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El desafío de los creadores de las políticas públicas es claro: integrar al país, con urgencia, a todos los mecanismos descritos para estar integrados, a tiempo, a la nueva arquitectura tributaria que se está construyendo en el mundo.

16 Julio de 2021 11.21

En materia tributaria el intercambio de información entre países ha sido una vieja aspiración que se instrumentalizó a través de los Convenios para Evitar la Doble Imposición, en los cuales, a la vez que se fijaban las reglas para asignar a cada país la competencia impositiva sobre determinadas rentas, se normaba lo atinente al intercambio de información.

La permanente caída de las recaudaciones tributarias hizo que los países desarrollados vayan más allá los instrumentos tradicionales de intercambio de información; en 2010 Estados Unidos promulgó la Ley sobre el Cumplimiento Fiscal relativa a Cuentas en el Extranjero (FATCA, por sus siglas en inglés) que obliga a todos los bancos del mundo a enviar a ese país la información de las cuentas financieras que mantienen los ciudadanos americanos y los residentes fiscales de EE.UU; la estructura de la Ley FATCA es tal, que rebasa cualquier estándar sobre intercambio de información, pues no son los países quienes deben entregar la información con base a un acuerdo bilateral, sino son los bancos los obligados a transmitirla, bajo la amenaza de ser sancionados en caso de no hacerlo.

En contrapartida a esta decisión americana, los países miembros de la OCDE retomaron esquemas multilaterales que tenían por propósito viabilizar el intercambio de información e impulsaron el denominado Foro Global de Transparencia Fiscal que impulsa el intercambio de información bajo dos modalidades: previa petición y automática de cuentas financieras; la particularidad de esta iniciativa es que no se limita a los países miembros de la OCDE sino que se abre la posibilidad de que todas las naciones que quieran entrar al esquema lo hagan; la adhesión actualmente es de 162 países y jurisdicciones, de los cuales, al menos 110 pueden acceder a la información de automática de cuentas financieras.

Las iniciativas para optimizar el intercambio de información han ido más allá, involucrando a las administraciones tributarias, a través de la Convención Multilateral sobre Asistencia Administrativa Mutua (CAAM) en Materia Fiscal, suscrita por 141 jurisdicciones, que tiene el propósito de permitir (i) intercambio de información que puede incluir auditorías efectuadas simultáneamente, (ii) asistencia en el cobro y aplicación de medidas cautelares; y, (iii) notificaciones de documentos de otras autoridades tributarias..

En adición, la misma OCDE ha liderado las acciones para controlar, prevenir y combatir la evasión y elusión a través las denominadas BEPS, “Base Erosion and Profit Shifting”, generando quince acciones, que ya se aplican en 139 países y jurisdicciones, tendientes a poner obstáculos a las empresas transnacionales para que trasladen sus beneficios a jurisdicciones de menor imposición.

Para Estados Unidos y muchos países desarrollados las iniciativas que se han comentado, han significo un incremento sustantivo en sus recaudaciones de impuesto a la renta, tanto personal como corporativo, pues han aprovechado al máximo esas poderosas herramientas que son la información y el desarrollo tecnológico de la informática que prácticamente ya ha llegado al punto de procesar datos de manera ilimitada.

Ecuador está en la mitad del camino de todos los avances que permiten el acceso a la información: forma parte del Foro Global de Transparencia Fiscal -aunque aún tiene tareas pendientes para su vigencia total-, ha adherido plenamente al CAAM y ha suscrito con Estados Unidos un inédito acuerdo bilateral para el intercambio de información, pero en la práctica todo esto no se ha traducido en un incremento visible de la recaudación de impuesto a la renta ni en el aprovechamiento de los conocimientos de las autoridades tributarias extranjeras.

El desafío de los creadores de las políticas públicas es claro: integrar al país, con urgencia, a todos los mecanismos descritos para estar integrados, a tiempo, a la nueva arquitectura tributaria que se está construyendo en el mundo; el desafío es dejar de ser parroquianos para subirse a la ola de las reglas de la fiscalidad internacional y de esta manera beneficiarse de sus ventajas. (O)

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