La educación no es un privilegio, es un derecho
La evidencia demuestra que la gratuidad no solo favorece el acceso a las universidades, sino que también brinda oportunidades de crecimiento, desarrollo y proyecto de vida.

Hace unos días vi un video que me llamó profundamente la atención y, debo admitirlo, también me inquietó.
Era una entrevista en la que un reconocido comunicador del país conversaba con un abogado que se presentaba como especialista en Sistemas Jurídicos de Protección de Derechos Humanos. El diálogo giraba en torno a los posibles cambios en la Constitución y a la idea de que una Asamblea Constituyente puede —y debe— redactar una nueva carta magna que mejore la vida de las personas.

Hasta allí, el planteamiento parecía razonable. Sin embargo, el debate se tornó más delicado cuando se abordó el tema de los derechos. El entrevistado mencionó que la actual Constitución garantiza la salud y la educación gratuita, pero que, según su criterio, el país ya no debería sostener "ilusiones ni utopías". Propuso que la educación se garantice solo hasta el segundo nivel de secundaria, y que la universidad deje de ser gratuita, salvo para quienes demuestren mérito académico. En su argumento, no todos deberían tener acceso.

Me puse a investigar sobre este tema y encontré un artículo titulado: "La gratuidad de la educación superior y sus efectos sobre el acceso: caso Ecuador" en este, se afirma que la educación es un "derecho humano y universal y un deber del Estado" (UNESCO, 2028) y que desde la Constitución de la República promulgada en 2008 se establece que "la educación pública será universal y laica en todos sus niveles, y gratuita hasta el tercer nivel de educación superior inclusive" (Asamblea Nacional del Ecuador, 2008, p. 33). El artículo señala que, se instituye la gratuidad de la educación superior con la intención de incrementar la igualdad de oportunidades e inclusión, eliminando barreras económicas que pueden afectar el acceso además de indicar qué, Ecuador se encuentra en el grupo de países que tomaron medidas agresivas para expandir el acceso. 

Los principales resultados del estudio se relacionan con un efecto positivo de la gratuidad en el acceso a nivel general, con énfasis hacia grupos marginados, aunque se ha visto afectada por las medidas adicionales asociadas al mérito y calidad (Rivera, 2019).

Como en todo lo que sucede en educación, es inevitable no relacionar con algo o alguien, estudiante, colega, amigo del ámbito educativo, con quien la vida me cruzó. Esta vez al ver la entrevista recordé a Paula, una de mis primeras estudiantes de octavo de básica, que provenía de una familia de escasos recursos, cuyos padres tenían puesta toda su esperanza para que, una vez finalizado el bachillerato técnico en gastronomía, pueda apoyar en los gastos de la casa, pero lo que no habían visto en ella era el tremendo potencial que tenía, ortografía nítida, comprensión lectora en su máximo nivel y alta regulación emocional, es decir, los requisitos para que, un estudiante sea exitoso y sí ella lo era. 

Una vez en una reunión de padres de familia del curso y siendo yo la dirigente me atreví a mencionar el gran potencial que tenía Paula, se lo dije directo a sus padres, quienes extrañados me miraron y dijeron que ellos esperaban que trabajara pronto, yo les había dicho que ella podría empezar estudios superiores que, eran gratuitos y que le dieran esa oportunidad.

Años después recibí un mensaje de Paula a través de un red social y me contó que ingresó a una universidad pública y que estaba por graduarse de psicopedagoga, coincidencialmente la misma profesión de pregrado que tengo. ¿Qué podemos concluir de este tipo de entrevistas, de esos comentarios que están fuera de la realidad y que solo evidencian una desconexión con lo que viven los jóvenes ecuatorianos? La evidencia demuestra que la gratuidad no solo favorece el acceso a las universidades, sino que también brinda oportunidades de crecimiento, desarrollo y proyecto de vida.

Lamentablemente, en pleno siglo XXI, se vuelven a poner sobre la mesa temas que nos conducen al retroceso y que, además, reflejan tintes egoístas, promoviendo la inequidad y limitando el acceso al bien más preciado que tiene una sociedad: la educación.

Por una educación que no impida que quien menos tiene acceda, aprenda y crezca. (O)