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Negocios
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Plastikgas, con sede en Dallas, y con presencia en el país desde el 2018, ofrece montar, junto a un socio nacional, una planta que convierta los plásticos en combustibles. Este 29 de octubre del 2021 hace la demostración de un proyecto piloto en Quito.

28 Octubre de 2021 19.07

La pandemia por el Covid-19 trastocó los planes de la empresa estadounidense Plastikgas en el Ecuador. Pero vuelve a la carga. La demostración que se realiza este 29 de octubre del 2021 sobre el funcionamiento de una planta que convierte siete tipos de plásticos en seis diferentes combustibles (gasolina, diésel, kerosene, parafina, GLP y coke) abre, según Roberto Conti, presidente de la firma, una nueva era para la región. “Elegimos a Ecuador como el centro de esta operación. Es la primera planta de este tipo en América del Sur. Las instituciones del Estado, las empresas e inversionistas pueden comprobar de primera mano cómo esta tecnología especial puede transformar los plásticos en combustibles no contaminantes, que no genera ninguna contaminación y efecto secundario a la atmósfera. Es una oportunidad muy grande para el Ecuador”. 

Plastikgas, con sede en Dallas, Texas, EE.UU., cuenta con una fábrica en México y con operaciones en EE.UU. y Barcelona. En total cuenta con 2.400 empleados. Hace pocos días, la empresa concretó un negocio por US$ 600 millones en Estados Unidos, para la construcción de 40 plantas en diferentes estados. “Tenemos plantas de diferentes tamaños, de siete, 14, 35 y 75 toneladas de producción diaria. Su precio puede estar entre US$ 2 y 12 millones. Una básica puede convertir unas seis toneladas diarias de plástico en 6.000 litros de combustibles. En definitiva, se trata de una especie de micro refinerías, solo que, en lugar de transformar aceite, lo hacemos con el plástico”, explica a grandes rasgos Conti. 

Según las cifras que maneja, en el Ecuador se produce alrededor de 30.000 toneladas de plástico mensuales. De las cuales el 5% es reciclable, el 10% se recicla más o menos y el resto se entierran. De ahí que considera que esta tecnología puede generar impactos positivos muy grandes en el medio ambiente. “Los sectores del banano o flores, por ejemplo, utilizan mucho plástico para cubrir las plantas de los insectos. Todo eso se desecha a la naturaleza. En lugar de ello, una empresa podría montar esta máquina y generar su propio combustible para sus operaciones. Por cada tonelada de plástico salen 1.000 litros de combustible. Y se puede transformar no solo botellas sino también sillas plásticas, tuberías, PVC, mascarillas, etc.”.

Conti tiene entre ceja y ceja un proyecto que, según él, “se hará, porque se hará”. Se trata de invertir en una planta de cuatro toneladas en Galápagos, más que suficiente para convertir todo el plástico de las islas en combustible. “Me gustaría tener un socio ecuatoriano para hacer este sueño, esto colocaría a Ecuador como referente mundial del cuidado ambiental. Se requieren alrededor de US$ 2 millones, ojalá que a comienzos del 2022 sea una realidad”. (I)

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