Entre las primeras teorizaciones alrededor del "edadismo" están las desarrolladas por el psiquiatra y gerontólogo estadounidense Robert N. Butler (1924-2010), en su obra Why survive? Being Old in America (Premio Pulitzer) publicada en 1975. Según el autor, "La infancia es romantizada, la juventud es idolatrada; la mediana edad hace el trabajo, ejerce el poder y paga las cuentas; y la vejez, con días vacíos de propósito, recibe poco o nada de lo que ya ha dado. Los ancianos están en el camino..." (traducción literal del texto original en inglés).
Sustentado en la dramática visión de una situación a ser superada Butler reclama contra de la exclusión sufrida por los "grandes". A sus 66 años, enfermo de Parkinson, sostiene que la vida de los hombres había sido creada para un plazo determinado, y que antes de "sus propios" días, a su edad, la gente ya había muerto o la habían matado. A partir de la segunda mitad del siglo XX, las expectativas de vida del hombre incrementaron; sin embargo, la sociedad seguía discriminando a los mayores. Era, pues, imprescindible concientizar lo negativo del edadismo, y emprender en tareas que proscriban cualquier manifestación de la anomalía.
El Informe mundial sobre el edadismo (OMS, 2021) aclara que el fenómeno se encuentra asociado a una menor esperanza de vida, a deficiente salud física y mental, a recuperación más lenta de incapacidades y a cierto deterioro cognitivo. Estos componentes del edadismo están, a su vez, de conformidad con el Informe, relacionados con cuatro factores. En efecto, los componentes concordantes están atados a la edad... los jóvenes son más edadistas; al sexo, pues los varones son edadistas en mayor proporción que las mujeres; a la ansiedad ante la muerte; y, al exiguo nivel cultural de la población. Siempre según la OMS, la contingencia de caer en edadismo menguará si entre los miembros de una sociedad existe significativo contacto intergeneracional. Lo expuesto debe ser comprendido por los estados al definir sus políticas de enfrentamiento al edadismo; no hacerlo es propio de naciones irresponsables.
La edad como naturalidad del ciclo de vida de una persona no es percibida de manera similar por todas las sociedades, ni en sus diversos estratos. Mientras más nimio sea el grado de desarrollo socioeconómico de un país, mayor será su tendencia a menospreciar a los "longevos". Asimismo, lastimosamente, la marginación de los adultos mayores es enorme en las capas sociales de escasa educación, siendo el resultado de la poca atención brindada por los estados a sus regímenes de instrucción integral. En el extremo positivo: el tercer lunes de septiembre Japón celebra el Día de respeto por los mayores. Elemento esencial de la cultura nipona es agradecer a "los mayores" por lo que dieron en su juventud para bien de un país que los venera... como debe de ser.
El Glosario sobre edadismo de la fundación española "La Caixa", en concordancia con la posición de la OMS, reseña que el edadismo "invisibiliza al colectivo de las personas mayores". Ello acarrea secuelas deplorables. Así, las excluye del entorno laboral y son objeto de desatención con el argumento de que nada se puede hacer por ellas. En esas circunstancias, a los mayores -dada la actitud social negativa respecto de su edad- se les niegan medios que sí tienen los jóvenes. Convoca a cuidar tanto el lenguaje como el tono al referirnos a los adultos mayores, a no despojarlos de oportunidades, a respetar sus preferencias y a mostrarnos empáticos con sus requerimientos y dificultades.
Regresemos con el Informe. Prevé tres estrategias para reducir el edadismo. La primera involucra a la política y a la legislación. La OMS llama a los países a fortalecer el régimen normativo contra el edadismo, a ser complementado con procesos de vigilancia y sancionatorios. La segunda dice relación con lo que denomina "intervenciones educativas". El propósito es emprender en la formación de la población de todas las edades hacia lograr la erradicación de prejuicios y de discriminación, que redunde en "contrarrestar los estereotipos". Por último, invertir dice, en gestiones y acciones de contacto intergeneracional con el objetivo de fomentar la interacción entre personas de distintas generaciones.
Proporciona algunas recomendaciones de actuación y gestión. Parte de considerar que la lucha contra el edadismo requiere de un compromiso político, de la participación de diferentes sectores y agentes, y de la adaptación a los contextos imperantes en cada sociedad. En orden a ello, es necesario activar estrategias sustentadas en pruebas fehacientes, que las hay muchas. Atención debe brindarse no solo a las evidentes, pero también a las "camufladas". Es indispensable, por igual, mejorar la comprensión de los varios aspectos y manifestaciones del edadismo. El círculo se cerrará con un cambio en el discurso sobre la edad y el envejecimiento. Libres de prejuicios, demos a una y otro la espléndida proyección que tienen. (O)