El Concilio Vaticano II (I)
Juan XXIII refiere que el problema más importante de "nuestra época" es el derivado de las relaciones entre ricos y pobres. Afirma que todos somos solidariamente responsables del estado de malestar consiguiente. Por ello, dice, es preciso formar las conciencias en el sentido de "estimular la responsabilidad que incumbe a todos y especialmente a los más favorecidos".