La motivación hace referencia al esfuerzo personal para alcanzar un estado deseado o un resultado (Maehr y Meyer, 1997). En el campo del aprendizaje la motivación genera, dirige y mantiene en los estudiantes lo que hacen para aprender.
A partir de esto podríamos preguntarnos ¿qué nos hace querer aprender? Y podríamos recordar anécdotas de nuestros maestros, aquellos que inspiraban y aquellos que no tanto. Quizá incluso sacar de nuestra memoria aquel momento en el que, alguno de los profes con el fin de motivarnos nos dijo la siguiente frase o algo parecido a: “este curso es muy difícil. Tendrán que esforzarse mucho y aun así una buena parte de ustedes no pasará” .
Como resultado alguno de ustedes se habrá desmotivado tanto, que dejó de asistir, al fin y al cabo, si casi nadie aprueba, para qué pierdo el tiempo, pudieron pensar. Aquí claramente se vieron afectadas las expectativas, la autoeficacia (el yo puedo aprender) y lo más importante el cumplimento de la meta, que a breves rasgos se resume en aprobar la materia y lo más importante el aprendizaje y la adquisición de conocimientos.
También algún lector, pudo por el contrario sentir que lo estaban desafiando y que, a toda costa demostraría que sería capaz de aprobar la materia, pese al anuncio tan desalentador del primer día “buena parte de ustedes no pasará” y esto sucede porque cuando pensamos que somos capaces (autoeficacia alta) y no recibimos la suficiente motivación y apoyo el resultado es que, nos volvemos desafiantes.
En el primer caso la frase del docente tuvo impacto y no el mejor, claro está. Y en el segundo, aprobar se convirtió en un desafío donde solo los que realmente se consideran capaces pueden aprobar.
Lo anterior se explica desde la psicología cognitiva la cual afirma que, la motivación por aprender depende de las decisiones conscientes que el estudiante toma en función de cómo interpreta la información que recibe. Esto indica que, la motivación es una respuesta emocional mediada por factores cognitivos.
Si volvemos al primer párrafo de esta columna, nos damos cuenta de que la motivación no es un fin, pero sí un medio para mantenernos firmes y dirigirnos hacia una meta. Las metas de competencia son las que encaminan al estudiante a aprender, mientras que, las metas de rendimiento se centran en la superación de retos académicos que por lo general son las notas. Los dos tipos son importantes, pero sin duda la meta orientada al aprendizaje es aquella que, debería predominar.
Los docentes debemos conocer que la motivación es un medio poderoso para que, nuestros alumnos se mantengan firmes hacia sus metas. Para motivarlos, el lenguaje que empleemos es importante, pero es todavía más relevante que, marquemos objetivos de aprendizaje claros y que no llevemos al aula de clase una herramienta, sino toda una caja de herramientas que permitan a los alumnos profundizar, comprender, trasferir el aprendizaje adquirido a otros contextos.
Algunas ideas finales sobre cómo motivar a nuestros alumnos tomado de (Ruiz, 2020) son:
- Facilitar la comprensión del contenido, secuenciándolo y ajustando la dificulta de las tareas.
- Utilizar ejemplos de acuerdo con el interés y contexto de los estudiantes.
- Mostrar emoción y pasión por lo que se enseña.
- Salir del aula y realizar actividades que en contextos reales.
- Exponer explícitamente la importancia de lo que se va a aprender. (O)
