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Al no crecer adecuadamente y ver afectada su condición física, también quedan impedidos de aprender y de imaginarse como superhéroes, pilotos o cualquier otra aspiración propia de la infancia. La deuda con la niñez ecuatoriana es enorme y no admite más postergaciones.

5 Septiembre de 2025 12.58

¿Alguna vez te ha pasado que, por algún motivo, no pudiste desayunar o te saltaste una de las tres privilegiadas comidas del día? Seguro que sí, y todavía recuerdas la sensación de vacío e incomodidad que esto te causó en su momento. Posiblemente no lograste avanzar en tus actividades, te dolió la cabeza y, en definitiva, te sentiste mal. Por suerte, pudiste alimentarte y cada bocado fue un aliciente para recuperar el ánimo y la energía perdida por esa breve interrupción en tu nutrición.

Lo bueno es que a ti esto no te ocurre todos los días. Lo malo es que a uno de cada cuatro niños y niñas menores de 5 años en Ecuador sí. Según la Encuesta Nacional sobre Desnutrición Infantil 2023, el 20,1 % de los niños menores de 2 años vive con esta condición, que provoca un retraso en el crecimiento irreversible y exige atención prioritaria durante los primeros 1.000 días de vida. Sus causas son múltiples: nutrición insuficiente, enfermedades frecuentes en la infancia temprana, falta de acceso a agua segura, saneamiento e higiene, así como limitaciones en los servicios de salud.

Las consecuencias se extienden a lo largo de la vida: generan dificultades de aprendizaje, aumentan el riesgo de enfermedades crónicas como hipertensión y diabetes, y limitan las posibilidades de inserción laboral. Además, los costos de la malnutrición representan cerca del 4,3 % del PIB nacional. Por ello, UNICEF subraya la urgencia de implementar políticas integrales e inversiones estratégicas en la primera infancia, como medida clave para garantizar el desarrollo pleno de niños y niñas en el país.

De acuerdo con datos de UNICEF (2021), priorizar la primera infancia no solo es un acto de justicia y protección social, sino también una inversión rentable: por cada dólar invertido en los primeros años se recuperan 17 dólares en beneficios económicos y sociales (James Heckman, Nobel de Economía). Asimismo, investigaciones del Banco Mundial evidencian que los niños que no sufren desnutrición crónica tienen mayores ingresos en la edad adulta.

Volvamos entonces a la historia inicial: ese día en que te saltaste una comida y tu productividad se desplomó. Ahora imagina a un niño pequeño que ha pasado toda la noche sin comer y que, además, debe ir a la escuela con el estómago vacío. Sus oportunidades de aprendizaje serán escasas, por no decir nulas.

En Ecuador, la desnutrición infantil continúa siendo uno de los problemas sociales más críticos, con efectos directos sobre la educación. Un metaanálisis de 63 artículos científicos enfocados en América Latina y en particular en Ecuador confirma que esta condición, vinculada a la pobreza y a la falta de servicios básicos, deteriora el desarrollo físico e intelectual de los menores, limita su concentración, aprendizaje y desempeño escolar, e incrementa el riesgo de deserción. En síntesis, la evidencia muestra que la desnutrición infantil es un determinante clave del bajo rendimiento académico, con un impacto que trasciende al futuro laboral y social de toda una generación (Palma Mendoza & Ponce Ocaña, 2024).

¿Qué podemos hacer? Lo primero es poner el foco en esta situación y priorizarla. Y luego comprender que el factor pobreza está estrechamente relacionado con la desnutrición crónica infantil. UNICEF plantea que políticas públicas integrales, que garanticen cuidado y afecto, estimulación temprana, acceso a agua potable, alimentación adecuada, lactancia, vacunación y seguimiento médico desde el embarazo, podrían prevenir este flagelo.

Como muchos de los problemas que agobian al país, este también suele ser ignorado si no se lo vive de cerca. Sin embargo, permanece ahí, presente y latente, afectando a miles de niños y niñas, arrebatándoles salud, aprendizaje y sueños. Porque al no crecer adecuadamente y ver afectada su condición física, también quedan impedidos de aprender y de imaginarse como superhéroes, pilotos o cualquier otra aspiración propia de la infancia. La deuda con la niñez ecuatoriana es enorme y no admite más postergaciones. (O)

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