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Valentina Alvarado  administradora de Inkary , Proyecto Inkary
Lifestyle

US$ 300.000 dieron vida a un proyecto holístico y sostenible en las afueras de Guayaquil

Mónica Mendoza Saltos

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Fundación Inkary está ubicada en el bosque seco tropical de la Costa ecuatoriana. Son 100 hectáreas donde se desarrolla un sistema permacultural que busca apoyar a la comunidad y proteger las áreas boscosas. El sitio tiene una casa hotel, un restaurante y una variedad de experiencias para reconectar con la naturaleza.

16 Mayo de 2024 11.39

Inkary es de esos lugares que conoces una vez y al que siempre quieres regresar. Está ubicado en el bosque seco tropical, típico de la Costa ecuatoriana. Con espesa vegetación, con gigantes árboles de pijío, considerados los más altos de la zona, y donde anida el papagayo de Guayaquil. La mirada se pierde en el horizonte y puedes pasar mucho tiempo observando la majestuosidad de la naturaleza.

Es un sitio para descubrir desde el camino de acceso, de segundo orden, en tramos empedrados, rodeado de árboles y poco explorado. Se llega ingresando por el kilómetro 22 de la vía a la Costa, es parte de la Comuna Casas Viejas, y luego se va ascendiendo por aproximadamente 30 minutos, hasta llegar a este lugar maravilloso. 

No hay que sorprenderse si unas mariposas azules se posan cerca o el sonido de los pájaros interrumpen una conversación. Las flores silvestres también son atractivas para cualquier aprendiz de botánico que quiera aumentar su colección de fotografías. 

Inkary es una fundación diseñada bajo el sistema permacultural que ofrece una serie de experiencias para conectar con la vida natural. Tiene una casa hotel, construida con materiales sostenibles, un restaurante con un menú basado en cocinas ancestrales y que fusiona gastronomía sostenible, y diferentes actividades al aire libre, que incluye dos senderos que conducen a sitios únicos con cascadas. Son 100 hectáreas y solo el 30 % está intervenido.

Valentina Alvarado  administradora de Inkary , Proyecto Inkary
Fotos: Robinson Chiquito

Lo primero que se encuentra es el restaurante Ayni, con una decoración donde predomina la caña guadua, en su techo y paredes, con piedras que forman parte de la estructura. El piso es mitad cemento, mitad piedra. Y de frente, al primer golpe de vista, un ventanal sin límites muestra la inmensidad de la naturaleza. 

Es una postal: Una laguna o reservorio de agua, junto a una caballeriza, y de fondo tres árboles gigantes de pijío y el frondoso bosque. A un costado, la escuela comunitaria, en construcción, el centro de sanación, y dos viviendas privadas. 

La descripción es necesaria, aunque insuficiente para transmitir todas las emociones que despiertan con esa sola imagen. Está ubicado a una hora del centro de Guayaquil, allí el estrés y el desafiante caos vehicular quedan distantes. Inkary significa convivencia armónica entre el ser humano y la naturaleza en lengua quechua, según su página web. 

“Acá es perfecto para desconectarse de la ciudad, aunque no es muy lejos, y volver a las raíces, al solo contacto con la tierra”, señala Valentina Alvarado González, administradora de Inkary Hotel & Restaurante. El concepto de Inkary es un proyecto permacultural, un sistema diseñado desde lo agrícola, económico y social, para mantener la armonía con la naturaleza. “Una comunidad donde todo sea sostenible, que todo lo que se use sea devuelto a la tierra, y que sea recíproco, que podamos preservar el bosque seco tropical que es el hábitat de especies únicas”. 

El proyecto se empezó a idear hace tres años desde la investigación para su desarrollo. Luego se creó Fundación Inkary que busca ayudar a la comunidad generando empleo, una escuela comunitaria, y la protección del bosque seco tropical. 

Para la iniciativa se han unido alrededor de diez socios nacionales y extranjeros, y nació como aliado de Inti TV. Xavier Alvarado Robles es presidente Inti TV y miembro de Fundación Inkary. 

Este es un canal de televisión enfocado en el bienestar integral y la conservación del planeta, a través de las prácticas ancestrales de pueblos originarios. Tiene 10 años de operación y más de 1.000 horas de reproducción, programas y producción original, llega a 12 millones de hogares en Latinoamérica, Estados Unidos y España. 

