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Año Sabatico
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El año sabático no solo ofrece a los estudiantes un tiempo de reflexión personal y académica, sino que también contribuye a la independencia, multiculturalidad y preparación para enfrentar futuros desafíos profesionales.

07 Diciembre de 2023 11.37

Volviendo a los apasionantes temas educativos, quiero hablarles acerca de las actuales inquietudes que existen en familias y en jóvenes acerca de la experiencia denominada "año sabático," conocido en inglés como "gap year," cuyo origen histórico se remonta a las prácticas agrícolas de los hebreos hace miles de años. Estos tomaban el séptimo año de la cosecha para el descanso, una costumbre que permitía dejar la tierra sin trabajar para su regeneración tras varios años de cultivo.

En el ámbito educativo, el año sabático se refiere a un período en el cual los estudiantes optan por un receso motivado por diversos factores: indecisión de la carrera, ganas de viajar, recuperarse del cansancio, aprender idiomas, tener una experiencia laboral, realizar un voluntariado social o simplemente tomarse un tiempo para asumir nuevos retos. Planificarlo de manera organizada y con objetivos claros es crucial para maximizar sus beneficios.

La tendencia de tomarse un año sabático ha ido en aumento en diferentes partes del mundo, siendo una costumbre arraigada en el norte de Europa o Estados Unidos. En Hispanoamérica, en España, el 88% de las personas que optan por un año sabático tienen entre 18 y 35 años, siendo más de la mitad en el rango de 18 a 24 años. En países como Nueva Zelanda, el 'gap year' preuniversitario es practicado por el 81% de los estudiantes, mayormente entre las edades de 16 y 24 años.

Los beneficios del año sabático son varios, entre los principales están la exploración de opciones antes de tomar decisiones académicas y profesionales, el autoconocimiento personal, el mejoramiento de competencias emocionales y la reflexión sobre decisiones futuras de estudio y fortalecimiento de habilidades.

Otras investigaciones sugieren que tomarse un año sabático puede influir positivamente en el rendimiento académico. Al proporcionar un tiempo de descanso, los estudiantes regresan más enfocados y motivados para enfrentar nuevos desafíos académicos.

Además, luego de un tiempo interrumpido de estudio, la respuesta de todos no es la misma, y la presión en la etapa del colegio puede llevar al agotamiento. Tomarse un año sabático brinda la oportunidad de evitar este cansancio normal, permitiendo a los estudiantes recargar energías y regresar con una mentalidad más equilibrada.

En los procesos de asesoría de elección universitaria, hemos constatado en estudiantes latinoamericanos que, cuando el año sabático preuniversitario se planifica adecuadamente, ofrece valiosas oportunidades de crecimiento personal y académico. Según datos propios, casi un 35% de las familias apoyan esta decisión de sus hijos como parte de una inversión emocional que afiance la madurez de sus procesos de toma de decisiones futuras.

El año sabático no solo ofrece a los estudiantes un tiempo de reflexión personal y académica, sino que también contribuye a la independencia, multiculturalidad y preparación para enfrentar futuros desafíos profesionales. Su auge destaca el impacto positivo en el desarrollo personal y académico de los jóvenes, conforme sugieren varias investigaciones internacionales e incluso, puede ser una estrategia sistemática para disminuir la deserción universitaria. (O)

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