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Maimonides
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Los esfuerzos del judío por equilibrar la "fe" con la "razón" encuentran cabida en el de Roccaseca. Lo mismo podemos afirmar del concepto de la unicidad de Dios, cimiente del judaísmo que fue adecuada a conveniencia por la iglesia de Roma para dar aforo a la Trinidad, que fuera cuestionada por la Reforma protestante.

3 Septiembre de 2025 16.09

La historia de la filosofía incluye a Maimónides (1135-1204) entre los grandes pensadores del Medioevo; es referente forzoso en la filosofía religiosa judía. Su influencia en la metafísica abordada por eruditos de las tres religiones monoteístas -hebrea, cristiana y musulmana-, basada en el racionalismo de Aristóteles (384 a. e. c.-322 a. e. c.), tiene que ser estudiada si emprendemos en el discernimiento cabal de lo que es "un" Dios. Fundamentalistas de los tres credos, irracionalmente, buscan convencernos de que "su" Dios es el único. Este error ha sido el detonante histórico de confrontaciones. "La ignorancia lleva al miedo, el miedo lleva al odio, y el odio lleva a la violencia", afirma el filósofo islámico Averroes (1126-1198).

La difusión de la filosofía aristotélica fuera de Grecia comienza con los árabes en el siglo VII. Las primeras traducciones fueron del griego al siriaco, de este al árabe y en alguna medida al hebreo, cerrando el círculo con el latín, al cual también se traduce desde el heleno. Entre mediados y fines del siglo XII, la figura de Aristóteles cobra preeminencia con dos personajes: Averroes y su contemporáneo judío en análisis. La obra de Maimónides llega al cristianismo a través -nada más ni nada menos que- de Tomás de Aquino, quien nace veinte años después del fallecimiento de Rambam.

La obra cumbre de Maimónides es la Guía de los perplejos. Conforma un intento escolástico, que lo alcanza, por comprender la religión tras la Biblia desde una perspectiva racionalista. Su racionalismo demanda ir más allá de la mera literalidad. Obliga a profundizar de manera docta en lo que el Libro intenta transmitirnos... al margen de lo que caprichosamente interpretan personas sin mayor intelecto. Aquí es donde interviene la filosofía. De allí concluye en la necesidad de que el hombre común se deje guiar por versados, so pena de morir con ideas tergiversadas de Dios. Maimónides sostiene que Este debe ser entendido allende de la quimera. Lo dice textual en la Guía: "(...) ese ser que solo existe en su imaginación y del que habla su boca, no responde absolutamente a nada real; no es más que una invención".

En modo alguno el cordobés cuestiona la Palabra bíblica, pero exige apartarnos de alegorías para centrarnos en la razón aristotélica; o sea, en la voz de la naturaleza. Adelanto en siglos al spinozianismo. Enfatiza en que el hombre es convocado a huir de lo que está fuera del curso de la esencia, siendo que lo natural, en inteligencia, compete solo a la naturaleza. Sin embargo, y acá Rambam manifiesta su fe instruida, también aboga por jamás oponerse al texto sagrado forzando la razón. La metafísica de Maimónides en torno a Dios origina lo que estudiosos denominan "teología negativa". En función de esta, su propósito no es lucubrar en lo que el Ser supremo es, pero en lo que no es. El racionalismo maimonideano -en su impulso teológico- tampoco es absoluto, pues la creación del mundo, por ejemplo, afirma, no puede ser explicada lógicamente. Esta línea de reflexión cala bien en el argumento cristiano de la formación del cosmos por un Dios incorpóreo alejado de la naturaleza.

Cualquier estudio de Maimónides debe igual incluir a sus otras obras, la Mishné Torá (Segunda Ley) y el Sefer Hamitzvot (Libro de los Preceptos); así como a los Trece principios. En la primera, pretendió codificar la ley recibida por Moisés en el Sinaí. Ello, con el propósito de hacerla accesible a todos los judíos, incluidos los no doctos, ofrecer una exégesis apropiada de la tradición, y transmitir normas de conducta religiosa al plano jurídico. La segunda es una evocación de las seiscientas trece reglas que todo buen judío está obligado a observar, previstas en la Torá. Para cada canon, Rambam ofrece una "explicación", que objetivamente es una representación de su acercamiento filosófico.

Respecto de los Trece principios, siete se refieren al "Creador como creador" del mundo. Ser incorpóreo, eterno, digno de hacer oración, conocedor de todo, que ofrece recompensas a los cumplidores de los mandamientos y castiga a los transgresores. Están complementados por la absoluta veracidad de las palabras de los profetas. Ello, porque la Torá es la misma entregada a Moshé Rabenu... no sujeta a cambio, ni habrá otra; por la venida del Mesías; y, por la resurrección de los muertos a voluntad del Creador.

El influjo de Maimónides en la filosofía y teología cristianas, en verdad más bien católicas, se da a través de Tomás de Aquino (1224-1274). Significativos principios, directrices y tesis de la filosofía tomista se basan en el desarrollo que Rambam hace de aquella de Aristóteles. Los esfuerzos del judío por equilibrar la "fe" con la "razón" encuentran cabida en el de Roccaseca. Lo mismo podemos afirmar del concepto de la unicidad de Dios, cimiente del judaísmo que fue adecuada a conveniencia por la iglesia de Roma para dar aforo a la Trinidad, que fuera cuestionada por la Reforma protestante. (O)

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