En Ecuador, el consumo de fertilizantes alcanzó 325,9 kg por hectárea en 2022, más del doble del promedio global (133,2 kg), según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, ONUAA. En ese contexto, Yara —una multinacional especializada en nutrición de cultivos, con operaciones en más de 60 países y alrededor de 17.000 colaboradores en todo el mundo— quiere convertir al país en un modelo de eficiencia agrícola.
Esta empresa noruega tiene una historia que se remonta 120 años atrás cuando dos hombres se conocieron en una fiesta en ese país. Juntos crearon una fundación para alimentar a la población que pasaba hambre en Europa. Usaron el poder de una hidroeléctrica para extraer nitrógeno del aire. Así sentaron las bases para la producción a gran escala de fertilizantes minerales y encontraron el camino para la industrialización de Noruega. Esto permitió iniciar sus primeras exportaciones hacia Asia. Hoy llega a más de 140 países y tienen ingresos de US$ 13.900 millones a escala global.
Desde su sede en Guayaquil, Yara desarrolla iniciativas con tecnología, asesoría técnica y productos especializados para mejorar la productividad de los agricultores ecuatorianos. Al frente de la operación ecuatoriana está Jaime Vinces, director comercial de Yara Ecuador. Es guayaquileño e ingeniero industrial. Tiene un MBA realizado en Colombia y una maestría en supply chain management en Estados Unidos. Aunque ingresó al sector agrícola hace nueve años con Yara, su experiencia se formó en el mundo del consumo masivo. Pasó por empresas como Nestlé, Coca-Cola y Corporación GPF. Vivió en Quito, Colombia y Costa Rica como gerente de diferentes áreas en cada organización.
"Ha sido retador, sí, pero la verdad es que me he enamorado de la agricultura", dice Vinces. Lo que más lo conecta, asegura, es el propósito que tiene la compañía: cultivar un futuro alimentario positivo para la naturaleza. Su ingreso fue desde el área de supply chain y logística, lo que le permitió conocer el negocio desde adentro.
Luego se movió al área comercial y se acercó cada vez más al productor. Hoy está del lado de quienes cuidan la producción de cada agricultor. Vinces afirma que esto le dio una intención adicional a su carrera profesional. "Detrás de cada caja de banano, de cada balde de cacao, de cada saca de arroz o maíz, hay un productor y también hay familias, y en este caso, familias ecuatorianas que mueven nuestra economía".
Cuando hablan de "soluciones nutricionales", se refieren a alimento para las plantas, no a agroquímicos. "No estamos en el segmento de medicinas para los cultivos, sino en la nutrición: elementos naturales o minerales que vienen de la propia naturaleza", aclara Vinces. En Ecuador, desembarcó en 2006, pero fue a finales de 2016 cuando decidió tener presencia directa en el país.
"Pasamos de tener tres agrónomos en campo a 17, todos enfocados en llevar conocimiento y tecnología directamente al agricultor". La empresa trabaja con un operador logístico que se encarga de recibir, mezclar y distribuir sus productos a escala nacional. Yara Forma parte de la región Andina, que agrupa a Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia. En 2024, según la Superintendencia de Compañías, esta firma tuvo más de US$ 60 millones en ingresos en el país, en 2024.
Según este ejecutivo, el tipo de nitrógeno que se utiliza permite a los agricultores alcanzar entre un 20% y 30% más de rendimiento por hectárea. La compañía realizó pruebas en cultivos como banano y cacao, donde, por ejemplo, una agricultora logró superar en más de una tonelada por hectárea su producción habitual.
Además, Vinces asegura que los fertilizantes pueden reducir hasta un 60 % de huella de carbono respecto a otros orígenes. "Eso significa que, además de producir más, el agricultor puede generar alimentos con menor impacto ambiental, lo que llamamos la descarbonización de la agricultura", dice. En el caso del cacao, explica, se puede reducir hasta un 70% de la huella de carbono por tonelada producida debido a una combinación de eficiencia productiva y menor impacto desde el origen del fertilizante.
Yara cuenta con 24 plantas en el mundo. Para el mercado ecuatoriano, los productos provienen principalmente de Europa —con plantas en Noruega, Holanda e Inglaterra—, pero una parte del portafolio llega desde Cartagena, Colombia. "Aproximadamente el 40% del volumen que importamos viene de nuestra planta en Cartagena, y el resto desde Europa", explica este experto.
En total, Yara Ecuador importa unas 90.000 toneladas anuales, de las cuales el 15% se mezcla localmente para ajustarse a las necesidades nutricionales de distintos cultivos. La planta colombiana es estratégica para la región Andina y tuvo una inversión de US$ 100 millones. En Ecuador, la organización trabaja con más de 60 distribuidores y llega a todo el país y las Islas Galápagos.
Otro dato: en el país la empresa trabaja con más de 10.000 agricultores al año y llegó, en los últimos cinco años, a más de 350.000 hectáreas productivas (Ecuador cuenta con cerca de 2,4 millones de hectáreas agrícolas). La operación local está conformada por un equipo de 32 personas, diverso y joven: el 50% son mujeres y el 60% tiene menos de 35 años. "Trabajamos con productores de todo nivel: desde grandes exportadores hasta pequeños agricultores que sacan adelante a sus familias con su trabajo en el campo", señala este ejecutivo. Tienen una red de 37 agrónomos que se conecta con una red global de conocimiento que transfiere tecnología y buenas prácticas.
Desde su liderazgo, Jaime Vinces rescata con orgullo la capacidad innovadora que ve en Ecuador. "Operamos con un espíritu de emprendimiento muy fuerte". Uno de sus mayores logros es liderar el desarrollo y lanzamiento de nuevos productos diseñados a partir de las necesidades específicas del agricultor ecuatoriano. "Hemos logrado que soluciones creadas aquí no solo tengan impacto local, sino que ahora están siendo consideradas para implementarse en otros países de Latinoamérica". Ese resultado es, para él, una muestra del enorme potencial que tiene la agricultura del país. (I)