La costosa "entrevista" para Ecuador
Un país competitivo no debe responder solamente con indignaciones públicas, sino con tableros de control, con datos y con resultados auditables que blinden la reputación comercial y bajen el costo logístico.

Cada minuto extra de inspección y cada duda sobre un sello de seguridad se pagan en dólares por contenedor. Por eso, importa una "entrevista": cuando un líder extranjero sugiere ante audiencias globales que los puertos ecuatorianos son la vía dominante de la cocaína —y en la que el entrevistador evita repreguntar— no solo se erosiona la política, sino que se afecta la imagen comercial del país, encareciendo y dificultando la logística y el comercio.  Me refiero a la reciente "entrevista" de Rafael Correa a Nicolás Maduro en RT, la misma que no fue periodismo serio ni profundo. Fue un escenario político calculado, en el que se buscó sustituir datos por relato. Para bien o para mal, todo poder intentar instalar su narrativa. Pero, en este punto, el problema no es que un líder autoritario se defienda; es el formato que extiende la alfombra roja facilitada por el ex presidente Correa. Una entrevista sin contrastes ni repreguntas, no informa: maquilla y perjudica. La "entrevista" fue propaganda que pretendía victimizar al régimen madurista hacia afuera y cerrar filas hacia adentro, negar el "Cartel de los Soles" como si fuera un rumor y no expedientes, y transmitir la idea de una Venezuela libre de narcotráfico, culpando a terceros, incluso a Ecuador en los términos indicados (puertos inundados de tráfico de estupefacientes). 

No hay que desconocer que el Caribe sea hoy un tablero de disuasión, ni que la región viva una tensión. Tampoco se debe minimizar que Ecuador enfrenta un desafío serio en su cadena de contenedores. Pero los porcentajes lanzados sin verificación o los "exterminios" proclamados desde Miraflores, no resisten el examen mínimo de evidencia. El dardo lanzado por Maduro (con la anuencia de Correa) se clava en un importante activo del Ecuador, esto es en el nervio de la credibilidad de nuestro comercio exterior. En un mercado hipercompetitivo, la reputación no es intangible: es tarifa, tiempo, prima de seguro, espacio en las navieras y participación de mercado. Ese puede ser el costo real del espectáculo.

Pero, ¿por qué darle tanta importancia a una declaración de un gobernante venido a menos, tachado de dictador sino de tirano? La razón es simple, toda vez que su voz puede tener eco en mercados importantes para el Ecuador, como son Rusia y China principalmente.  Sin perjuicio, de que en los puertos marítimos del Ecuador existen mecanismos de tráfico de estupefacientes; consecuentemente puede ser una buena ocasión para mirar qué está pasando y qué se puede hacer para corregir. 

La reputación portuaria es un activo financiero. Funciona como cualquier prima de riesgo: ante un shock reputacional, los aseguradores pueden exigir más condiciones, las autoridades multiplicar inspecciones aleatorias y los operadores reducir cupos o priorizar rutas percibidas como más seguras. Lo que en televisión luce como narrativa, en la cadena de suministro se traduce en dólares y en pérdida de confiabilidad de los ETAs (tiempos estimados de arribo). Para entender la mecánica conviene comprender los términos. El rip‑on/rip‑off es la contaminación de contenedores legítimos en origen o en tránsito para extraer la carga ilícita en destino, clonando sellos con apoyo de insiders (personas que transmiten información clave).

Ecuador compite con productos para los cuales el tiempo es vital, por ende la incertidumbre es su enemigo: banano, flores, camarón, cacao fino, procesados. Una inspección adicional, una ventana de frío mal coordinada o un retraso de 24 a 48 horas por contenedor pueden afectar el valor o incumplir contratos. El daño no se limita al pago de un flete más caro; es, sobre todo, la erosión de la confiabilidad que en los negocios es fundamental. 

¿Mecanismos de solución? Transparencia operacional sistemática: por puerto, por semana. Si cada terminal reporta el porcentaje de contenedores escaneados, el tiempo medio de inspección, la tasa de sellos adulterados y las reincidencias por operador, el sistema genera un mensaje verificable para aseguradoras, navieras y clientes. Los tableros abiertos corrigen percepciones y, con ellos, caen las primas. Tiene sentido modernizar la cadena de custodia: sellos de alta seguridad y registro fotográfico, trazabilidad digital accesible para autoridades y aseguradores, auditorías independientes de escáneres y protocolos, y ejercicios de red team trimestrales en patios y muelles. La cooperación internacional debe moverse del "conteo de incautaciones" a la desarticulación de cadenas logísticas criminales, task forces (equipo operativo conjunto) Ecuador-Colombia-Perú-Europol.

Un país que mide, publica y corrige en tiempo real, envía una señal clara: aquí el operador honesto pierde menos tiempo. Y esa promesa es monetizable: mejores cupos, menores primas, decisiones de despacho que favorecen a quien garantiza ETAs confiables. Si, en cambio, la conversación se reduce solamente al performance televisivo, el sistema castiga a todos por igual, empezando por el pequeño exportador.

Un país competitivo no debe responder solamente con indignaciones públicas, sino con tableros de control, con datos y con resultados auditables que blinden la reputación comercial y bajen el costo logístico. 

Esa es la entrevista que Ecuador debe defender y conceder: una conversación seria con cifras, toda vez que, en logística como en el resto de la cadena del comercio exterior, la confiabilidad y la narrativa también cotizan. (O)