Seguro que, por lo menos alguna vez, hemos escuchado sobre la teoría de las inteligencias múltiples, propuesta por el psicólogo estadounidense Howard Gardner a principios de los años 80. Personalmente, la estudié en la universidad y diría que incluso cuando cursé una asignatura me evaluaron para conocer cuál era mi inteligencia predominante. Me parecía algo revolucionario e interesante que, fomentaba el autoconocimiento y a su vez permitía detectar las fortalezas y debilidades en cada uno. Recuerdo que, en aquellos años la inteligencia espacial era mi gran debilidad, aquella que, según Gardner es la capacidad de percibir el entorno espacial y manipularlo, por el contrario, mi fortaleza si mal no recuerdo se centraba en la inteligencia musical, que se inclina por generar expresiones de la realidad a través de la música.
La teoría de Gardner rechaza el concepto de una sola inteligencia y se inclina por promover la diversidad en las capacidades humanas, su principal objetivo al plantear la teoría fue convertir la palabra inteligencia en una palabra plural incluyendo varias inteligencias y no solo una.
Las ocho inteligencias múltiples según Howard Gardner son:
- Inteligencia lingüística: uso eficaz de lenguaje y de todas sus dimensiones.
- Inteligencia musical: capacidad de expresarse a través de la música de forma eficaz.
- Inteligencia corporal cinestésica: habilidad de expresarse a través del cuerpo.
- Inteligencia lógico-matemática: habilidad de resolver problemas matemáticos y cálculo.
- Inteligencia interpersonal: capacidad de conocerse a uno mismo.
- Inteligencia intrapersonal: capacidad de relacionarse con otros.
- Inteligencia naturalista: capacidad de valorar y estudiar la naturaleza y sus elementos.
- Inteligencia espacial: habilidad de percibir el entorno espacial y manipularlo.
Esta teoría ha sido ampliamente aplicada en educación, ciertos docentes afirman que, en los textos escolares en España, por ejemplo, se incluye para abordar diversos temas desde educación infantil, hasta la ESO (equivalente a nivel básico y bachillerato en Ecuador).
En Ecuador lo he encontrado en diversas guías, una, por ejemplo, creada por el Ministerio de Educación, denominada: "Guía para acompañar los aprendizajes desde el enfoque de educación inclusiva" que al parecer fue publicada en el 2022, este documento, detalla la tendencia o inteligencia predominante y por cada una, las actividades que les gusta a cada alumno y lo que necesitan para desarrollarla. También, incluye un amplio apartado sobre estilos de aprendizaje, un neuromito del que he comentado en otra columna anteriormente.
Volviendo al tema central, una investigación publicada por Marta Ferrero, Samuel P. León y Miguel Ángel Vadillo, en el año 2021 resumen las evidencias disponibles sobre la eficacia de aplicar la teoría de inteligencias múltiples a las aulas.
En su artículo señalan que, la eficacia de las metodologías inspiradas en la teoría de Gardner sigue sin estar clara, a través de un metaanálisis (revisión sistemática rigurosa) evaluaron el impacto de estas intervenciones en el rendimiento académico. Con una muestra final de 39 artículos, que incluyeron 3009 estudiantes de preescolar hasta secundaria, de 14 países diferentes. Los resultados mostraron que los estudios tenían fallos metodológicos importantes como, tamaños de muestra pequeños, ausencia de grupo control y poco detalle en las intervenciones aplicadas que, incluso según los autores en algunos casos van en contra de lo que el propio Gardner sugirió. Por tanto, concluyen que, son estudios con resultados cuestionables.
Esto nos debe llevar a pensar una vez más, sobre lo que debemos llevar a las aulas y lo que debemos evitar, aunque la teoría de Gardner, utilizando las palabras de Marta Ferrero, sea considerada una teoría inspiradora y valiente, las personas expertas en estudiar la inteligencia sostienen que no hay diferentes inteligencias, sino una sola.
Si eres educador y al igual que yo, aprendiste que había ocho inteligencias, es hora de retomar la lectura científica e informarse más, así evitaremos prácticas que sin estar basadas en evidencia solo impiden generar aprendizajes significativos y procesos de enseñanza eficaces. (O)
