Escuchemos a los jóvenes
Pedro Maldonado Ordóñez Editor
Pedro Maldonado Ordóñez Editor
La frase que dice 'el mundo es de los jóvenes' no es un lugar común y menos en estos tiempos marcados por etiquetas para distintas generaciones. Deben ser ya cerca de 30 años cuando escuché por primera vez el término generación X, utilizado para referirse a los jóvenes de ese entonces.
Al googlear sobre ese concepto, uno se encuentra que fue el fotógrafo Robert Capa quien utilizó el término generación X, en la década de 1950, para describir un ensayo fotográfico que mostraba la vida de jóvenes que crecieron después de la Segunda Guerra Mundial. A ese término se sumaron nuevas etiquetas como generación Y, también conocidos como milenials; los centenials; los alfa y vendrán más nombres con el tiempo.
Más allá de los nombres utilizados, es necesario comprender que cada nueva generación tiene sus aspiraciones, sus anhelos, sus temores y unas ganas infinitas de cambiar el mundo, de provocar cambios permanentes, de ser mejores que sus padres y abuelos. Y eso no está mal, para nada.
En ese proceso, el denominador común son los jóvenes, con todo lo que hacen y significan en la evolución de la humanidad. Este 12 de agosto se celebra el Día Internacional de la Juventud y al respecto la ONU destaca el papel fundamental de este grupo poblacional a la hora de convertir las ambiciones globales en realidades impulsadas por la comunidad.
El mismo organismo asegura que los jóvenes aportan creatividad, perspicacia y profundos vínculos comunitarios que ayudan a cerrar la brecha entre las políticas públicas y la práctica. Son actores del cambio o game changers, usando la jerga de un mundo hiperconectado.
Con esta coyuntura vale anotar el aporte de ellos en el mundo laboral en el que conviven varias generaciones. La Encuesta de Habilidades Laborales 2024 del BID muestra lo que las empresas buscan en este grupo.
En primer lugar, menciona la adaptabilidad y resiliencia, habilidades entendidas como la capacidad de ajustarse a entornos cambiantes y superar desafíos. El superpoder está en resolver problemas.
Las empresas también están detrás de conocimientos técnicos específicos, esto abarca saberes amplios e integrales.
La comunicación efectiva y el trabajo en equipo, añade el BID, son cada vez son más apreciadas en el mundo laboral, al igual que las competencias digitales, desde programación hasta análisis de datos.
Escuchar a la gente es una urgencia, una necesidad del siglo XXI. Pero escuchar a los jóvenes, comprenderlos y acoger sus ideas es un imperativo. Su manera de comprender la vida, su estilo para ejecutar acciones y su inteligencia son herramientas esenciales en tiempos confusos. Así fue en el pasado y así tiene que ser en el presente. (O)