Empezó en una cafetería sin inversores externos y creó una de las startups de IA más rentables del mundo
Iain Martin Colaborador
Iain Martin Colaborador
Una mañana lluviosa de julio, en un suburbio elegante de Ámsterdam, Nathan Xu se sentó en una cafetería italiana para encarar una jornada cargada de reuniones. Con una sonrisa, preguntó si podía grabar la conversación y se colocó un dispositivo delgado, del tamaño de una memoria USB, en la camisa.
Con un solo clic, ese pequeño aparato con forma de píldora comenzó a grabar, transcribir y resumir todo lo que se decía, tanto por él como por quienes lo rodeaban. El dispositivo fue desarrollado por Plaud, la startup que Xu fundó con sede en San Francisco y Shenzen (China). Puede almacenar hasta 20 horas de grabación y transformarlas en transcripciones con función de búsqueda. Para lograrlo, conecta sus micrófonos con el software de Plaud y una serie de herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT.
Bautizado como NotePin, este dispositivo encontró rápidamente un público propio. Desde su lanzamiento en 2023, Xu vendió más de un millón de unidades a médicos, abogados y otras personas con exceso de trabajo, jornadas extensas y poca memoria. Así, Plaud se posicionó entre los primeros jugadores en la carrera por trasladar las herramientas de inteligencia artificial del teléfono o la computadora al cuerpo. El equipo de Xu ya dejó atrás a algunos competidores estadounidenses que aparecieron primero, como Rabbit y la ahora desaparecida Humane, que prometieron asistentes con IA, pero entregaron productos costosos que fracasaron.
Los inversores ya pusieron cerca de US$ 350 millones en este mercado, donde una nueva generación de startups como Omi y Limitless lanza tecnología wearable. A la vez, Amazon acaba de comprar Bee, una pequeña startup de dispositivos para tomar notas, por una suma que no se hizo pública. En mayo, OpenAI desembolsó US$ 6.400 millones para incorporar el futuro dispositivo de IA del diseñador del iPhone, Jony Ive.
Plaud y otras startups similares aprovechan los cambios en las reglas del juego dentro del mundo tecnológico, donde los bots de inteligencia artificial para tomar notas se volvieron habituales en las teleconferencias. Como muchas personas ya ignoran la presencia de estos transcriptores en el ámbito laboral, la costumbre de pedir permiso para grabar fuera de la oficina empezó a desdibujarse. "Ahora, doy por sentado que todo, incluso las reuniones informales, se graba", dijo Pia d'Iribarne, cofundadora de New Wave VC, quien respaldó a Bee.
Consciente de las implicancias que tienen los dispositivos de grabación personal en la privacidad, Xu busca mostrar los productos de Plaud como herramientas profesionales y no como dispositivos pensados para registrar conversaciones en secreto, por ejemplo, en una mesa de café. "Siempre recomendamos a los usuarios obtener su consentimiento antes de empezar a grabar", afirma con cautela.
"En la próxima década, cada persona tendrá un dispositivo portátil de inteligencia artificial".
Nathan Xu, cofundador y director ejecutivo de Plaud AI
A diferencia de muchas compañías que trabajan con inteligencia artificial, Plaud no solo genera ingresos, sino que también es rentable. Gracias a las ventas del NotePin, que cuesta US$ 159, y a los planes de transcripción anuales que parten desde US$ 99, la empresa proyecta alcanzar US$ 250 millones en ingresos anualizados este año. Xu asegura que los márgenes son comparables al 25% que obtiene Apple por cada iPhone vendido.
Y, a diferencia de sus competidores, Plaud lo consiguió sin recurrir al capital de riesgo. Xu, de 34 años, puso en marcha la empresa con sus ahorros y junto a su cofundador, Charles Liu, un empresario mayor que él y dueño de una fábrica en Shenzhen. Juntos lanzaron una campaña de financiamiento colectivo que recaudó un millón de dólares. Ambos todavía conservan la gran mayoría de la compañía.
Sin embargo, la competencia se intensifica. Plaud enfrenta a un número creciente de startups que apuestan a que su dispositivo personal de inteligencia artificial logre quedarse con una parte del mercado global de celulares, que mueve US$ 540.000 millones al año.
"En la próxima década, cada persona tendrá un dispositivo portátil de IA", afirmó Xu, quien aseguró que "será más popular que los teléfonos inteligentes".
Antes de meterse en el mundo de la inteligencia artificial, Xu se había graduado en la Universidad de Wuhan y tenía por delante una carrera aburrida, aunque respetable, en el sector bancario. Sin embargo, una clase sobre innovación lo inspiró a crear su propio negocio: un sitio web para ayudar a estudiantes chinos a elegir y postularse a universidades en el extranjero.
