Reconocimiento de la identidad de género en la comunidad educativa (II)
El "desarrollo de la identidad" es catalogado como el proceso progresivo y multidimensional a construirse a lo largo de la vida de las personas. Manifiesta abarcar la formación del autoconcepto, la autoestima, la autonomía y la capacidad para relacionarse con el entorno.

La semana pasada ofrecimos una sinopsis de los "principios" sustentantes del Protocolo de acompañamiento de niñas, niños y adolescentes para el reconocimiento de la identidad de género en la comunidad educativa, expedido por el Ministerio de Educación acatando un dictamen constitucional. Desde que conocimos de la sentencia expresamos nuestra contrariedad, pues representa un descomunal peligro para el sistema educativo ecuatoriano de menores. Los jueces, evidentemente, lo malograron. En complemento de los principios, el Protocolo incluye enunciados -resumidos adelante- oportunos para la definición de un régimen educativo moderno, a no ser estigmatizado por apreciaciones ideológicas. A estas han apelado facciones promotoras de superestructuras prejuiciadas y, por ende, carentes de valor.

Según el documento, su "objetivo general" es establecer un marco orientativo promotor de convivencia respetuosa e integradora en relación con la identidad de género de los estudiantes. Aboga por actuaciones particulares frente a escenarios de violencia y/o discriminación en el ámbito educativo, abordantes de la prevención, la protección y la restitución de los derechos vulnerados. Dispone como "objetivos específicos" garantizar el acceso, permanencia y culminación de la educación en un medio escolar armónico, democrático e inclusivo, fomentando la avenencia amable y fortaleciendo las relaciones interpersonales al interior de la comunidad educativa. Refiere a la necesidad de sensibilizarla en torno a la intimidación por razones de identidad de género. Prevé lineamientos y acciones para advertir, detectar y actuar ante las situaciones en cita, patrocinando respuestas oportunas de la colectividad educativa.

El Protocolo sustenta su "marco teórico referencial" en el enfoque de derechos humanos y en la psicología del desarrollo, los cuales permiten comprender en su integridad las experiencias y necesidades de los niños en el entorno escolar. Sostiene ser el propósito orientar acciones protectoras de su bienestar, impulsoras de salud mental y garantes de un desarrollo pleno, en ambientes seguros y respetuosos.

Detalla los "tipos de violencia" concretos a enfrentarlos hacia la concreción de una sociedad robusta, reverente y honesta. Enuncia a las violencias física, psicológica, sexual, económica o patrimonial y política. Especial mención hace de la "violencia simbólica". La conceptúa como conductas reproductoras de relaciones de dominación, desigualdad y discriminación mediante mensajes, símbolos, valores o prácticas culturales, naturalizando la subordinación y exclusión de determinados grupos. ¿Puede alguien en plena cordura cuestionar un régimen educativo que deseche estas penosas manifestaciones de violencia? Quienes critican el Protocolo deberían leerlo y tratar de entenderlo.

Respecto de la sexualidad, la pondera a título de dimensión en constante evolución en el ser humano, cambiante a lo largo de su vida e influenciada por factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos. Agrega que aunque puede estar afectada por estos aspectos, la sexualidad expresa todo lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos. Con absoluta precisión, asevera que la sexualidad va más allá de la actividad sexual, siendo una construcción subjetiva y personal de cada ser humano, en la que están involucrados el cuerpo, la identidad y la orientación sexuales. Entonces, dice el Protocolo, no está limitada a una faceta biológica, mas, a una integralidad enlazante de todos los ámbitos de nuestra vida: cómo nos sentimos con nosotros mismos, cómo nos relacionamos con los demás y cómo percibimos nuestra identidad de género.

El "desarrollo de la identidad" es catalogado como el proceso progresivo y multidimensional a construirse a lo largo de la vida de las personas. Manifiesta abarcar la formación del autoconcepto, la autoestima, la autonomía y la capacidad para relacionarse con el entorno. Estos, influenciados por los contextos familiar, social y cultural. La identidad también implica sumarios de caracterización. Estamos ante encauses dinámicos organizados en diferentes momentos clave, que son esenciales para la conformación de la personalidad adulta y para el desarrollo de una consonancia exhaustiva del ser humano.

Al margen de nuestra disconformidad con el extremismo con el cual el fallo aborda un tema de por sí sensible, consideramos que el Protocolo es un instrumento contentivo de principios, objetivos y lineamientos legítimos. De hecho, creemos que el ministerio hizo un encomiable esfuerzo por reducir el impacto del absurdo pronunciamiento de los jueces constitucionales. Corresponde al colectivo su aplicación inteligente, apartada de fundamentalismos ideológicos, culturales, políticos y religiosos siempre negativos si son ponderados a la vera de la razón. El Estado está convocado a no dar oídos a opinantes nimios, ignorantes sobre lo que juzgan. (O)