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Brigitte Bardot muere a los 91 años: diosa indomable, mito del cine francés y un ícono mundial del activismo

Juan Romero

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A los 91 años murió Brigitte Bardot, la actriz que cambió para siempre el lenguaje del deseo en el cine y redirigió su fama hacia la defensa apasionada de los animales. Su legado, entre el arte, la controversia y la militancia, definió una forma de libertad.

28 Diciembre de 2025 07.41

La muerte de Brigitte Bardot marca el cierre de una época dorada del cine europeo y abre una reflexión sobre el poder transformador de las figuras que trascienden su propio tiempo. La actriz francesa, nacida en París el 28 de septiembre de 1934, falleció a los 91 años y deja tras de sí una de las trayectorias más influyentes —y polémicas— del siglo XX.

“Francia llora a una leyenda del siglo”, escribió el presidente Emmanuel Macron. La Fundación Brigitte Bardot, creada por ella en 1986, la recordó como una “actriz de renombre mundial que abandonó una prestigiosa carrera para dedicar su vida y energía al bienestar animal”. Desde su creación, la fundación ha rescatado más de 12.000 animales a través del programa Arche de BB y se convirtió en un referente internacional en la lucha contra el maltrato animal.

De “Y Dios creó a la mujer” al mito global

Su consagración llegó en 1956, con aquel mambo desenfrenado en Y Dios creó a la mujer, dirigida por su entonces esposo Roger Vadim. La película fue un escándalo y un fenómeno: redefinió la sensualidad femenina en pantalla y catapultó a Bardot como símbolo de una revolución cultural. La llamaron “el mito erótico de la liberación”, y sin proponérselo, se transformó en una figura feminista que desafió los límites de la moral tradicional.

brigitte bardot posando para las camaras
una de las clásicas imágenes de la actriz y modelo, frente a las cámaras que, según ella misma, nunca se cansaban de estar frente a ella. 

Durante dos décadas filmó más de 45 películas y grabó más de 70 canciones, trabajando con autores de la talla de Jean-Luc Godard, Louis Malle y Serge Gainsbourg. Brilló en La verdad (La vérité, 1960), que le valió el premio David di Donatello, y en El desprecio ( Le Mépris, 1963), una obra maestra del existencialismo francés. Incluso el BAFTA la homenajeó como un “símbolo de liberación sexual en el cine”.

La mujer que eligió abandonar la fama

En 1973, cuando todos la imaginaban inmortales en las pantallas, Bardot decidió retirarse más allá que hasta el día de hoy, temporada tras temporada, la moda vuelve a imponer algo relacionado a su estilo. 

Definió la fama como una “prisión dorada” y volcó su vida a una causa que la acompañaría hasta el final: la protección animal. Su activismo adquirió impacto planetario cuando, en 1977, abrazó a una cría de foca en Canadá y logró que varios países prohibieran su caza.

El equilibrio de la Tierra depende del respeto por todas las formas de vida”, solía repetir.

Brigitte Bardot activista, un muñeco de foca bebé, simbolizando su campaña contra la caza de focas bebé en Canadá.
Brigitte Bardot activista, un muñeco de foca bebé, simbolizando su campaña contra la caza de focas bebé en Canadá.

Desde su fundación, Bardot presionó a los gobiernos, financió refugios y obtuvo condenas judiciales contra el maltrato animal. En 2025, durante una entrevista con BFMTV —la primera en una década— reafirmó que su verdadera obra no estaba en el cine, sino en“ haber usado la fama para salvar vidas”.

Escándalos, política y legado cultural

Su vida, sin embargo, también fue turbulenta. Se casó cuatro veces, protagonizó romances mediáticos y enfrentó cinco condenas por incitación al odio tras declaraciones sobre inmigración e islam. En 2008 fue multada con 15.000 euros y, en 2018, su desprecio hacia el movimiento #MeToo —“ En la mayoría de los casos son hipócritas y ridículas ”, dijo en Paris Match — reavivó las críticas.

Aun así, Bardot nunca perdió su magnetismo. La intelectual Simone de Beauvoir escribió sobre ella en Brigitte Bardot y el síndrome Lolita (1959): “Camina lascivamente, y un santo vendería su alma al diablo por verla bailar”. Su estilo, mezcla de inocencia y rebeldía, influyó en generaciones de diseñadores y modelos. Las bailarinas, los jeans remangados y el cabello suelto con flequillo siguen siendo sellos de su estética, tan vigentes en 2025 como en la Riviera de los años sesenta.

brigitte bardot en la garigue, su casa en saint tropez
Brigitte Bardot, en una de sus últimas entrevistas en su casa en "La Garigue" en Saint Tropez.

En los últimos años, Bardot residió en Saint-Tropez, entre sus dos casas y la sede de su fundación. Aunque su salud se deterioró, continuó impulsando campañas contra la caza de montería y la venta de carne de caballo. Hasta el final, mantuvo su voz rebelde: “No tengo miedo a morir; lo único que temo es que los animales sigan sufriendo”, declaró en una de sus últimas apariciones.

El mito Bardot no se esfumará con su muerte. Fue artista, musa, provocadora y activista. Pero sobre todo, fue la encarnación de un tiempo en el que la belleza podía ser también un acto político.

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