Tuvo una dosis rápida de realidad cuando su primera idea fracasó y agotó el dinero que sus padres habían guardado para que hiciera una maestría. La segunda y la tercera startup de Xu también terminaron mal, y recién consiguió algo de éxito como inversor de riesgo. En su primera experiencia en el fondo China Growth Capital, con sede en Pekín, Xu respaldó startups como el banco digital indonesio Akulaku, que hoy está valorado en US$ 2.000 millones. "Siempre buscaba maneras de estar a la vanguardia", dijo Wayne Shiong, cofundador de China Growth Capital. "Nathan es más un emprendedor de Silicon Valley que un emprendedor chino típico", agregó.
Para 2021, Xu ya tenía ganas de fundar otra startup. Durante largos viajes a Shenzhen, el corazón de la producción de electrónica y hardware en China, vio una oportunidad: las fábricas locales fabricaban una sorprendente variedad de bolígrafos, pulseras y colgantes con grabadoras inteligentes, mientras que las apps de transcripción de empresas como Google acumulaban miles de millones de descargas.

Sin embargo, fuera de China, los grabadores de voz seguían siendo un producto viejo, dominado por conglomerados de crecimiento lento como Sony, Olympus y Philips. Xu apostó a que un hardware sofisticado, combinado con herramientas basadas en inteligencia artificial, podría conectar con compradores internacionales.
Al principio, Xu se asoció con Charles Liu, dueño de una fábrica y con experiencia en la fabricación de tecnología wearable, como relojes inteligentes. Juntos crearon una pequeña grabadora controlada desde una app, llamada Izyrec, que se vendía como una herramienta para detectar infidelidades. El producto fue un éxito, pero con el lanzamiento de ChatGPT en 2022, ambos vieron una oportunidad mucho más grande y decidieron empezar de cero con una marca más limpia.
Así nació Plaud, y en 2023 lanzaron una campaña en Kickstarter para financiar el Note, un dispositivo de grabación del tamaño de una tarjeta de crédito que se podía adherir a la parte trasera de un celular. Lo diseñaron para personas de negocios aceleradas que iban de una reunión a otra.
Recibieron más de un millón de dólares en pedidos anticipados, a pesar de que el Plaud Note costaba el triple que su antecesor, Izyrec, y ofrecía prácticamente las mismas especificaciones técnicas. La diferencia clave fue que esta nueva versión venía acompañada de una app desarrollada con tecnología de ChatGPT, que transcribía y resumía las llamadas. Con eso, Xu y su cofundador dejaron de vender solo dispositivos. A través de la app, empezaron a ofrecer un servicio premium que brindaba transcripciones y resúmenes pensados para ahorrar tiempo. "Quería crear un negocio atractivo y el software le da una ventaja competitiva y sostenibilidad", explicó.
Se mantuvieron fieles al mercado internacional. La doble amenaza de los avanzados wearables con inteligencia artificial de Xiaomi y Huawei, sumada al ejército de fábricas imitadoras en Shenzhen, los convenció de concentrarse en las ventas fuera de China. "En China, la competencia será repentina y siempre habrá que competir duro en precio", afirmó Xu.
Cuando Xu advirtió que muchos de los usuarios más fieles de Plaud eran profesionales que necesitaban estar muy atentos en reuniones, como médicos, abogados y vendedores, comenzó a desarrollar plantillas específicas para situaciones comunes, como consultas con pacientes o llamadas de ventas. A principios de este año, Plaud compró una pequeña startup con sede en San Francisco que desarrollaba software para hospitales, con la intención de acelerar su llegada al sector de la salud. Esa adquisición les abrió la puerta a otro mercado en expansión, donde ya compiten startups multimillonarias como Abridge y gigantes como Nuance, una firma de Microsoft que desarrolla herramientas de transcripción con inteligencia artificial para médicos.
La semana pasada, Xu se reunió con periodistas y blogueros de tecnología en San Francisco para presentar el nuevo dispositivo de Plaud: una versión "pro" del Note, que ahora incluye una batería de mayor capacidad, más tiempo de grabación y una pequeña pantalla.
"Me gustaría estar en la portada del periódico por tener una gran oferta pública inicial, no por registrar todas las conversaciones de Estados Unidos con la tecnología china".
Dan Weirich, socio general, Carbide Ventures
Xu no viajó a Estados Unidos solo para el lanzamiento del nuevo producto. Abrió una oficina de Plaud en San Francisco en 2023 y ahora vive allí, junto a 20 integrantes del equipo de 200 personas que tiene la empresa. "Tenemos el mejor talento en Shenzhen para el diseño de hardware y los mejores ingenieros en San Francisco para el desarrollo de IA", afirma Xu. Sin embargo, ante la creciente tensión entre Washington D. C. y Pekín, insiste en que Plaud es una empresa estadounidense. Está registrada en Delaware y los datos de sus usuarios se almacenan de forma segura en centros de datos de Amazon en territorio estadounidense.
