Pet economy
Pedro Maldonado Ordóñez Editor
Pedro Maldonado Ordóñez Editor
Las mascotas que tenemos en casa son el eje central de un negocio que mueve miles de millones de dólares a escala global. No importa si es un perro de raza o uno adoptado, si es un gato que va y viene sin pedir permiso a nadie o si son hamsters, conejos o hasta patos y una que otra culebra, en serio.
Lo cierto es que el negocio de las mascotas, llamada pet economy por investigadores y centros académicos, no para de crecer. Según datos de Euromonitor, el mercado global del cuidado de mascotas alcanzó un valor de US$ 207.000 millones el año pasado, después de subir 5,9 % durante 2023. Las proyecciones a largo plazo aseguran que esta industria crecerá a un ritmo anual de 6 % y 7 % hasta 2030.
Si tienen dudas, hagan cálculo de cuanto destinan ustedes cada mes para los peludos de la casa. Primero está la comida, luego la guardería, los juguetes y seguimos contando los gastos para el Pekas y para la Chispita, para el Jack o para Simba. Son algunas decenas de dólares mensuales que se destinan para seguros médicos, psicólogos y para funerales exclusivos para animales.
A escala de Ecuador hay algunos datos que refuerzan lo dicho. Según datos del último censo poblacional realizado en 2022 por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), 7,6 millones de perros y gatos viven en más de tres millones de hogares ecuatorianos. De esa cifra, 5,2 millones son canes y 2,3 millones son felinos. Esto significa que en el país hay más mascotas que niños y adolescentes (5,2 millones de 0 a 17 años).
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Más números: en Guayaquil el número de animales de compañía superó los 800.000; en Quito la cifra llegó al millón y en Cuenca son cerca de 270.000.
Más allá de las cifras existe un debate constante sobre lo que algunos llaman la humanización de las mascotas. En esta conversación participan los que tienen y los que no tienen mascotas, cada uno con su punto de vista y sus fundamentos.
En lo que todos coincidimos es que más allá de los negocios que giran en la pet economy, las ciudades y sus habitantes crearon nuevos hábitos que ya se sienten en los espacios laborales y sociales. Bares, restaurantes, cafeterías, centros comerciales y más establecimientos conectan con la gente por medio del concepto pet friendly.
En Ecuador pasa algo parecido. Incluso las empresas flexibilizan sus normas para que sus colaboradores asistan a la oficina en compañía de sus mascotas. Estos hechos y muchos más confirman que el de las mascotas es un negocio cada vez más sólido y con actores que se multiplican de manera dinámica y sostenida. (O)