A simple vista, el futuro de la tecnología no parece tener límites. Basta con mirar la velocidad con la que avanza la inteligencia artificial (IA), tanto la generativa como la que actúa de forma autónoma. El 80% de las empresas ya usan IA en al menos una función de su negocio, y más del 90% planea invertir aún más en este campo.
Sin embargo, como bien saben los que toman decisiones en las compañías, que algo haya funcionado en el pasado no significa que vaya a repetirse. En su informe anual sobre tendencias tecnológicas, los especialistas de McKinsey —Lareina Yee, Michael Chui, Roger Roberts y Sven Smit— identificaron las 13 tecnologías más relevantes para las empresas en 2025. Entre ellas no aparece solo la IA o la robótica. También figuran avances en conectividad —como el 5G y los nuevos sistemas celulares 6G—, bioingeniería, exploración espacial, computación en la nube y en el borde, realidad inmersiva y nuevas formas de movilidad, como los vehículos autónomos y eléctricos, drones, aeronaves eléctricas con despegue y aterrizaje vertical, patinetes y bicicletas eléctricas.
Detrás del desarrollo de cada una de estas 13 tecnologías clave hay una traba central: la falta de talento. En el caso de la inteligencia artificial, el 46% de los líderes reconoce que la escasez de habilidades es una barrera importante para su adopción. Las búsquedas laborales relacionadas con IA que integra agentes crecieron casi un 1000% entre 2023 y 2024. Según McKinsey, la demanda de conocimientos supera ampliamente la oferta en áreas como ciencia de datos, algoritmos, Internet de las Cosas, 5G, inteligencia artificial, DevOps, realidad virtual y computación cuántica.
Pensemos en lo que pasa con la energía y la sostenibilidad, otra de las tecnologías más relevantes del momento y la que más inversión de capital concentra: US$ 223.000 millones en 2024. Buena parte de esa plata se destina a la generación y uso de electricidad y combustibles con bajas emisiones de carbono, algo clave si se tiene en cuenta que los centros de datos vienen empujando con fuerza la demanda eléctrica.
Para que la transición hacia la energía limpia avance, la digitalización cumple un rol clave. Permite analizar datos, automatizar procesos y optimizar la red con ayuda de la inteligencia artificial. Por ejemplo, la IA y el análisis de datos sirven para cruzar grandes volúmenes de información y detectar con más precisión yacimientos de minerales usados en vehículos eléctricos. Además, la automatización y ciertas habilidades técnicas, como el manejo de Python, resultan esenciales para integrar la IA en los sistemas energéticos.
La falta de talento también golpea fuerte en estas áreas, incluso en especialidades puntuales como las energías limpias o la gestión de residuos. Si no se cubren esos vacíos, la transición energética va a avanzar más lento y eso implica dar un paso atrás en los esfuerzos globales contra el cambio climático.
Este mismo esquema se repite en cada una de las 13 tecnologías más relevantes: hay un potencial enorme, avances técnicos impresionantes, entusiasmo por todos lados, pero no alcanza la cantidad de personas capacitadas para transformar esa expectativa en algo real.
Ahora bien, estas brechas de talento no son definitivas. Se pueden achicar e incluso cerrar. Acá van tres caminos que pueden seguir quienes toman decisiones en las empresas.
Invertir en la capacitación profesional
Con mercados laborales ajustados y una población que envejece, una parte clave para resolver la falta de talento pasa por capacitar a quienes ya están dentro de las empresas. Algunas habilidades son muy puntuales, por lo que la formación específica funciona bien. Un caso claro es el de una empresa alemana de energía solar que abrió su propia Academia de Bombas de Calor para formar instaladores y técnicos especializados en esa tecnología.
Crear nuevos modelos de talento
Muchas de estas tecnologías clave, especialmente las vinculadas con la inteligencia artificial y los datos, no son locales. Armar equipos distribuidos a nivel global es una forma efectiva de encontrar el talento necesario. A su vez, el uso de IA puede fortalecer al equipo humano, al liberar a las personas de tareas rutinarias para que puedan enfocarse en funciones más complejas y atractivas. Por ejemplo, los chatbots que responden preguntas simples permiten que el personal de atención telefónica se dedique a consultas más específicas.
Además, reclutar por habilidades y no por credenciales ayuda a acceder a perfiles con alto potencial que quizás no tienen un título formal, pero sí el conocimiento necesario. En el caso de tecnologías como las soluciones energéticas sostenibles, la computación en la nube y la computación en el borde, el crecimiento también va a requerir trabajadores calificados en oficios concretos, como obreros de la construcción y electricistas.
Ver el talento como parte central de la estrategia
Las grandes apuestas en tecnologías clave no van a dar resultados si las empresas no planean la contratación y capacitación al mismo ritmo que invierten en productos e infraestructura. Eso implica alinear directamente la hoja de ruta de contrataciones con la de desarrollo de productos, y poner el foco —con claridad— en los roles que más valor aportan.
Con esta dimensión, el talento no puede quedar solo en manos del área de recursos humanos. Tiene que ser una prioridad a nivel corporativo, con la conducción al frente. Entre las compañías que ya pusieron en marcha transformaciones profundas en sus esquemas de habilidades, la mayoría asegura que eso fue clave para ejecutar su estrategia y, además, ayudó a mejorar la satisfacción de su gente.
No sabemos con certeza cómo se va a dar el futuro. Pero, más allá del rumbo que tome, algo está claro: el avance tecnológico va a depender del talento. De la capacidad, el ingenio y la creatividad de las personas. En estos 13 sectores clave, la tecnología ya está lista, pero la fuerza laboral todavía no. Las organizaciones que logren formar equipos versátiles, con perfiles distintos y motivados, van a estar en mejor posición para achicar esa brecha y aprovechar todo el potencial de la innovación.
*Con información de Forbes US.