Un arma diferente
"Mira profundamente a la naturaleza y entonces entenderás todo mejor". Albert Einstein

Por los años cincuenta del pasado siglo, el Ecuador ya se destacaba en el mundo por ser el primer país productor y exportador de banano, favorables comentarios arrancaban de la calidad de su fruta: sabor, color, textura, precio, pero muy especialmente su espléndida y apetitosa apariencia, lo que permitió que sea el preferido de consumidores norteamericanos y europeos.

Aunque no hay fecha exacta de su aparición, fue a mediados de 1950 cuando poco a poco, de una manera casi imperceptible - sobre todo al principio- las bananeras de las provincias de El Oro, Los Ríos y Guayas, detectaron la presencia de una enfermedad mortal para sus plantaciones llamada "el Mal de Panamá" causada por un hongo denominado Fusarium oxysporum, hasta ese momento desconocido en el medio, pero que ya había aparecido en otros lugares.  Ingenieros Agrónomos, Microbiólogos , Patólogos Vegetales de todos los continentes y otros técnicos especializados en cultivos tropicales, intentaron varias acciones sin éxito, llegando a la conclusión que el único remedio posible era la sustitución de todas las plantas de la variedad Gross Michel (aquella que nos diera reconocimiento mundial) por otra desconocida pero que resistía muy bien al hongo, la Variedad Cavendish , única alternativa viable para un país que dependía social y económicamente del cultivo y exportación de banano.

La transición de Gross Michel a Cavendish fue muy dura y las pérdidas de "nichos exportables" notoria, sin embargo, la marca país, si bien no era oficialmente reconocida sirvió para que el mercado y la producción, así como el hectareaje vayan estabilizándose. 

Hoy día se calcula que entre el 70 y el 80 por ciento, la variedad Cavendish sea la más común en la producción y exportación de banano ecuatoriano, que, sin llegar a los parámetros agronómicos anteriores al cambio varietal, han permitido que el país vuelva a los lugares de privilegio dentro de la comercialización internacional de esta musácea.           

Se perfila otra amenaza

Hace cuatro años en una finca bananera colombiana ubicada en la Guajira, se detectó una nueva cepa del hongo Fusarium oxysporum raza 4, llamado TR4 por sus siglas en inglés. Esta nueva raza destruye a la planta al entrar por la raíz y bloquear totalmente su sistema vascular, cerrando el paso del agua y nutrientes, provocando su marchitamiento y muerte. Especialistas en la materia no dudaron en calificar al "marchitamiento por Fusarium como una de las enfermedades más destructivas del banano" tal como lo atestiguan agricultores del sureste asiático y otros del África y Medio Oriente.

Lo más peligroso de esta enfermedad es su fácil contagio ya que puede propagarse a través de las herramientas agrícolas, zapatos o llantas de tractores y vehículos de trabajo, las esporas viajan por el agua, la tierra y el aire. El riego y el drenaje juegan un papel crítico en la propagación de este mal.

El cultivo de banano se caracteriza por tener una multiplicidad de productores, desde quienes explotan plantaciones gigantes hasta las de humildes agricultores o siembras de "traspatio". En el Ecuador se estima que el sector bananero genera más de 260.000 empleos directos e indirectos, incluyendo a unos 10,000 cultivadores, la mayoría de los cuales son pequeños y medianos.

Al terminar el 2025, datos estadísticos confiables, contabilizan más de 195.000 hectáreas dedicadas al cultivo del banano, distribuidas mayormente en Los Ríos, Guayas y El Oro. Ecuador es el líder mundial de esta fruta produciendo y enviando cerca de 7 millones de toneladas anualmente, lo que representa al 30 % del mercado mundial.

Preocupación local

Si bien no existe una confirmación oficial sobre la presencia del Fusarium raza 4 en el país, sectores interesados adelantan trabajos de inspección, detección y control de esta enfermedad mortal y de consecuencias insospechadas.

El INIAP (Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias) desde meses atrás viene trabajando en un proyecto científico para reforzar al sector bananero ensayando con mucho éxito el combate a este hongo destructor y dañino con el uso de Trichoderma spp, otro hongo, pero de comportamiento o acción diferente y antagónica. 

Este hongo benéfico ha demostrado ser un gran aliado de las plantas ya que actúa como "defensor natural", llegando a inhibir un gran porcentaje del desarrollo de distintos hongos patógenos. Actualmente, el INIAP y con el apoyo de unos 390 bananeros de seis provincias, ensaya en más de 970 hectáreas este novedoso control, con resultados- hasta el momento- satisfactorios que permiten avizorar éxitos ante a la presencia de un microorganismo nuevo y letal.

Trabajos de campo permiten advertir que Trichoderma mejora la salud del suelo, protege las raíces y reduce el impacto de otras enfermedades como sigatoka, moko y desde luego la temida Fusarium. El trabajo principal de investigación y estudio se desarrolla en la Estación Experimental de Pichilingue ubicada muy cerca de Quevedo, Provincia de Los Ríos y cuenta con el aval de la cooperación internacional y el MAGP.

Un aspecto relevante dentro del proyecto es la implementación de ocho laboratorios comunitarios ubicados en la geografía bananera ecuatoriana, y el desarrollo "de un protocolo de producción sostenible que permita a las comunidades reproducir sus propios bioinsumos, fortaleciendo la autonomía técnica y económica de los agricultores".

Esta singular arma biológica alienta un futuro prometedor frente a la amenaza real de una enfermedad que ha resultado catastrófica en otras regiones bananeras del planeta. La dependencia económica y social del banano en el Ecuador empuja a que se sucedan y aceleren más investigaciones en el campo fitosanitario, las respuestas deben ser oportunas y lo suficientemente fuertes como para repeler con éxito la embestida a uno de los pilares de la producción agroexportadora.  (O)