Guerras comerciales: recorrido histórico y mirada en el presente
Para América Latina, la diversificación de sus socios comerciales y el fortalecimiento de su propia integración regional pueden ser estrategias clave para mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades en un escenario global cada vez más complejo e impredecible.

A lo largo de la historia, las naciones han utilizado las políticas comerciales como un arma, dando lugar a las llamadas "guerras comerciales". Estas confrontaciones económicas han influido en el panorama económico global, dejando cicatrices profundas y cambios significativos.

Las guerras comerciales no son un fenómeno nuevo. Desde las políticas mercantilistas del siglo XVII y XVIII, donde las naciones buscaban acumular riqueza a expensas de otras, hasta las tensiones comerciales entre potencias europeas en el siglo XIX, y entre bloques ideológicos en el siglo XX, la historia está salpicada de episodios proteccionistas. 

Los principales actores en estas disputas históricas han sido, generalmente, las potencias económicas dominantes de cada época: Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos han protagonizado varios de estos enfrentamientos, buscando proteger sus industrias nacientes o mantener su hegemonía económica. El contexto o causa subyacente a menudo ha sido la competencia por mercados, la protección de industrias estratégicas, el desequilibrio en la balanza comercial o, incluso, motivaciones políticas y de seguridad nacional.

El siglo XX fue testigo de muchas disputas notables por su impacto en el sistema comercial y la economía mundial. La Gran Depresión de la década de 1930 es quizás uno de los ejemplos más notorios, donde la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos exacerbó la crisis económica global al provocar represalias similares en otros países y contraer el comercio internacional, con el aumento masivo del desempleo y la pobreza a nivel global. 

Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y Japón (décadas de 1970-1990) fueron un conflicto causado por el creciente superávit comercial de Japón con Estados Unidos en sectores clave como la electrónica y la automotriz. Estados Unidos lo percibió como una amenaza para sus industrias y presionó para que Japón apreciara el yen y abriera sus mercados. El Impacto en la competitividad de ciertas industrias de ambos países fue su principal consecuencia

La confrontación ideológica y geopolítica entre Estados Unidos y el bloque comunista liderado por la Unión Soviética (.la Guerra Fría, 1947-1991) desembocó en la imposición a la Unión Soviética y otros países comunistas de embargos y restricciones comerciales, como una herramienta de presión política y económica. Como consecuencia, se afectó el desarrollo económico y se impulsó la creación de mercados y alianzas comerciales dentro de cada bloque

En la actualidad, el mundo ha sido testigo de una guerra comercial desatada por la administración de Donald Trump, bajo la premisa de proteger la industria estadounidense y reducir el déficit comercial. Estados Unidos impuso aranceles a una amplia gama de productos importados desde China, alegando prácticas comerciales desleales, robo de propiedad intelectual y desequilibrios comerciales.

Las consecuencias de esta guerra comercial serán diversas: las empresas de ambos países enfrentarán mayores costos, lo que en algunos casos se trasladarán a los consumidores; la inversión se verá frenada por la incertidumbre, y el crecimiento económico tenderá a su desaceleración. Los países sin una participación directa en la disputa, sentirán el impacto a través de la disminución de la demanda global y la disrupción de las cadenas de valor.

América Latina no será inmune a las ondas expansivas de la guerra comercial que enfrenta directamente a Estados Unidos y China. La incertidumbre generada por la guerra comercial afectará la inversión extranjera en la región y a una desaceleración del crecimiento económico global, con impacto en la demanda de las exportaciones latinoamericanas en general. 

Las consecuencias de las guerras comerciales para el comercio internacional suelen ser negativas. La imposición de barreras arancelarias encarece los productos importados, reduce la demanda, distorsiona los flujos comerciales y puede llevar a una disminución del crecimiento económico global. Algunos sectores sienten el riesgo de estar entrando en un nuevo orden comercial mundial, más cercano al proteccionismo del siglo XIX que al multilateralismo de las últimas décadas, con una "renacionalización del comercio", donde el poder y la reciprocidad sustituyen las reglas.

La salida a esta y futuras guerras comerciales requiere un compromiso con el diálogo, la negociación y el fortalecimiento del sistema multilateral de comercio basado en reglas. Para América Latina, la diversificación de sus socios comerciales y el fortalecimiento de su propia integración regional pueden ser estrategias clave para mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades en un escenario global cada vez más complejo e impredecible. (O)