Forbes Ecuador

Nueva mesa de La Floresta

Daniela García Noblecilla Editora digital

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Con técnica, producto local y una creatividad afilada en cocinas Michelin, Luis Estrella da vida a I+D, un restaurante en La Floresta que brinda cocina ecuatoriana desde el detalle.

En una pequeña casa de La Floresta, donde la cocina está siempre a la vista, nació hace tres meses I+D, el restaurante que lleva la firma de Luis Estrella, un chef de 30 años. Su nombre significa Investigación y Desarrollo, la metodología que define su trayectoria y su manera de entender la gastronomía.

Estrella no es un recién llegado. Trabajó en cocinas que marcan estándares mundiales, como Le Haut Allier de una estrella Michelin en Francia y Disfrutar, el restaurante de Barcelona con tres estrellas Michelin "Son lugares donde la creatividad es extrema y la exigencia absoluta (...) Se trabaja con una precisión milimétrica, con una intensidad que te transforma". Esa energía —dice— es la base sobre la que hoy construye I+D, una propuesta íntima y de alto rigor técnico.

Hace un año, además, fue finalista regional del San Pellegrino Young Chef Academy, una de las competencias más importante para jóvenes chefs del planeta, representando a Europa del Este.

El camino de Estrella incluye a Casa Gangotena y una experiencia de dos años en Malta en donde abrió dos restaurantes desde cero. "Ahí entendí todo el proceso, desde obra gris hasta diseño de recetas", cuenta. Pero al volver a Ecuador decidió acelerar un plan que creía lejano y aquello era abrir un espacio propio. Diseñó la cocina, escogió mesas, vajilla, colores y pintó parte del local con sus propias manos. Invirtió unos US$ 30.000 y creó un restaurante pequeño, técnico, creativo y genuino.

"I+D es cocina ecuatoriana vista desde mis viajes", explica. "Trabajo con producto local, que es increíble y lo mezclo con técnicas e ideas que he aprendido alrededor del mundo".

El menú tiene 13 platos, pensado para cambiar cada cuatro o cinco meses. En enero de 2026 sumará un menú degustación de seis tiempos. La experiencia inicia en la terraza, pasa por el comedor y luego por la barra, donde se muestra parte del proceso creativo.

El ticket promedio ronda los US$ 40, con una propuesta de vinos y coctelería. Pero son los platos los que hacen que el restaurante haya empezado a ganar boca a boca en Quito. 

Restaurante I+D
Camarón & Haba Tonka. Foto: Pavel Calahorrano. 

Camarón & Haba Tonka

Un plato en dos tiempos. Primero, camarón macerado con haba tonka, acompañado de una salsa acevichada de pimiento morrón y crocantes de verde. Luego, un tartar marinado en una pasta de pimiento morrón con una ralladura aromática de tonka. Fresco, técnico y perfumado.

Bolón de verde con lomo fino sellado

La tradición ecuatoriana puesta en otra dimensión. El bolón se sirve con queso trufado y una emulsión inspirada en el seco costeño, coronado con lomo fino sellado.

Pato & Croissant

Uno de los platos insignia. Magret laqueado en soja de café, con un cremoso de foie, texturas de maqueño y un toque de yuzu.

Restaurante I+D
Pato & Croissant. Foto: Pavel Calahorrano. 

El objetivo, explica, no es convertirse en un comedor masivo. Cuenta con seis personas en su equipo —tres en cocina y tres en sala— y una capacidad para cerca de 30 comensales. "Quiero que la gente sienta que come en su casa, pero con la técnica de un restaurante de alto nivel".

Diciembre apunta a cerrar US$ 9.000 en ventas. Para 2026, la visión es ampliar la carta de vinos, fortalecer la barra, desarrollar café de especialidad y perfeccionar la degustación.

"Yo no monté un restaurante para hacer plata. Lo hice porque me encanta cocinar", Y es justamente esa mezcla lo que está posicionando a este sitio como una de las mesas imperdibles de la ciudad. (I) 

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