Forbes Ecuador
Ricardo Salguero
Negocios
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Pablo y Carlos Salguero, ecuatorianos radicados en EE.UU., pasaron de vender impresiones y módems a manejar una firma que gestiona más de US$ 100 millones en bienes raíces. A través de CS3 Investments compran propiedades multifamiliares clase A y su portafolio incluye más de 400 unidades.

15 Julio de 2025 04.09

Pablo Ricardo Salguero creció en Quito, en una casa donde el trabajo duro no era una opción, sino una norma. Su padre, nacido en Salcedo, nunca conoció a su progenitor y perdió a su madre a los cinco años. Lo crió una tía en un cuarto de empleada, donde le repetían constantemente que no llegaría a nada. Sin embargo, aprendió inglés, alemán y, sin terminar el colegio, levantó una de las imprentas más grandes de la capital: Screen Industria Gráfica, proveedor, en ese entonces, de todos los cheques del Banco Pichincha.

Compraba máquinas offset alemanas y estadounidenses, las restauraba y ofrecía una garantía inédita: si algún cliente quería devolver el artefacto, él lo recompraba al mismo precio. Nunca nadie lo hizo. Así levantó su negocio y les dio a sus hijos la mejor educación posible. Pablo y Carlos estudiaron en el Colegio Americano. 

A diferencia de nuestro entrevistado, su hermano mayor (con tres años) fue abanderado del pabellón nacional y el mejor graduado de la universidad. Pablo, en cambio, era rebelde. Cuando el colegio le negó la matrícula en sexto curso, su padre lo envió a EE.UU. Según Salguero, en una conversación con Forbes Ecuador, recuerda sus palabras: "si te quedas en Quito vas a terminar con criminales".

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Estos jóvenes estudiaron en el Colorado State University y trabajaron sin pausa. Su padre les brindó ayuda por un año y después debían valerse por sí mismos. ¡Y lo hicieron! El hermano mayor vendía servicios de imprenta desde Ecuador a universidades estadounidenses. Mientras que, Pablo acumulaba horas laborales en cualquier rol disponible.

En uno de esos veranos regresaron a Quito. Estaban tan acostumbrados a trabajar que, sin saberlo, fundaron su primera empresa: una revista de ciclismo llamada Acción MTB, que quebró por el feriado bancario de 1999, pero impulsó sus ganas de emprender. Después de terminar sus estudios, Carlos trabajó en HP y Pablo en Intel. Años más tarde, cuando la burbuja del "puntocom" estalló, ambos fueron despedidos. Eso los ayudó a retomar esa senda del emprendimiento. 

Primero, a través de eBay, vendían todo lo que podían comprar en subastas de empresas quebradas. "Adquirimos 100 servidores Dell en US$ 50 y los vendimos en US$ 3.000". Luego se mudaron a Amazon, se separaron y Carlos fundó en 2004 NetDirect Distribution en Denver, una empresa de logística especializada en comercio electrónico, que envía diariamente entre 4.000 y 5.000 paquetes. 

Por su parte, Pablo dio un gran salto con Kika Enterprises, un negocio especializado en módems y dispositivos de internet móvil, que en 2016 fue incluida en el ranking INC 5000 como "una de las empresas de más rápido crecimiento en EE.UU.". Su éxito llamó la atención de inversionistas y consultores, pero tras un intento fallido de convertirla en un empresa pública, Pablo lo perdió todo. "Tenía una compañía que vendía US$ 4 millones y la manejaba como una tienda de barrio. Me tocó firmar y salir en taxi. No sabía nada de educación financiera".

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Carlos, por su parte, siguió expandiendo su empresa de logística, pero se dio cuenta que el camino no era por el e-commerce. Se fue a Holanda a un evento de dos días que le costó US$ 60.000 y conoció a un empresario que necesitaba vender su marca. Él le dio una comisión de US$ 250.000 por su ayuda, que los utilizó para cofundar Dr. Emil Nutrition en 2018, un negocio de suplementos que nació con una inversión de US$ 500.000 y fue vendida por US$ 24 millones. Este empresario nunca paró y le dio una segunda oportunidad a su hermano menor.

Ricardo Salguero
Ricardo Salguero en las oficinas de Forbes Ecuador en Quito. Fotografías: Pavel Calahorrano. 

En 2020, los dos se centraron en CS3 Investments, una firma especializada en bienes raíces multifamiliares en EE.UU. Su modelo es el real estate syndication: encuentran viviendas nuevas (clase A), con potencial de generar altos ingresos por alquiler, las compran bajo un fideicomiso regulado por el SEC (Securities and Exchange Commission) y permiten que cualquier persona, con USD 25.000, se convierta en capitalista pasivo. El secreto es no vender la construcción vacía, sino como un negocio inmobiliario, con los apartamentos llenos de inquilinos. "The Reserve at Cool Springs, en Kentucky, se hubiera vendido inhabitada en US$ 18 millones, pero, como estaba llena, la compramos en US$ 47 millones".

El negocio funciona así: cada propiedad se estructura como una empresa independiente. El banco financia hasta el 60 % del valor, el 40 % restante lo levantan por medio de compradores de acciones del fideicomiso. Ellos reciben tres tipos de retorno: dividendos trimestrales entre 6 % y 10 %, devolución parcial o total de su inversión a partir del quinto año, tras una refinanciación; y una ganancia al vender el condomomio en el décimo año. "Así, quien pone US$ 25.000 puede convertirlos en US$ 75.000 en una década, sin mover un dedo. Es una buena manera de proteger y multiplicar tu dinero".

Estos ecuatorianos no solo compran bienes, también los optimizan. Cobran un arriendo adicional por servicios como: recolección de basura en la puerta, paneles solares o espacios para mascotas, lo que les ayuda a aumentar el valor de la edificación. Hasta ahora han adquirido US$ 80,8 millones en bienes multifamiliares y comerciales, con un valor actual estimado de US$ 110,75 millones. Operan más de 400 unidades residenciales, además de bodegas y espacios industriales. Entre sus activos se destacan: The Reserve at Cool Springs (216 unidades en Kentucky), The Gateway Village (56 residencias en Tennessee) y Legends at Armour Avenue (48 unidades en Georgia). 

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Pablo, a sus 45 años, dirige la parte de marketing y tecnología desde Quito. Según él, vive el "nuevo sueño americano": producir en EE.UU., pero residir en su país natal. Carlos, por otro lado, se encarga de las adquisiciones y las operaciones en territorio. 

Otra rama de su negocio es CS3 Training Innovations, donde capacitan a latinos para invertir o replicar su modelo. El primer año vendieron más de US$ 4 millones en coaching, con un programa de US$ 25.000. Su diferencial es la combinación de disciplina financiera gringa y viveza criolla. Han pagado US$ 2,3 millones en dividendos a sus capitalistas. Los arriendos cubren la deuda del banco desde el primer mes. Compran solo en zonas con alto crecimiento y en estados donde la ley protege al dueño. 

 Para terminar la entrevista, Salguero asegura que ellos mismos arriesgan su dinero: "tenemos carne en el asador. Yo quebré a los 40 años, no sabía cuidar mis ingresos y ahora tengo medio millón de dólares apostado en este modelo. Aprendimos que hacer plata no basta, hay que protegerla, multiplicarla y dejar algo como legado". (I)

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