El "no" de Mbappé al Real Madrid, un gran teatro en el que todos salen ganando
El delantero galo se decantó por la propuesta del París Saint Germain en lugar de por la del Real Madrid y renovará su contrato con su actual club. Pero, ¿quedan las puertas abiertas para un pase a futuro?

El fútbol es deporte y es espectáculo, pero también teatro. La indignación de los hinchas del Real Madrid y de sus medios de comunicación afines por la decisión de Kylian Mbappé de quedarse en el Paris Saint-Germain es eso, una combinación de espectáculo y de teatro. Porque Florentino Pérez, presidente blanco, podrá hacer creer que lo siente como un intolerable desaire, pero en el fondo la movida del delantero francés es perfecta: a corto y a medio plazo, todos salen ganando. También el Real Madrid y su presidente.

Mbappé firmó un contrato por tres años, un plazo relativamente corto que le permite, en la plenitud de los 26 años que tendrá en 2025, elegir su nuevo club. Y el Real Madrid volverá a estar ahí como primer candidato.

Es por eso que Mbappé logró la cuadratura del círculo, un win-win que beneficia tanto al PSG como al Real Madrid. Lo sugirió elípticamente con una frase impecable que le prepararon los asesores de comunicación del club parisino: "Yo no le dije que no al Real Madrid, le dije que sí a Francia y a un nuevo proyecto del PSG".

Es así. El "no" de Mbappé es un "sí" a mediano plazo. Y Florentino se puede permitir hoy inflamar los espíritus de sus hinchas y situarse como el primer ofendido, un populismo siempre redituable. Pero, con las luces largas puestas, sabe que en menos de tres años puede perfectamente anunciar que Mbappé firma por el club. Gran cierre para su presidencia, que termina en 2025, si es que no decide seguir.

Para Nasser Al-Khelaifi, la permanencia de Mbappé en el club es una muy buena venda sobre la herida de esa Champions eternamente no ganada. Y una venda antes que la siguiente herida, que sería ver al Real Madrid ganando este sábado su décimo cuarta Champions. Campeón en París tras ser el equipo que eliminó a los parisinos en la actual Champions.

 (Télam)

Un Mbappé en Madrid podía convertir en inviable la conquista de la Champions que el PSG y los qataríes necesitan. Un Mbappé por tres años más en París, y no en manos del gran adversario, permite que sigan soñando.

Como corresponde a una batalla entre hombres de un ego más grande que sus clubes, Pérez siente que todo lo que se propone es posible (insistió varias veces con los Messi para que Lionel dejara el Barcelona y saltara al Real Madrid), y Al-Khelaifi disfruta mostrándole que no es así. Es, además, la consumación de la venganza del qatarí tras jurar en las catacumbas del Bernabéu, mientras gritaba en el sector de los árbitros, que los españoles pagarían caro su pase a la siguiente fase de la Champions.

En el medio, la ayuda del presidente francés, Emmanuel Macron, que habló con Mbappé más de una vez en estas semanas para hacerle ver las ventajas de quedarse en París.

Todo un problema para Pérez, que siempre buscó que el Madrid tuviera lo último de lo último, anticiparse a los demás para que la gran estrella inminente del fútbol se vistiera de blanco. Lo hizo con Cristiano Ronaldo, quería hacerlo con Mbappé. Y, detrás de esa obsesión, cierta desconfianza hacia su propio equipo: hace un año, cuando Mbappé estaba a solo una temporada de ser jugador libre, Pérez ofreció 212 millones de euros por el francés.

Pero entretanto otro francés, Karim Benzemá, le mostró al presidente del Madrid que su equipo era muy competitivo, que lo de Mbappé no era cuestión de vida o muerte. No importa, Florentino ve más allá del fútbol, ve otras cosas, por eso le ofrecía esta vez a Mbappé un bono de 140 millones de euros, 26 millones de salario neto y, lo más importante, los derechos de imagen al cien por ciento en manos del francés.

 

Muy interesante, pero Mbappé también tiene sus planes. Viene, de hecho, hablando con la agencia estadounidense Endeavor para crear su propia compañía mediática y explotar su imagen al mismo nivel que Cristiano o Lionel Messi. 

En un segundo plano, con menos escándalo y reflectores que el caso Mbappé, el noruego Erling Haaland fue captado por los dólares de los Emiratos Árabes y dejará el Borussia Dortmund para jugar en el Manchester City. 

Y mientras la Liga española clama al cielo y le pide al presidente de la UEFA, Aleksandr Ceferin, que active el fair play financiero, un último detalle a recordar: Ceferin detesta a Florentino desde que el español intentó crear la Superliga europea. Y Al-Khelaiffi, presidente de la Asociación Europea de Clubes (ECA), que trabaja codo con codo con la UEFA, detesta también al jefe blanco. Dos hombres y un adversario en común. Lo mejor para Florentino era esperar, hay batallas que no se pueden ganar.