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En este año debo reconocer que en mis lecturas han faltado autores ecuatorianos, estando presente únicamente Oscar Vela y su magnífico libro de relatos Las máscaras que hemos sido, en el que a través de varias historias trata de develar el verdadero rostro detrás de las máscaras impuestas o autoimpuestas que tienen sus personajes.

29 Diciembre de 2022 09.20

Por motivos de trabajo he dejado descuidado este espacio que tan generosamente me abrió el Director de este medio, pero como bien se dice, a veces lo urgente se impone a lo importante. Pido disculpas por eso, pero, para bien o para mal, aquí estamos nuevamente.

No quería dejar que se termine este año, agridulce, tanto para el país como personalmente, sin unas pocas recomendaciones de esos artefactos que nos ayudan a sobrellevar los avatares de la vida haciéndonos viajar por realidades e historias que nos sitúan lejos de nuestros problemas, los libros.

Algunas lecturas me han acompañado este año difícil, pero quiero empezar por la que más me ha impactado: El verano que mi madre tuvo los ojos verdes, de la moldava Tatiana Tibuleac, una preciosa y enternecedora historia, pero con buenas dosis de humor negro, del último verano que Aleksy pasó con su madre. Un relato de amor filial que atrapa desde el inicio y que conmueve hasta las lágrimas, sin caer nunca en la cursilería o el cliché. 

Otra de mis obras favoritas este año fue El infinito en un junco de Irene Vallejo, que no solo es la historia del libro y de la literatura, sino la del mundo contada desde las alas de los libros. Una historia que, en la misma línea que Harari o Pinker, desmitifica muchos de los “hechos históricos” que nos han contado y hemos asumido como válidos sin mucha reflexión y que nos abre los ojos sobre el determinante papel que el libro ha tenido en ella. Vallejo también rescata (y estas son las partes que más me gustan), el papel de las mujeres en la historia de la literatura, del pensamiento y de la filosofía, que siempre quiso ser minimizado y que para la mayoría de los historiadores no existe.

También quiero destacar El Adversario del francés Emmanuel Carrére y la relectura de Expiación del inglés Ian McEwan. La primera, el relato crudo, pero sensible de los crímenes cometidos por Jean-Claude Romand que destaparían además, un tinglado de mentiras y engaños monumental que causaron un profundo impacto en la Francia de los 90; y, la búsqueda que hace Carrére de una explicación. Una novela sin ficción que no le pide favor alguno al A Sangre Fría de Capote. 

La segunda, una de las mejores novelas inglesas de lo que va del siglo, nos narra la saga familiar de los Tallis, fracturados para siempre por lo que un día creyó ver o inventó haber visto la pequeña Briony, quien no encuentra la forma de expiar su culpa, en un relato con final abierto que cada uno sabrá como interpretar.

No podía faltar en esta lista Aniquilación, lo último del francés Michel Houellebecq, una novela que empieza como un thriller apocalíptico y una crítica feroz al sistema político, pero que se transforma en un conmovedor relato sobre el amor, el dolor, la pérdida y lo imposible que a veces resulta decir adiós.

El prolífico Arturo Pérez-Reverte también se ha hecho presente con Revolución: Una Novela, en la que a través de los ojos de Martin Garret, un participante involuntario (o no tanto), nos narra de forma trepidante los avatares de esa fuente inagotable de personajes míticos como Pancho Villa o Emiliano Zapata que es la Revolución Mexicana. Una novela basada en hechos reales que Pérez- Reverte siempre quiso escribir y de la que ha dicho que “es, de algún modo, mi propia biografía de juventud”.

Del tristemente desaparecido Javier Marías, otro de los grandes que se ha ido sin un Nobel he leído Así Empieza Lo Malo, en la que Marías vuelve a entrar en el terreno del amor, (el prohibido también, o sobre todo), la lealtad, el rencor, el perdón y la autoindulgencia. Nuevamente un entretenido y profundo "estudio novelado" sobre la naturaleza humana.

En este año debo reconocer que en mis lecturas han faltado autores ecuatorianos, estando presente únicamente Oscar Vela y su magnífico libro de relatos Las máscaras que hemos sido, en el que a través de varias historias trata de develar el verdadero rostro detrás de las máscaras impuestas o autoimpuestas que tienen sus personajes. 

El Jilguero de Donna Tart, Independencia de Javier Cercas, la magnífica saga sobre Mussolinni de Antoni Scurati, con M. El Hijo del Siglo y M. El  hombre de la providencia; La conjura contra américa de Philip Roth; El poder del perro de Thomas Savage; o, Hablemos de Langostas de David Foster Wallace son otras obras maravillosas que les recomiendo fervientemente. ¡Feliz 2023 y buenas lecturas! (O)

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