016 asumió la gerencia comercial de Vicuña, una fábrica ecuatoriana que producía jeans para marcas internacionales. Su dominio del portugués le ayudó a ser seleccionada, pero su conexión con la industria fue efímera. "No soy de modas ni de fast fashion. Soy una persona que cuida el planeta, recicla y cultiva su jardín", dice. Luego, encontró una vocación latente al ser invitada a dictar clases de marketing en la Universidad de las Américas (UDLA). 

Todo cambió en 2017, cuando una amiga le habló de una vacante en Lundin Gold para coordinar expatriados francófonos. G Mining Services fue la empresa contratada para construir esa mina y traer a los extranjeros desde Canadá. Su dominio del francés junto con su experiencia la convirtieron en la candidata ideal. Ingresó como coordinadora y pronto se sumergió en el proceso de construcción de la mina Fruta del Norte que costó alrededor de US$ 700 millones. Iba una semana al mes al sitio, recorría las áreas técnicas, conversaba con ingenieros, mecánicos y arquitectos y aprendía desde cero la jerga minera. "Yo quería entender lo que estábamos construyendo". Así, en medio del polvo, planos y maquinaria nació su pasión por una industria en la que jamás se imaginó. 

Alexandra Hidalgo pasó por varias industrias. Habla cinco idiomas y hoy lidera una multinacional.
Alexandra Hidalgo pasó por varias industrias. Habla cinco idiomas y hoy lidera una multinacional.

Cuando la construcción de la mina terminó en diciembre de 2019, los expatriados regresaron a sus países y con ellos también desapareció su puesto. Las últimas cifras oficiales del Banco Central de Ecuador (BCE) muestran que las exportaciones de la mina Fruta del Norte llegaron a US$ 851 millones hasta el tercer trimestre de 2024. Meses después, la pandemia paralizó al mundo y ella —por primera vez en años— bajó el ritmo. Aprendió a cocinar, descubrió recetas familiares y fortaleció sus lazos personales. Pero su inquietud por contribuir no se detuvo. En pleno Covid-19, fue convocada por el Ministerio de Agricultura para trabajar en un proyecto de transformación productiva amazónica (ATPA), que buscaba conectar a pequeños productores de la región con mercados urbanos. Desde canastas tejidas a mano con productos como cúrcuma, flor de Jamaica y pitahaya, hasta alianzas con chefs y restaurantes en Quito, esta empresaria lideró una cadena de valor que llevó ingresos a familias amazónicas aisladas por el colapso del turismo. "Se me llenaron los ojos de lágrimas cuando vi llegar las primeras canastas a la ciudad. Había familias que no vendían nada desde hacía meses". 

En paralelo, mantenía contacto con antiguos colegas de la minería. Uno de ellos, Mathieu Gignac —exdirector del proyecto de Lundin Gold—, le propuso en 2021 abrir una oficina remota en Ecuador para G Mining Services y buscar talento local capacitado en la mina. Alexandra comenzó a contratar, inicialmente, a seis profesionales: arquitectos, ingenieros civiles, eléctricos e incluso un especialista en contabilidad— bajo un modelo de teletrabajo y facturación directa. Todos debían ser bilingües, capaces de colaborar con equipos de otros países. En 2022, esta organización cerró con 17 colaboradores y demostró que el talento ecuatoriano podía competir y aportar al más alto nivel de la industria minera global.

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En diciembre de 2024, Alexandra Hidalgo asumió  la gerencia en Ecuador. "La familia Gignac confió en mí desde el inicio, y haber contribuido al crecimiento de esta oficina es un honor", añade. Esta firma, en 2024, facturó cerca de US$ 4,3 millones, según la Superintendencia de Compañías. Su principal orgullo es generar empleo en el país. Cada vez que se abre una vacante, su impulso es levantar la mano y proponer que se ejecute desde aquí. Hoy, su oficina lidera proyectos en Canadá, Brasil, Guayana y Ecuador. El proyecto más grande que construyeron fue para Equinox Gold, con Greenstone y costó US$ 1.500 millones. El más pequeño fue Tocantinzinho de Brasil de la empresa G Mining Ventures por US$ 500 millones.

Pero detrás del cargo también hay una historia de convicción. "He tenido claridad sobre mis prioridades". Cuando su hija nació con una condición alérgica compleja, pensó renunciar; fue su madre, médica, quien le propuso cuidarla. Esa red familiar, junto al apoyo incondicional de su esposo, le permitió crecer sin culpas ni pausas. "Mis hijos han tenido a sus dos padres presentes y eso los ha hecho fuertes y felices". 

Esta mujer visionaria dice que construir una carrera profesional no depende únicamente del talento o la ambición, sino también de contar con una red de apoyo. "Yo no estaría aquí sin mi mamá, sin mi esposo, sin ese equipo familiar que me sostuvo cuando más lo necesité", afirma. Por eso, invita a otras mujeres —y a todas las familias— a dialogar, a redefinir los roles tradicionales y a trabajar juntos por un equilibrio real. "Mi esposo no perdió nada por acompañarme y mis hijos ganaron una visión más justa del mundo", dice. Su historia demuestra que las mujeres no deberían tener que elegir entre ser madres o ser profesionales. Con apoyo, pueden ser ambas cosas y llegar tan lejos como se lo propongan. (I)

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