¡Preparen, fuego, apunten! Un liderazgo que no espera permiso
Liderar no es tener todas las respuestas, es tener el coraje de hacer las preguntas correctas mientras se transita el camino. Es construir futuro sin manual, reinventarte mientras avanzas, disparar con propósito, aunque el blanco aún se mueva. Porque el liderazgo que cambia realidades no es el que espera permiso.

¿Por qué las mejores decisiones no siempre vienen de la parálisis por análisis, sino del coraje de actuar?

"Las balas que no se disparan, no impactan. Y los planes que no se ejecutan, tampoco."

Vivimos en una época que idolatra la planificación perfecta. El culto al PowerPoint que convence, al comité que aprueba. Nos han hecho creer que si todo no está perfectamente apuntado, no vale la pena disparar. Pero el mundo ha cambiado. Hoy, la acción imperfecta supera a la parálisis perfecta. Y es ahí donde entra el verdadero liderazgo.

En mi trayectoria empresarial y como asesor de negocios, juntas directivas y como fundador de empresas, he visto una constante, los líderes que más crecen no son los que tienen todas las respuestas, sino los que actúan aún con preguntas abiertas. Y lo hacen con un mantra claro: "Preparen, fuego, apunten."

El orden importa (y más cuando lo rompes). Lo tradicional es "Preparen. Apunten. ¡Fuego!", pero el liderazgo ágil, el que se atreve a crear futuro, invierte ese orden "Preparen. Fuego. Apunten sobre la marcha".

No se trata de improvisar, sino de moverse, de decidir con lo que se tiene, de avanzar antes de tener todos los permisos, de iterar, de corregir y de aceptar que apuntar mejor muchas veces requiere estar ya en movimiento.

Este principio lo he visto aplicar con éxito en tres campos donde la pasividad suele ser mortal, la transformación empresarial, la reinvención personal y el liderazgo de equipos. Y en cada uno la clave no es la perfección, sino la acción disciplinada.

Sobre el primer punto, transformación empresarial  he comprobado que el mayor riesgo no es equivocarse, sino no hacer nada y he aprendido que los que disparan primero, aprenden más rápido.

En uno de mis artículos anteriores, hablaba de cómo "la suerte es una paliza de disciplina". Esa frase provocadora, resume una verdad incómoda: no hay suerte sin movimiento y no hay movimiento sin decisión.

Nuestro entorno actual es VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo), el exceso de análisis puede matar la innovación y lo he visto también, las empresas fracasan no porque ejecutaron mal una idea, sino porque nunca se atrevieron a ejecutarla.

Los líderes que transforman no esperan tener el 100% de información. Actúan con el 70% y corrigen el resto en el camino. Preparan lo básico, disparan con precisión razonable, afinan la puntería a través del feedback del mercado.

¿Qué pasa cuando se aplica la estrategia "Preparen. Fuego. Apunten? Les cuento un caso real en una empresa familiar que asesoramos hace poco, tenía claro que necesitaba digitalizarse, pero tenía miedo al cambio, al costo, a lo desconocido. Pero postergar era peor, aplicamos esta estrategia, se lanzó un piloto digital modesto, se midieron resultados reales, y luego se escaló. No fue perfecto, pero fue transformador.

A los 40 años, muchos profesionales enfrentan una crisis silenciosa. Lo cómodo empieza a incomodar. El rol que antes inspiraba, ahora limita y aparece la duda, ¿y si ya pasé mi mejor momento? En algún momento compartí que esta etapa puede ser la más poderosa, siempre que no nos quedemos "apuntando" esperando el disparo perfecto. La clave está en "Moverse. Explorar. Aprender algo nuevo". Dar un paso, aunque pequeño, porque no se trata de cambiarlo todo, sino de activar el músculo del riesgo controlado.

Muchos líderes senior viven atrapados en un "algún día". Pero el verdadero cambio comienza cuando nos decimos: "Hoy disparo. Después ajusto." La reinvención no ocurre en la mente. Ocurre en la acción.

En "Nunca guardes energía para el regreso", reflexioné sobre la escena de Gattaca, donde el protagonista siempre ganaba a su hermano nadando, porque nunca reservaba fuerza para volver. Daba todo en la ida. Ese mensaje es el mismo que transmite "preparen, fuego, apunten": un líder inspira cuando muestra que está dispuesto a arriesgar, a decidir, a dar el primer paso. No cuando habla de liderazgo, sino cuando lidera en movimiento. En mi camino he liderado equipos en multinacionales, en fundaciones, en procesos de M&A y transformación. Y puedo decir esto con certeza: 

"Los equipos no necesitan un jefe perfecto. Necesitan un líder real que se atreva a fallar aprendiendo, no a paralizarse planificando". Porque el ejemplo arrastra más que la instrucción.

¿Y el riesgo? Por supuesto que existe, pero es menor de lo que parece. El mayor riesgo no es actuar mal, es no actuar. Porque mientras sigues afinando la mira, otros ya están corriendo hacia el mercado, hacia la oportunidad, hacia el talento. ¡Pero atentos! Lo valiente no es disparar sin sentido, lo valiente es prepararse lo justo, disparar con dirección, y apuntar mejor en la marcha.

¿Y si fallo? Entonces se aprendió, porque nada enseña más que un error bien procesado. Y en la realidad, corregir rápido vale más que acertar tarde. Aquí vale compartir una frase que me acompaña en cada nuevo proyecto, en cada mentoría, en cada conversación: "Lo contrario del fracaso no es el éxito. Es no haberlo intentado."

¿Y si acierto? Entonces abriste camino. No solo para ti, sino para los que vienen detrás, muchas veces liderar es eso: moverse para que otros se animen a moverse.

Quiero cerrar con esto: Liderar no es tener todas las respuestas, es tener el coraje de hacer las preguntas correctas mientras se transita el camino. Es construir futuro sin manual, reinventarte mientras avanzas, disparar con propósito, aunque el blanco aún se mueva. Porque el liderazgo que cambia realidades no es el que espera permiso. Es el que se atreve a actuar.

Así que si estás esperando la aprobación, la señal divina, el momento perfecto... aquí está:

Prepara. Dispara. Apunta después. Y no mires atrás. (O)