Alvarado, de 28 años, también está a cargo de la comercialización en el extranjero de Inti TV y Ecuavisa Internacional. Tiene más de 10 años de experiencia en medios de comunicación. Estudió Ingeniería Comercial en la Universidad Santa María y empezó a trabajar como analista comercial en Ecuavisa.

Valentina Alvarado  administradora de Inkary , Proyecto Inkary
Fotos: Robinson Chiquito

El diseño y la decoración en Inkary está inspirada en la naturaleza. Se han utilizado materiales y productos del bosque, como en las paredes de la estructura de la casa hotel que están hechas con un material elaborado con arcilla, arena y raíces. Hay cuatro suites, con dos habitaciones, dos baños, cocina-comedor, sala, vajillas, y otros utensilios. Hay capacidad para 20 personas en las cuatro suites. 

En el restaurante y en las habitaciones destacan las lámparas y adornos elaborados en paja y otros materiales naturales por artesanos locales, que son obras de arte. La mayor parte del mobiliario está hecho en madera. En el sitio trabajan ocho personas de base, cuatro en la cocina y cuatro en el mantenimiento de los huertos. 

La escuela comunitaria todavía está en construcción y está previsto que funcione en cuatro meses aproximadamente, brindando servicio a niños de la zona. Lo que ya está operativa es la casa para recibir la visita de voluntarios a escala global. Hace poco estuvo un grupo de Argentina colaborando en el huerto comunitario. La inversión aproximada del proyecto asciende a US$ 300.000. 

Inkary consume energía de un sistema de paneles solares y también eólica. El agua se obtiene de albarradas y pasa por un proceso de cajas de filtro natural antes de llegar para el consumo humano. Por lo tanto, los recursos son limitados y se trata de que los usuarios tengan conciencia del uso responsable. En la instalación de ambos sistemas la inversión fue de US$ 20.000.

Está previsto que en dos meses abra al público bajo reserva, a través de plataformas de viajeros o con la fundación directamente. Hasta ahora se han realizado Inti Experience, como charlas y talleres enfocados en temáticas de bienestar, retiros, comida del huerto a la mesa, constelación con caballos, entre otras actividades. 

También se ofrecerá el servicio de Day pass para disfrutar de actividades en el día, que incluirá recorrido guiados en senderos, un minialmuerzo y el uso de instalaciones. El sendero corto dura 20 minutos y más largo entre 30 y 40 minutos. 

El 27 de abril de 2024 se realizó una ceremonia de inauguración de Inkary a cargo del maestro Ñaupay Puma, un sacerdote descendiente de la Cultura Solar Inca.

Valentina Alvarado  administradora de Inkary , Proyecto Inkary
Fotos: Robinson Chiquito

Cocina ancestral y actual

Inkary tiene un huerto orgánico que se ubica cerca del restaurante, rodeado de árboles frutales. Tiene ocho camas a desnivel y se siembran innumerables productos, vegetales, hortalizas y otras hierbas, que van a la cocina para preparar el menú. Entre ellos cúrcuma, aguacate, berenjena, limón, tomate, sábila, perejil, kale, hierba luisa, ají, fréjol de palo, entre otros. 

El guayaquileño Miguel Hidalgo, de 24 años, es el chef del restaurante Ayni de Inkary. Practica “una cocina consciente”. Señala que trabaja distintos tipos de fogones, como el horno manabita y la pachamanca para conservar estas prácticas y que nuevas generaciones las conozcan. 

“Trabajamos con técnicas ancestrales, tenemos que preservar las tradiciones para preparar los alimentos, rescatar productos ecuatorianos que, incluso, no se han descubierto”, dice.

A parte de los productos que salen de los huertos también usa los que ofrece el bosque, como pimienta silvestre, hongos como cola de pavo y otros. El menú también incluye como bebida fermentos, tepache de piña y kombucha de té negro. 

El menú de degustación fue a tres tiempos: 

Un ceviche de corvina a base de taxo, ají criollo, y camote frito. 

El plato fuerte fue una polenta de maíz, lomo sellado, y una salsa demi glace de una reducción de 24 horas y ensalada verde, con germinado de brotes de trébol. 

El postre, un cheesecake de berenjena, cultivado del huerto, cubierto con mil y escamas de uvillas, y flores de jazmín. (I)

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