En educación se habla de que, talento que no se aprovecha se pierde y lo decía un profesor que estudiaba la alta capacidad o la superdotación que, es un término más conocido.
Pero, no es necesario ir a este nivel para afirmar que, todos tenemos o al menos, podemos desarrollar habilidades para la vida. En este contexto las Naciones Unidas cada 11 de febrero conmemora el Día Internacional de Mujer y la Niña en la Ciencia, indicando que, es la oportunidad para promover el acceso y la participación plena y en igualdad de condiciones de las mujeres y las niñas en la ciencia (ONU, 2024).
Pero ¿cuál es la razón por la que se dedica un día a este tema?
Expongo algunos datos que nos pueden dar pistas:
- De acuerdo con la ONU, las mujeres reciben becas de investigación más modestas que sus colegas masculinos.
- Las investigadoras suelen tener carreras más cortas y peor pagadas.
- El trabajo científico de las mujeres está poco representado en las revistas de alto nivel y es frecuente que no se las tome en cuenta para los ascensos.
- En campos de vanguardia como la inteligencia artificial, solo una de cada cinco profesionales (22%) es una mujer.
- No se ha alcanzado la igualdad de género en los ámbitos de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). Las mujeres siguen representando solo el 28% de los títulos en ingenierías y el 40% en informática y computación.
Estos datos no solo significan que necesitamos que más mujeres trabajen en estos ámbitos, también destaca que la diversidad en la investigación aporta nuevas perspectivas, talento y creatividad por tanto mayor crecimiento, calidad y desarrollo económico del mundo, lo cual se conecta con los objetivos y metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Entonces, la igualdad de género llega a tener mayor sentido todavía, porque según lo dicho va de lo más básico a lo macro y a lo más potente que es la transformación de un contexto global que hasta ahora, se ha caracterizado por la discriminación y la falta de oportunidades para las mujeres y no lo digo yo, lo señalan los datos antes citados.
Frente a esta realidad algunas recomendaciones prácticas que en los entornos escolares y familiares se podrían aplicar:
- Descartemos de manera definitiva que, solo los niños son buenos para las matemáticas y las niñas no.
- Evitemos transferir la experiencia negativa que a nosotras las mujeres nos ha sucedido a futuras generaciones. No porque te ha sucedido a ti, también tu hija, estudiantes o familia lo vivirá.
- Si eres líder de empresas o de tu aula de clase, recuerda que la igualdad de género es un derecho humano imprescindible para lograr sociedades pacíficas, con pleno potencial humano y desarrollo sostenible.
Las creencias y expectativas que ponemos en el otro impactan directamente en lo que el o ella llega a creer de si mismo. El cambio empieza por generar oportunidades, pero, sobre todo por transformar creencias que se posesionan en la mente de cada uno.
Ahora, cada vez que mires a tus hijas, a tus alumnas, a cada niña o mujer analiza si la consideras capaz de cumplir cualquier reto o meta, si tienes ciertas dudas, es necesario cambiar y modificar dichos pensamientos, porque solo tus ideas pueden ya impactar en lo que ella es o será a futuro. (O)