El intuir filosófico-social
La proyección temporal y espacial de la intuición permite identificar la causalidad y, en consecuencia, elaborar en las concepciones.
La proyección temporal y espacial de la intuición permite identificar la causalidad y, en consecuencia, elaborar en las concepciones.
Los esfuerzos del judío por equilibrar la "fe" con la "razón" encuentran cabida en el de Roccaseca. Lo mismo podemos afirmar del concepto de la unicidad de Dios, cimiente del judaísmo que fue adecuada a conveniencia por la iglesia de Roma para dar aforo a la Trinidad, que fuera cuestionada por la Reforma protestante.
El racionalismo de Maimónides, que irritó a judíos y cristianos, está relacionado con sus aserciones en el sentido de que quienes meditan y hablan de Dios -sin poseer la necesaria ciencia y solo vinculándolo a un simple ser de su imaginación, o a una tradición aprendida- no piensan realmente en Dios y no meditan sobre Él.
Mojigata es la persona que peca de lunes a viernes; el sábado reflexiona en sus procederes, pero sin arrepentimiento sino contenta por sus logros. El domingo confiesa y comulga, siendo que así sus transgresiones son perdonadas... con la intervención de un cura ansioso de escuchar morbosamente "pecados" de otros.
La propuesta del Gobierno nacional no representa un impacto negativo en la tributación de las personas naturales con residencia fiscal en territorio ecuatoriano.
El mundo experimentaba el auge del comunismo y del ateísmo. Este último, por cierto ligado al primero, pero más que a él al hecho de que la iglesia tradicional ya no calaba en una sociedad cada vez más reacia a aceptar ideas contrarias a la razón y a las evidencias.
Con Vaticano II hubo adelantos en materia de libertad de credo, ligada a la laicidad. Se pronunció en el sentido de que la fe, por gracia de Dios, requiere para su debida concreción de libertad de conciencia, la cual jamás puede ser limitada por las sociedades estatales ni civiles, al ser tal autonomía connatural al hombre.
Juan XXIII refiere que el problema más importante de "nuestra época" es el derivado de las relaciones entre ricos y pobres. Afirma que todos somos solidariamente responsables del estado de malestar consiguiente. Por ello, dice, es preciso formar las conciencias en el sentido de "estimular la responsabilidad que incumbe a todos y especialmente a los más favorecidos".
Negar lo que la razón y la lógica repudian es tan moral como generar una propia graduación de valores en el marco de nuestra concepción de la valía del hombre como ser autónomo.
Para la sociología, el nihilismo es una crisis de valores. Pero no de virtudes y vigores etéreos... sino objetivos en el ministerio humano. Cuando la sociedad niega dignidad a sus miembros -o parte de estos se arroga facultades de decidir sobre el decoro de otros- emprende en un proceso de indignificación, concurrente en la nada social.
La manipulación de acciones es, en filosofía, expresión de locura en tanto acondiciona la realidad a quereres alejados de los objetos en el mundo físico.
Para la filosofía, los dementes no lo son por disociaciones en su conocimiento actual, sino por segregaciones con el pasado proyectadas al ahora.
En las tres entregas de esta serie creemos haber recogido -en verdad más bien resumido- fielmente el contenido de una encíclica llamada a ser convocatoria al buen pensar sociopolítico, que el mundo tanto necesita.
En un apartado de su encíclica, Francisco advierte el fin de la conciencia histórica. Insiste en que palabras como "democracia, libertad, justicia y unidad" han sido "manoseadas y desfiguradas". Ello, dice, a efectos de usarlas cuales meros instrumentos de dominación, similares a títulos vacíos de contenido que pueden servir para justificar cualquier acción.
Müller expresó su oposición a la participación y voto de laicos en los sínodos de obispos. Afirma que estos tienen una autoridad no confundible con la "posibilidad de hablar" de todos los bautizados. Agrega, "equivocado es confundir la iglesia con una organización política". Sus palabras caen por propio peso. La historia demuestra que -a la vera de que la iglesia "no debería" ser una organización política- Roma ha intervenido con intereses políticos en muchos de sus actuares.
Trento fue un concilio de gran connotación política. Los decretos que surgieron no estuvieron a la altura de lo demandado por el momento histórico de la Europa del siglo XVI. Al margen de que la Iglesia católica lo reputa un sínodo emblemático para su bien, en los hechos reforzó a la Reforma en detrimento del catolicismo.
El Concilio de Trento celebró tres sesiones entre 1545 y 1563. Lo convocó Pablo III (1468-1549), y se cumplió sucesivamente en los pontificados de Julio III (1487-1555), Marcelo II (1501-1555), Pablo IV (1476-1559) y Pío V (1504-1572).
Según la conceptuación ofrecida por Walter Brandmüller, cardenal historiador de la Iglesia, los concilios son reuniones del colegio episcopal donde la Iglesia ejerce su ministerio magistral. Sus decretos, emitidos por el papa, son obligatorios.