Ecuador ha tenido, salvo casos puntuales, poca inversión extranjera en sus empresas privadas y proyectos públicos. Cuando comparamos las cifras de inversión extranjera con nuestros vecinos inmediatos, vemos que la inversión extranjera no es algo en lo que Ecuador despunta. El inversionista extranjero sofisticado, acostumbrado a grandes volúmenes de venta, se encuentra con un mercado interno ecuatoriano que no satisface los apetitos de rentabilidad que busca. La capacidad de consumo es baja, los precios, en consecuencia, generalmente no son altos y los volúmenes de venta son relativamente bajos.
Los proyectos de inversión se analizan bajo muchas variables, pero los inversionistas buscan principalmente proyectos con altas rentabilidades y riesgos controlados. La inversión real y sostenida se concreta cuando los proyectos que se analizan tienen un adecuado ratio de rentabilidad y riesgo. Eso significa que se ha desarrollado un modelo de negocio sólido, cuyo valor es superior a las alternativas de inversión en su mismo entorno, más o menos rentables, pero con un riesgo que se percibe más conocido y por lo tanto más controlable.
¿Cuál es la rentabilidad de una inversión temprana en una startup en EE.UU? ¿Cuál es el riesgo? ¿Por qué inversionistas están dispuestos a asumir riesgos, incluso mayores a los observados en la región? Esta discusión nos debe llevar a preguntarnos si es que nuestros proyectos son genuinamente competitivos globalmente.
Se debe apuntar a la rentabilidad como principal factor diferenciador. Generar proyectos tan rentables y lo suficientemente atractivos, para que inversores consideren exponerse a los riesgos estructurales a una inversión en Latinoamérica. La rentabilidad actual de las empresas, en el t_0, viene dada por la estructura empresarial vigente. La clave de los proyectos competitivos mundialmente y verdaderamente rentables, es fundamentar el futuro, el t_(+10), ahí está el verdadero valor de la empresa.
El financiamiento en la región no viene solo, se nutre de alianzas y valora los proyectos robustos. Busca esos acompañamientos que le permiten reducir su tiempo de búsqueda de proyectos y aumentar sus probabilidades de éxito. Los mecanismos de inversión, que permiten reducir el riesgo de fracaso de los proyectos, mediante el proceso de acompañamiento empresarial a inversiones (generando capacidades) van a ser importantes.
Iniciativas de este estilo se están formando y requieren el apoyo de la sociedad latinoamericana; es importante tener un vínculo con un tercero capacitado que pueda supervisar y acompañar en la toma de decisiones empresariales de la empresa en la que se invierte. Las economías de escala que se necesitan para inversiones de este tipo ayudan a reducir los costos de inversión y contar con un grupo especializado de profesionales, reduce ciertos riesgos de los inversionistas. Además, este modelo genera un proceso de absorción de capacidades rápido y profundo del que se beneficia toda la sociedad.
El sector privado latinoamericano debe reinventarse. Al mirar hacia el 2030 o 2050 no se debe considerar solamente las innovaciones en tecnología, industrias disruptivas y medioambiente, sino también las capacidades empresariales del futuro. Se debe buscar cerrar esa brecha estructural de conocimiento financiero corporativo y buscar la excelencia. Cabe preguntarse. ¿Somos los mejores vendedores del mundo? ¿Somos los mejores administradores del mundo? ¿Somos los que mejor entendemos el mercado financiero en el mundo? ¿Tenemos a la mejor banca de inversión del mundo?
Cuando podamos responder objetivamente que sí a estas preguntas, las oportunidades se mostraran por sí mismas y el principal inversor en los proyectos de la región será el mismo empresario latinoamericano, que entenderá que tiene al alcance de su mano las mejores oportunidades a nivel mundial. (O)