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Un directorio no cambia la empresa. La empresa pasa de reaccionar ante los problemas a anticiparse con planificación. La gerencia comienza a preparar informes mensuales, diseñar escenarios trimestrales y ejecutar decisiones con base técnica. En menos de un año, los beneficios son visibles y sostenibles. La incorporación del directorio no interfiere con el control de la empresa; al contrario, fortalece su capacidad para escalar.

23 Julio de 2025 16.52

En Ambato, una empresa agroindustrial con ventas de USD 1,2 millones incorporó un directorio externo compuesto por tres profesionales independientes. En los doce meses siguientes, redujimos sus costos operativos en un 8%, fortalecimos su estructura financiera y accedió a un crédito de USD 400.000 con condiciones preferentes. Al final de año fue un 16% más rentable. La inversión se pagó sola. La mejora no requirió fusiones, cambios tecnológicos ni ampliaciones productivas. El único cambio fue establecer un espacio formal, técnico y regular para tomar decisiones estratégicas.

En Ecuador, más del 80% de las empresas medianas operan bajo esquemas de gestión cerrada. Las decisiones clave se concentran en el propietario, quien simultáneamente dirige la operación, define los presupuestos y traza la estrategia general. Esta concentración impide una evaluación objetiva de riesgos, debilita la planificación y reduce las posibilidades de acceder a financiamiento estructurado. 

El directorio externo representa una herramienta de alto impacto para revertir esta situación. En promedio requiere una inversión anual que se puede pagar con el flujo mensual. Esta cifra cubre reuniones periódicas con agenda definida, análisis de indicadores clave, revisión de metas, documentación formal y seguimiento ejecutivo. Estudios de Ernst & Young (2018), enfocados en economías emergentes, identifican que las empresas que implementan esta práctica alcanzan un incremento de rentabilidad promedio entre el 4% y el 7%, independientemente del sector o del tamaño.

El beneficio principal proviene de la calidad del proceso decisorio. Un directorio bien estructurado introduce orden, facilita el enfoque estratégico y obliga al equipo gerencial a operar con mayor disciplina. La presencia de expertos independientes permite comparar escenarios, establecer prioridades y anticiparse a crisis operativas. Además, genera confianza ante actores externos como entidades financieras, clientes institucionales o fondos de inversión (que exigen un gobierno corporativo serio), al formalizar la trazabilidad de las decisiones y demostrar capacidad organizacional.

En países como Colombia o Chile, más del 50% de las empresas medianas ya adoptan estructuras de gobernanza similares. Esta práctica se ha convertido en un factor determinante para acceder a nuevos mercados, consolidar procesos de expansión y gestionar sucesiones familiares sin pérdida de valor. En Ecuador, en cambio, la mayoría de empresas de este segmento mantiene estructuras informales, con baja documentación, poca previsión estratégica y limitada conexión con el sistema financiero.

Un directorio no cambia la empresa. La empresa pasa de reaccionar ante los problemas a anticiparse con planificación. La gerencia comienza a preparar informes mensuales, diseñar escenarios trimestrales y ejecutar decisiones con base técnica. En menos de un año, los beneficios son visibles y sostenibles. La incorporación del directorio no interfiere con el control de la empresa; al contrario, fortalece su capacidad para escalar.

El primer paso para avanzar hacia este modelo consiste en realizar una auditoría sencilla sobre las decisiones que han tenido consecuencias no deseadas. Luego se identifican las capacidades clave que no están cubiertas en el equipo actual. A partir de este diagnóstico, se definen los perfiles externos requeridos para acompañar la estrategia de manera objetiva. Cada empresa necesita adaptar el funcionamiento del directorio a su estructura. Una propuesta base incluye 10 a 12 reuniones al año, duración de dos horas, revisión de indicadores, sesiones de planificación financiera y análisis sectorial. Esta metodología se estructura bajo principios de confidencialidad, responsabilidad ejecutiva y entrega de resultados tangibles.

"La adopción de buenas prácticas de gobernanza es un diferenciador clave para acceder a capital y crecer con solidez."— IFC, Corporate Governance Progression Matrix, 2021

Replicar esta práctica de un buen gobierno corporativo a escala nacional puede convertirse en una de las estrategias más eficaces para profesionalizar el tejido empresarial del país. En un país que necesita empresas más sólidas, esta herramienta está al alcance de quienes deciden gobernar con visión de futuro. (O)

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