En solo seis años, Ecuador logró posicionarse como uno de los referentes regionales en la emisión de bonos temáticos. Estos instrumentos de renta fija, diseñados para financiar proyectos con impacto ambiental o social, movilizaron US$ 919 millones desde 2019.
Su éxito refleja el interés creciente de inversionistas institucionales y minoristas por opciones financieras responsables. El primer bono verde en el país se emitió en 2019, abriendo la puerta a una ola de nuevas emisiones sociales, sostenibles e incluso vinculadas a indicadores de cumplimiento ESG.
Hoy, los bonos verdes lideran el ranking nacional con US$ 345 millones emitidos, seguidos por los bonos sociales con enfoque de género (US$ 245 millones) y los bonos azules, centrados en la protección marina y el uso responsable del agua (US$ 159 millones).
Le siguen otras categorías emergentes como los bonos sostenibles y los vinculados a la sostenibilidad, ambos con US$ 50 millones cada uno, así como instrumentos específicos para diversidad e inclusión (US$ 40 millones), proyectos sociales generales (US$ 20 millones) y mecanismos para la inclusión financiera (US$ 10 millones).
Cada una de estas emisiones responde a un compromiso medible, desde energías renovables hasta microcréditos rurales, pasando por infraestructura urbana o gobernanza ambiental. El comportamiento interanual también da cuenta de esta consolidación. Tras un inicio robusto en 2019 (US$ 250 millones), el volumen anual alcanzó su punto más alto en 2021, con US$ 469 millones, mostrando que la curva de aprendizaje del mercado maduró rápidamente.
Ecuador supo aprovechar una coyuntura global, la reconfiguración del capital hacia instrumentos con propósito. El respaldo de entidades internacionales, la existencia de casas de valores activas y el creciente apetito de los inversionistas fueron condiciones clave para el desarrollo local de estos productos financieros.
Según Climate Bonds Initiative, América Latina y el Caribe emitieron más de US$ 33.800 millones en bonos sostenibles alineados en 2023, lo que representó el 15 % del total global.
En este contexto, Ecuador se distingue por su participación activa y por su capacidad de innovar en categorías específicas como bonos azules o de género. A futuro, el desafío será escalar este mercado sin perder rigor en la certificación de impacto, asegurando que cada dólar invertido genere retornos y transformaciones concretas porque en un mundo cada vez más exigente, la rentabilidad y la sostenibilidad ya no caminan por rutas separadas. (I)