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Si nos enfocamos en los juguetes debemos tomar en cuenta que, si este no permite el despliegue de la imaginación y la creatividad, será desechado de inmediato. Por ello, optar por juguetes que tienen mayor posibilidad de interacción, en el que el niño invierte su fantasía, será el que más apoya su desarrollo.

14 Julio de 2023 14.56

Hace pocos días tuve la oportunidad de asistir a una entrevista en radio para hablar sobre alternativas que nuestros niños, niñas y jóvenes pueden realizar durante este periodo de vacaciones.

Además de mencionar la importancia de observar las necesidades y preferencias acorde a la edad de los más pequeños para elegir la actividad que podrían realizar, también comenté sobre el incluir ocio en movimiento (tema de mi anterior columna: “Y tú, ¿sabes montar en bici?) y de evitar el exceso de pantallas y de juegos electrónicos (ocio en reposo) porque están limitando la actividad física de manera considerable, de acuerdo con datos de la OMS.

A pesar de haber mencionado estos temas, pienso que me faltó recalcar uno en específico: la importancia del juego en el desarrollo motriz y emocional de los niños, niñas y adolescentes e incluso adultos. Hoy lo comento porque hace unos días mi hijo de 7 años, vino muy contento después de haber asistido a un vacacional y cuando le pregunté sobre lo que más le había gustado me respondió, que lo más divertido fue “que le hicieron jugar”. Y sí, en el cronograma del vacacional además de la práctica de deportes como tenis, fútbol, box, básquet (que son una forma de juego) hay juegos como los que tradicionalmente conocemos como “las cogidas, congeladas y más” entendí con esta respuesta que tuvo tiempo libre para jugar.

El juego y los juguetes son una respuesta que los niños, niñas, adolescentes y adultos, nos damos para convivir, relacionarnos, distraernos, divertirnos, compartir, intercambiar, etc. Para los más pequeños el juego es un perfecto mecanismo para desarrollar habilidades motoras, explorar y crear. También fomenta la imaginación a través de la representación de roles y personajes y algo no menos importante, nos permite aprender el papel de las reglas, los símbolos y el ganar y perder. Esto se traslada al mundo adulto donde también el ser humano a través del juego puede desarrollar funciones psíquicas, físicas y sociales.

Entre las características principales que tiene el juego están:

  1. La tranquilidad y la alegría emocional que supone la conciencia de saber que solo es un juego. 
  2. La libertad, el juego es voluntario si lo convertimos en rutina u obligación deja de ser un juego.
  3. Es una actividad que divierte y alegra, por lo que resulta deseable para el niño.
  4. Gratuidad, el niño juega porque quiere, sin esperar ningún resultado.
  5. Es espontáneo, repentino, no incluye un aprendizaje previo.
  6. Tiene una finalidad en sí mismo.
  7. Implica cierta participación activa por parte del jugador.

Entre las ventajas que proporciona el juego encontramos:

  1. Es un medio de comunicación, socialización y expresión donde establece relaciones con sus pares y aprende aceptar puntos de vista distintos al propio.
  2. Permite al niño conocerse a sí mismo, a los demás y establecer vínculos afectivos.
  3. Estimula la superación personal a partir de experimentar éxito, que es la base de la autoconfianza. 
  4. Ayuda a interiorizar las normas y pautas de comportamiento social, ya que, si los niños no respetan las normas de juego que ellos mismo se dan, se sancionan (Gallardo, 2017).

Sin embargo, en la actualidad este tipo de juego podría ser considerado como una pérdida de tiempo, y subestimar lo lúdico. Para revertir esta situación, sería necesario que en el ámbito familiar y escolar se tome conciencia de la ausencia de juego libre y lúdico y así, encontrar nuevas formas y metodologías que permitan que el niño y adolescente pueda descubrir jugando lo que pretendemos que sepa. Para todo ello hay que valorar un espacio de tiempo libre, que permita poner en práctica cualquier tipo de juego.

Si nos enfocamos en los juguetes debemos tomar en cuenta que, si este no permite el despliegue de la imaginación y la creatividad, será desechado de inmediato. Por ello, optar por juguetes que tienen mayor posibilidad de interacción, en el que el niño invierte su fantasía, será el que más apoya su desarrollo.

¡Jugar nos hace libres! (O)

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