¿Alguna vez trabajaste con alguien que hacía muy bien su tarea, pero actuaba como si las reglas no se le aplicaran?
Eso le pasó a Elena, gerenta de comunicaciones. Durante el último año trabajó con Theo, un desarrollador web. "El trabajo de Theo es excelente", contó Elena. "Aporta ideas nuevas y me encanta compartir ideas con él. Pero ignora por completo nuestros procesos y es realmente frustrante". Aunque las habilidades de Theo no dejaban lugar a dudas, su costumbre de ignorar los protocolos de la empresa le provocaba constantes dolores de cabeza. A Elena le costaba mantener la paciencia cada vez que él se saltaba la revisión del código o pasaba por alto los estándares de la marca.
Esta situación no es exclusiva de Elena y Theo. Tal vez te tocó un gerente de cuentas que no actualiza el CRM o convivís con un jefe de departamento que siempre llega tarde a las reuniones. Puede ser también el responsable de finanzas que gasta de más y asegura que "es por una buena razón", o el analista de sistemas que instala herramientas no autorizadas. Hay personas que rompen las reglas en todos los sectores y niveles.
Trabajar con alguien así puede ser frustrante, pero lidiar con colegas difíciles forma parte de la vida profesional. Exigirles que cumplan con las reglas rara vez da resultado. Lo mejor es encarar el problema sin generar hostilidad ni dañar el vínculo. Acá te contamos cómo hacerlo.

Poné en contexto la actitud de tu colega frente a las reglas
Es normal frustrarse cuando te toca corregir errores o cubrir a un compañero que ignora la manera correcta de hacer las cosas. Puede que sientas que siempre estás limpiando lo que dejan, corrigiendo sus fallas o haciéndote cargo de tareas que otros pasaron por alto.
Antes de que el enojo te gane, vale la pena pensar en el llamado error de atribución: un sesgo cognitivo muy común que nos lleva a culpar la personalidad de alguien por su comportamiento, sin tener en cuenta los factores externos. En otras palabras, es fácil pensar que tu compañero es descuidado, perezoso o que busca generar problemas a propósito. Pero quizás haya otros motivos detrás. Tal vez atraviesa una situación personal complicada, o está bajo mucha presión por parte de la dirección para entregar resultados rápidos, incluso si eso implica saltearse algunos pasos.
Esto no justifica sus acciones, pero entender que puede haber algo más detrás puede ayudarte a encarar la situación con más calma.
Arrancá con curiosidad, no con confrontación
Elegí un momento tranquilo, en el que vos y tu compañero puedan hablar sin interrupciones. Empezá con una pregunta que no resulte agresiva y que abra espacio al diálogo. Por ejemplo: "Noté que muchas veces hacés [proceso] de otra manera. ¿Podés contarme por qué?", o "Parece que [protocolo] no te está funcionando. ¿Qué lo complica?".
- Mientras escuchás, sumá preguntas que te permitan entender mejor la situación, como:
- ¿Qué partes del proceso te resultan útiles?
- Si pudieras cambiar una cosa, ¿cuál sería?
- Ya que no podemos eliminar [proceso] del todo, ¿qué compromiso te parece razonable?
Mostrá interés por entender y no solo por marcar errores. Tal vez descubras que tu compañero nunca recibió la capacitación adecuada, o que trae aprendizajes de otro trabajo donde las cosas se hacían distinto.

Explicá por qué
A veces, tu compañero simplemente no le encuentra sentido a seguir ciertas reglas. Puede verlas como una burocracia innecesaria. Tu tarea es achicar esa distancia, y explicarle no solo por qué existen, sino también cómo cumplir con esos procesos puede beneficiar a todos, incluso a él.
Por ejemplo, Elena le dijo a Theo: "Entiendo que las revisiones de código parezcan una ralentización, pero evitaron problemas importantes en el futuro. ¿Recuerdan el proyecto Orion de la primavera pasada? La revisión detectó un fallo de seguridad a tiempo, lo que evitó que el equipo de desarrollo tuviera que hacer correcciones de emergencia durante una semana".
Siempre enfocá la conversación en lo que puede ganar: seguir el proceso puede significar menos errores de último momento, menos retrabajo, más reconocimiento o una mejor relación entre el trabajo y la vida personal.
Ofrecé flexibilidad siempre que sea posible
Pensá en dónde podrías encontrar un punto medio con tu colega. ¿Existe margen para ajustar un proceso sin perder los controles clave? La idea es respetar la intención de la regla, pero al mismo tiempo hacer que el proceso sea más accesible para todos los involucrados.
Algunas alternativas pueden ser:
- Proponer un encuentro breve de 15 minutos en lugar de una reunión de una hora.
- Sugerir actualizaciones semanales por lote, en vez de pedir reportes diarios.
- Diseñar una plantilla que les facilite armar los informes con el formato preferido.
Tomá estos cambios como pruebas piloto. Fijá un plazo concreto —puede ser un mes o un trimestre— para evaluar el nuevo método y, después, reordená los esfuerzos para ver qué funcionó y qué conviene ajustar.

Sostené tu postura cuando te presionen para romper las reglas
Incluso después de haber hecho todo lo posible por mostrar flexibilidad y comprensión, habrá momentos en los que tengas que marcar un límite claro. Respondé con cortesía, pero con firmeza. Reconocé la urgencia de la otra persona y reafirmá tu posición. Por ejemplo: "Entiendo que quieras actuar con rapidez. La mejor manera de lograrlo es enviarlo a través de este formulario; luego revisaremos y priorizaremos tu solicitud".
Si hay resistencia o intentan discutir, repetí tu postura con tranquilidad: "Entiendo que tenga prisa, pero nuestro proceso consiste en clasificar todo lo que llega a través del formulario. Así nos aseguramos de que las solicitudes de cada departamento se gestionen de forma justa".
Tratar con quienes intentan saltearse las reglas no es fácil, pero es una habilidad valiosa. Con empatía, firmeza y buen trato, podés cuidar tu trabajo y mantener a tu equipo bien encaminado.
Con información de Forbes US.