Forbes Ecuador
9 Julio de 2025 18.40

María Judith Rosales Andrade

El hilo rojo que tejió el destino de este Under 40

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Andrés Cornejo, gerente general de Cornejotex, lidera un negocio con más de 30 años de vida en el Ecuador. A sus 37 años es la nueva cara de esta empresa textil que produce cada mes 70.000 unidades de prendas e indumentaria. Sus principales clientes son las grandes tiendas departamentales del país.

La vida de Cornejotex comienza en el garaje del edificio donde vivían los abuelos de Andrés Cornejo. En 1993, su padre, Alberto, decidió poner fin a su carrera diplomática para volver a Ecuador, porque no quería que sus dos hijos pierdan sus raíces

Experimentó algunas opciones que no resultaron. "Un día le dijo a mi mamá: 'pongamos una microempresa de camisetas para turistas'. La inversión inicial no pasó de US$ 500 y vendían en Galápagos, Otavalo y Baños", cuenta Andrés.

Sentado en su oficina, con una vista panorámica a los valles de Quito, este joven empresario hace memoria. "Al principio hacían de todo: adquirían el producto, lo cortaban, tinturaban.... Recuerdo que de niño esperaba en el auto por horas. También les ayudaba a empaquetar, estampar, pero nunca, hasta ahora, toqué una máquina de coser, me dan terror", dice entre risas.

Graduado de ingeniero industrial en la Universidad San Francisco de Quito, con dos maestrías en Desarrollo de producto y en Procesos de producción, con varias certificaciones y una afinada pasión por la inteligencia artificial, Andrés tenía su destino aparentemente claro: trabajar para una multinacional.

Estuvo en Roche y cuando fue convocado por Citi, su padre le propuso que se una al negocio familiar. Sabía que iba a ganar menos, pero no lo pensó dos veces. Con orgullo afirma que lo que encontró no era una fábrica, sino un taller con historia y mucho corazón. A sus 37 años, representa la nueva cara del negocio familiar. 

Pasó de ayudar en operaciones y logística a liderar el área de planificación. Luego, dirigió el departamento comercial. Hace siete años se convirtió en gerente general. Su padre sigue activo en la empresa, pero ambos sabían que la transición generacional había que gestionarla con paciencia, no con velocidad.

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Andrés se describe como un ejecutivo con chispa para encender proyectos, un líder frío para decisiones empresariales y sentimental cuando toca cerrar capítulos.  "Soy super exigente conmigo mismo y con la gente que trabaja con nosotros. Estoy seguro de que para ser la mejor empresa tienes que trabajar con la mejor gente. Todas las semanas hacemos evaluaciones y nos ponemos metas que cumplir. Soy muy numérico, mido todas las áreas con KPIs. Todos saben que aquí se viene a crecer".

Esta compañía no solo produce y maquila ropa de moda, uniformes corporativos o para mascotas; también cuenta con 400 licencias internacionales. "Desde Snoopy, Dragon Ball, Toy Animation, Warner Brothers, hasta de estudios japoneses". Sus principales clientes son tiendas departamentales como Deprati, Etafashion y Grupo el Rosado. En 2018 las ventas de Cornejotex fueron por US$ 3,8 millones.

Durante la pandemia enfrentó su peor crisis: la facturación cayó a la mitad y la fábrica se cerró. "Ver llorar a mi madre por apagar las máquinas fue un duro golpe, era la primera vez que lo hacíamos en 30 años".

Tras esta experiencia Andrés entendió que había llegado el momento para la automatización. Como buen apasionado por la tecnología y la inteligencia artificial implementó un sistema ERP (Planificación de Recursos Empresariales), un software que integra las diferentes áreas de una empresa como finanzas, recursos humanos, ventas, contabilidad y cadena de suministros en una base de datos centralizados. "Hoy puedo manejar la operación desde mi laptop en cualquier parte del mundo. Si no evolucionas te quedas".

Andrés Cornejo de Cornejo Tex
Andrés Cornejo, en las instalaciones de Cornejotex. Fotos: Armando Prado. 

Esta firma textil cuenta con dos fábricas. La más nueva está en el sector de Pifo robotizada en su mayor parte. Produce 70.000 prendas mensuales, aunque cuenta con una capacidad instalada de 100.000 unidades al mes, con 150 colaboradores directos y 300 proveedores.

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Cornejo practica triatlón, aunque ahora está en pausa por una hernia en la espalda. Asiste al gimnasio porque el deporte es su escape mental para enfrentar el estrés. Tiene seis perros, pero Cafú, un border collie, es su mimado. "Me pone los pies en la tierra, siempre está conmigo, me enseña que la vida no es solo trabajar, sino disfrutarla", dice mientras nos muestra su foto que la tiene de fondo de pantalla en su celular. 

Los retos no son menores: los paros indígenas, la pandemia, la inseguridad y los cortes de energía fueron desafíos que se superaron. Ahora las ventas anuales están en US$ 4,5 millones.

Detrás de estas cifras existe una historia de perseverancia y resiliencia. "Hay que enfocarse al 100%, porque no puedes estar como un colibrí picando por todo lado. El que no se rinde llega". (I)

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