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Quejarse es fácil, pero proponer ideas para evitar trancones, pérdida de tiempo, estrés y otros males derivados del intenso tránsito vehicular puede ser complicado. Hoy me permito sugerir algunas ideas para que nuestro día por las calles de Quito sea más llevadero y menos angustiante. Se aceptan sugerencias.

12 Marzo de 2023 06.23

Tomar un bus en hora pico es una pesadilla y manejar el auto propio, también en hora pico, es igual una pesadilla. En el bus están los empujones, los gritos, el genio del conductor que acelera y frena a placer, más el miedo a ser víctima de un delincuente. En el auto la pesadilla pasa por la congestión interminable en cualquier día y a cualquier hora; también juegan el carácter de los demás conductores, los audaces motociclistas, los peatones imprudentes y el miedo a ser asaltado en un semáforo o a un choque por esos vivos que chatean mientras manejan.

En Quito circulan algo más de 500.000 vehículos y cada año ingresan al parque automotor (eufemismo de congestión) 17.000 nuevos vehículos según los datos de las autoridades de tránsito. Buen negocio para las firmas automotrices, pero un problema para la ciudad. Sí, un problema que lo vivimos quienes vivimos y nos movilizamos por las calles de Quito.

Los que optan por la bicicleta, el scooter, la motocicleta (a gasolina o eléctrica) o la caminata tampoco la tienen tan fácil. Basta una lluvia para arruinar su día y no se diga del riesgo de circular junto a autos y buses, con choferes apurados y fanáticos de celular. 

Pero más allá de las quejas veamos las posibles soluciones para el tránsito cada vez más intenso y caótico de la capital de los ecuatorianos, y que seguramente se repite en otras ciudades como Guayaquil, Cuenca, Ambato, Manta y otras.

-Un transporte público decente. Los expertos lo han dicho hasta el cansancio: el transporte público es el que menos males causa en temas de ocupación de las vías y contaminación. Allí entra en juego el concepto de movilidad sostenible, que se entiende por todo vehículo que transporta al mayor número de personas con el menor impacto posible en el ambiente y en las personas. Un bus promedio en Quito puede llevar a unas 50 o 60 pasajeros entre sentados y de pie; el reto allí es que las personas se sientan seguras y cómodas al interior del bus, que sea un sistema decente y no humillante. Ojalá los dueños de las empresas de transporte de pasajeros lean y entiendan el bien que pueden causar con las decisiones que incluyan a sus clientes, porque los pasajeros somos sus clientes.

-Bicicletas y scooters. Un meme que leí hace poco decía “Nunca he visto a ninguna persona enojada en bicicleta”. Y es cierto, un ciclista (y ahora el 'scootero') es una persona con energía, alegre, que va por la calle en camino a su trabajo, la universidad, a encontrarse con amigos, que quiere vivir. Los ciclistas de verdad saben que la bicicleta es sinónimo de salud y de vida sana. Ellos merecen espacios bien señalizados y seguros, pero también tienen obligaciones y responsabilidades como respetar las veredas de los peatones, usar casco, respetar límites de velocidad, etc. Como le digo a mi papá: “Cada vez que veas un ciclista en la calle piensa que soy yo o tu nieto”.

-Auto compartido. Esta alternativa es una de las más complicadas de ejecutar dada la inseguridad en la que vivimos en estos tiempos. Hasta hace unos 10 o 15 años yo no tenía problema en subir al auto a alguien que pide un aventón, pero hoy pienso distinto. Sin embargo el auto compartido se puede intentar entre vecinos de un sector (Los Chillos o Cumbayá, por ejemplo). Allí la base es ponerse de acuerdo en el punto y hora de partida, así como el sitio hasta donde el conductor puede llevar a sus pasajeros-vecinos; y lo mismo para el regreso. Algunas empresas ya aplican este modelo, incluso con aplicaciones internas, y funciona. El primer paso es preguntar en el barrio y a los compañeros de oficina, háganlo y seguro encontrarán personas que están de acuerdo. En este punto también me atrevo a plantear un servicio: transporte de personas y bicicletas, digamos desde Tumbaco o Pifo hasta Quito y viceversa. Existimos muchas personas que contratarían ese servicio o que podríamos asociarnos para ofrecer esta solución de movilidad.

Caminar. Este es un tema para discutir porque por un lado está el disfrute de estar solo y por otro la seguridad. Caminar es un momento para descargar tensiones, aclarar dudas, hacer una llamada. Es bastante cool también ver que en ocasiones uno camina y avanza más rápido que los vehículos con sus histéricos y desesperados conductores adentro. Pero al hablar con amigos y colegas muchos evitan esta opción por el miedo a los robos y asaltos en la vía pública. Pero yo, que ya he sufrido algunos robos al caminar, aún creo en esta alternativa para ir de un punto a otro, siempre con las alertas encendidas.

Educación: No solo educación vial, sino educación como tal. Esto implica aprender normas de tránsito, normas de convivencia, empatía, respeto, comprensión y tolerancia. Con una buena educación en estos y otros temas el transporte en distintos medios será diferente, mejor. Suena a utopía, a sueño imposible, pero si no soñamos para qué vivimos. (O)

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