Dan Weirich, socio de Carbide Ventures en el Área de la Bahía, invirtió cerca de US$ 5 millones en Plaud a comienzos de este año y cree que la decisión de presentarse como empresa estadounidense fue acertada. "Me gustaría aparecer en la portada del periódico por tener una gran salida a bolsa, no por registrar todas las conversaciones de Estados Unidos con tecnología china", afirmó.
Más allá del conflicto geopolítico, la grabación encubierta de conversaciones con pequeños dispositivos portátiles plantea distintos desafíos legales y éticos. Algunos estados, como California, tienen leyes estrictas contra la grabación sin consentimiento. Aunque rara vez se aplican, estas normas pueden derivar en multas o penas de prisión.
Xu confía en que el foco de Plaud en reuniones de trabajo lo mantendrá lejos de conflictos legales o éticos. "Nos centraremos completamente en la productividad", aseguró. "Nosotros no nos metemos en la vida para nada", señaló.
Por su parte, Dan Siroker, cofundador de Limitless, una empresa que vende un dispositivo de inteligencia artificial diseñado para "aumentar" la memoria humana y que permanece siempre encendido, cree que estas preocupaciones están sobredimensionadas. Sostiene que el miedo a que todo se grabe desaparecerá con el tiempo. "Si recordás el primer smartphone, todos estaban paranoicos con la cámara. Era el fin de la privacidad", afirmó.
Muchos otros intentos en Silicon Valley también buscaron digitalizar por completo nuestras vidas. El tecnólogo Steve Mann usó una cámara portátil para publicar su vida online allá por 1994. Más tarde, en 2007, Justin Kan, uno de los cofundadores de Twitch, transmitió en vivo cada momento de su vida durante ocho meses. De ahí nació la idea del servicio de streaming de videojuegos. Los fanáticos de las gafas inteligentes de Google fueron objeto de burlas y llegaron a ser apodados como "agujeros de vidrio". Sin embargo, una década después, Meta se prepara para vender este año dos millones de pares de sus gafas de sol Ray-Ban con inteligencia artificial, que pueden grabar cientos de fotos y videos.
Entre las empresas que desarrollan herramientas de inteligencia artificial para tomar notas, Xu lleva la delantera, al menos por ahora. Su objetivo es fortalecer el balance de Plaud no solo para que más estadounidenses ocupen cargos directivos, sino también para reunir un fondo de reserva de US$ 500 millones. La meta suena ambiciosa, sobre todo si se tiene en cuenta que Fitbit, el fabricante de wearables que facturaba US$ 1.430 millones al año con su monitor de actividad física, fue comprado por Google en 2019 por solo US$ 2.100 millones. Hasta ahora, Xu solo consiguió pequeñas rondas de inversión de fondos como Carbide Ventures, de Weirich, y del inversor ángel Patrick Kavanagh, aunque la valoración de la empresa no fue revelada.
Aun así, cerca de la mitad de los ingresos de Plaud ya proviene de sus suscripciones anuales basadas en inteligencia artificial, y Xu está acelerando el desarrollo de nuevas herramientas orientadas a usuarios del mundo corporativo. Eso podría llevar a que la empresa alcance una valoración similar a la de Abridge, la startup de transcripción médica que fue valuada recientemente en US$ 5.300 millones. Sin embargo, Apple o Google podrían dejar atrás tanto a Plaud como a sus competidores con apenas una actualización de software o el lanzamiento de un nuevo dispositivo. De hecho, Apple ya incluyó discretamente transcripciones gratuitas de notas de voz en su actualización de Apple Intelligence, mientras que Zoom, Microsoft y startups como Granola también ofrecen herramientas para tomar notas.
Al menos un exempleado de Apple cree que Plaud terminará siendo otro callejón sin salida en la evolución digital, como ya ocurrió con dispositivos que quedaron en el olvido, como las grabadoras de TV Tivo. "Hay que analizar cada uno de estos dispositivos y preguntarse: '¿Son solo funciones o un producto?'", declaró Tony Fadell, uno de los creadores del iPod y fundador de Nest, empresa que fue adquirida por Google.
Xu apuesta a que serán Apple o Microsoft las que logren crear un dispositivo de inteligencia artificial realmente revolucionario, aunque cree que eso todavía puede tardar años. Mientras tanto, Plaud cuenta con una base fiel de oficinistas con buen poder adquisitivo, dispuestos a pagar por un micrófono y una batería extra que aseguren que ninguna llamada interrumpa sus grabaciones. Xu también tiene planes más ambiciosos, que no se limitan al diseño de nuevos dispositivos en forma de anillo o auricular. Su visión para Plaud va más allá: quiere que la empresa ayude a "amplificar la inteligencia humana". "Será un compañero de trabajo con IA, no solo una grabadora de voz", asegura.
*Con información de Forbes US.