Mi autoestima no depende de nadie
Un efecto natural de encontrar nuestra Fortaleza Única e Inigualable es que nos convierte en personas más felices: lo que más nos gusta hacer está íntimamente conectado con nuestros dones naturales. Es como si el universo nos dejará una pista de lo que requerimos hacer para poder cumplir con nuestro propósito.

El ser humano adquiere dos obligaciones al nacer: descubrir su propósito y, una vez encontrado, alinear su vida conforme a él. Para descubrir su propósito puede usar varias técnicas como la milenaria japonesa del Ikigai. Para lo segundo necesita adquirir valores, entre los que están dos que son fundamentales: la honestidad y la autoestima. 

Un valor se adquiere siempre de forma individual y voluntaria. No depende del resto. Pensemos en el primer valor, el de la honestidad, por ejemplo. Uno puede ser honesto siempre, independientemente de si la otra parte posee o no este valor y de si desea engañarnos o no. Por supuesto que haríamos mal en relacionarnos con alguien que no comparte nuestro valor de la honestidad, sin embargo esto no tiene relación alguna con lo afirmado, el que los valores son obtenidos por el individuo conforme a su voluntad. Las relaciones entre personas de valores iguales son una externalidad, la rentabilidad que se gana de la inversión realizada en construir valores en nuestras vidas.

Me concentraré en el segundo valor, el de la autoestima, por ser menos habitual que el primero en nuestras conversaciones. Esto le deja a Ud, apreciado lector, la tarea y libertad para definir la honestidad conforme a su propia moral. De nada.

La autoestima es, en esencia, cómo nos vemos, apreciamos y valoramos en todos los aspectos que nos conforman. De ella depende nuestra capacidad para tomar decisiones basadas en lo que es mejor para nosotros, apalancar nuestro proceso de auto-creación, nuestra habilidad para establecer objetivos realistas y nuestra aptitud para aumentar la confianza en nosotros mismos. 

Para obtener este valor debemos descubrir un componente de nuestro propósito, un elemento al que llamo Fortaleza Única e Inigualable, y que se compone de un set de hábitos y comportamientos relacionados a nuestro talento natural, al que se nos entrega a todos los seres humanos al momento de nacer. El siguiente paso a este hito consiste en la  aceptación, apreciación y aplicación de esta Fortaleza Única e Inigualable en todo lo que hacemos. 

Un efecto natural de encontrar nuestra Fortaleza Única e Inigualable es que nos convierte en personas más felices: lo que más nos gusta hacer está íntimamente conectado con nuestros dones naturales. Es como si el universo nos dejará una pista de lo que requerimos hacer para poder cumplir con nuestro propósito y realizarnos como individuos: si haces algo que no te gusta hacer serás miserable, mientras que si haces algo que te gusta hacer obtendrás gozo y placer. 

Al encontrar nuestra Fortaleza Única e Inigualable adquirimos el entendimiento de que somos mediocres en casi todo y extraordinarios en casi nada. Tiene lógica. Los seres humanos somos animales gregarios que requieren del resto para poder operar y sobrevivir. Nuestro cerebro más grande nos otorga la ventaja de que podemos relacionarnos con más ejemplares de nuestra especie, a la par de imponernos limitaciones en nuestras habilidades. Otra forma de plantear esto es decir que el costo a pagar por nuestra habilidad para relacionarnos con otros humanos es convertirnos en seres incompetentes en mucho y geniales en poco. Mientras más grande nuestro cerebro más grande la muestra de personas con la que podemos interactuar y por lo tanto más grande la cantidad de talentos que podemos aprovechar. Es una paradoja que mientras más inteligentes somos, más incapacidades mostramos.

Dado que lo que nos concierne el día de hoy es el valor de la autoestima, conviene notar lo siguiente.

Cuando alguien nos juzga por algo que no hacemos bien, afectando nuestra autoestima, podemos juzgarle de vuelta y presumir que la persona no conoce su Fortaleza Única e Inigualable. Si la persona la conociera tendría la noción correcta de que si ella es incompetente en casi todo excepto en tres a cinco cosas, lo natural es que todos sean así, que muy posiblemente esta juzgando a la persona por sus debilidades al mismo tiempo que desconociendo sus fortalezas.

Si, visto desde el punto de vista contrario, estamos en la posición ventajosa de conocer nuestra Fortaleza Única e Inigualable y caemos en el viejo hábito de juzgar a las personas por que hacen mal algo que no nacieron para hacer, lo conveniente es dejar el espacio abierto, tener una política donde se le otorgue permiso a la otra persona para reclamar el derecho más importante que posee: el de ser feliz y para ello no puede hacer algo que desprecia hacer.

O recurrir a la lógica que nos recuerda que si le pedimos a alguien que actúe desde sus debilidades, en vez de sobre sus fortalezas, estaremos creando el ámbito propicio para que nos entregue algo subóptimo y condenando a la persona al fracaso.La única manera de aprovechar al máximo la capacidad de producción de otro individuo es identificando que conjunto de habilidades únicas posee y en las que agrega valor de manera inusual. Un siguiente paso es  aceptar, apreciar y permitirle aplicar su Fortaleza Única e Inigualable en todo lo que hace.

En el periodo de transición, y mientras la transformación no es del todo evidente, debemos ser disciplinados en seguir el proceso de liberación de todo lo que despreciamos hacer, que coincide a la perfección con todo lo que no nacimos para hacer. Debemos ignorar las críticas que hacen terceros cuando evalúan nuestro desempeño en una actividad para la que no tenemos ninguna fortaleza sino solo debilidades y recordarles que si nos piden hacer algo para lo que no tenemos talento obtendrán de nosotros un trabajo mediocre.

Más importante aún, nos impedirán obtener el valor de la autoestima, un valor indispensable para un ente obligado, desde que nace, a encontrar y cumplir su propósito. (O)