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Para evitar que la salud mental de una persona resulte afectada por los problemas del bolsillo la educación financiera es clave. Y para que el ecuatoriano sea un alumno destacado en esta materia es fundamental que el tema se aborde desde la niñez y adolescencia.

18 Mayo de 2024 11.51

El estrés financiero es un tema serio. Puede causar ansiedad y depresión, desesperanza, vergüenza y sentimientos de inutilidad. Las personas que sufren esta condición viven más conflictos en sus relaciones personales e incluso protagonizan violencia doméstica. Y todos estos cambios pueden derivar en pensamientos suicidas o en el propio suicidio.

Existe evidencia que sugiere que las tasas de suicidio aumentan durante las crisis económicas. Un ejemplo es el crack financiero de 2008 y 2009, cuyo epicentro estuvo en el sector financiero de EE.UU. Esa coyuntura está asociada a un aumento de suicidios en varios países, en especial entre los hombres en edad laboral que sintieron en mayor grado los efectos del crack.

Hace pocas semanas, durante una entrevista, los voceros de una fintech ecuatoriana compartieron su visión sobre el tema. Ellos decían que el estrés financiero puede ser fulminante y que esto ocurre por el comportamiento de las personas, de nosotros los consumidores. “El sobreendeudamiento se da por un factor emocional, cuando lo adecuado sería que los números y las finanzas se manejen de manera técnica”, explicaban. 

Aquí llegamos a un concepto crucial: el sobreendeudamiento. Según el estudio 'La deuda de los ecuatorianos, ¿una carga difícil de llevar?', elaborado por la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo, la Universidad San Francisco de Quito y Equifax, “las personas a menudo se endeudan más allá de su capacidad de pago debido a una combinación de factores, los cuales son: sucesos de riesgo, psicológicos, factores relacionados con la oferta y demográficos. (…) En cuanto a los factores psicológicos, las ciencias del comportamiento afirman que el sobreendeudamiento se da por la imprudencia financiera de algunos individuos que actúan con impulsividad o con sesgos de confianza”.

El reporte, presentado en enero de este año, añade que en Ecuador, entre enero de 2019 y abril de 2023, cerca de un millón de nuevos clientes ingresaron al sistema crediticio formal, en el que se incorporaron mayormente mujeres, jóvenes y clientes de menores ingresos. Pero advierte que “se evidenció un aumento del consumo, muy por encima de la evolución de la producción, gracias al endeudamiento, el cual, en parte, es beneficioso pues permite a la población acceder a financiamiento para mejorar su calidad de vida y reactivar sus negocios, pero, por otro lado, enfrentan riesgos, ya que por la situación en la que se encuentra la economía y el mercado laboral debilitado, los individuos pueden verse en problemas para enfrentar sus cargas financieras, debido a que el aumento del gasto no estaría respaldado por la producción o por fuentes de ingresos suficientes y sostenibles”. Primera alerta de un posible estrés financiero.

La segunda bandera roja dice que “se evidencia que la población se está endeudando en plazos cada vez más largos y con montos más altos”. En este punto vale revisar los niveles de morosidad del sector financiero. Según datos de la Asobanca, entre abril de 2023 y abril de este año la morosidad en los bancos ecuatorianos pasó de 3,26 % a 3,61 %. Mientras tanto, en el sector de cooperativas se ve un mayor crecimiento de este indicador: la morosidad pasó de 5,98 % a 8,31 % entre marzo de 2023 y marzo pasado. Ojo con eso.

El estudio citado añade que el problema del endeudamiento es un trabajo en conjunto que se debe manejar entre el Estado, el sistema financiero y la población, pues ninguno de estos es ajeno a la realidad del país y no es un problema que pertenezca solo a uno de ellos.

Para evitar que la salud mental de una persona resulte afectada por los problemas del bolsillo la educación financiera es clave. Y para que el ecuatoriano sea un alumno destacado en esta materia es fundamental que el tema se aborde desde la niñez y adolescencia.

Imaginemos los efectos positivos de contar con clases permanentes de ahorro, consumo, endeudamiento, manejo de tarjetas de crédito y otros aspectos vinculados al dinero y sus efectos en la salud mental y física de las personas. Una linda tarea para escuelas, colegios, hogares, academia e instituciones financieras. (O)

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